Mi historia

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Había estado bien en todo este tiempo. Pero tuvo que pasar lo del Covid-19 y sentí que mi vida se volvía a ensuciar. Realmente me gustaría ser como las demás personas, sin miedo a tocar algo, que mis manos no sangren cada vez que las lavo, el poder comer afuera. Creo que si no tuviera mi enfermedad, podría disfrutar mas de la cuarentena. Pero el solo ver que aun en la fase 2, la gente no lleva cubrebocas, guantes y gel antibacterial y estar a un lado de ellos, me dan ganas de vomitar y siento todo mi mundo moverse. No es como si en cuanto termine la cuarentena, voy a ser como todos, solo ya tendré mas confianza de salir y poder estar cerca de alguien mas.

Perdón si los asuste con mi pequeña introducción, mi nombre es Abraham Corona Camacho. Tengo 28 años y vivo solo en un pequeño apartamento en la CDMX. Soy hijo único y tengo una de las peores enfermedades mentales que alguien pueda experimentar. Tengo misofobia, osea miedo a los gérmenes y suciedad. Trabajo desde casa para una compañía de animación. Ellos entienden mi situación y saben que soy muy cumplido. Nunca he sido alguien de muchos amigos, ya que al momento que siento que invanden mi espacio me alejo o hago mala cara, eso molesta a varios. 

Se puede decir que mi historia no es del todo alegre, pero digo ¿cuál sí? Mi madre en un principio no quería tenerme, pero el aborto no era legal, así que opto por tenerme y en cuanto tuvo la oportunidad, me dejo solo con mi papá, yo tenia 5 años. Mi padre me cuido y supo al instante que era diferente. Me llevo al psicólogo y me diagnosticaron con TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) tirándole mas a la misofobia. Si me preguntan el por qué de mi enfermedad, no sabría decirles con exactitud, según mi psicólogo, por el abandono de mi madre, porque al ver que mi propia madre no me quería, me hizo sentir sucio, no querido y esa sensación es la que me quiero quitar cuando me lavo las manos y todo el cuerpo con fuerza con la que lo hago. 

Cuando salgo a la calle, siempre llevo guantes, de plástico en su mayoría, ya que una vez intente con los de tela y me di cuenta que no podía estar pagando el desperdicio de agua al lavar solo un par de guantes. Esos solo los ocupo para eventos especiales. Llevo siempre una sudadera blanca, no importa el calor que haga afuera y unos pantalones negros, con botas de charol negras. Y mi cubrebocas. Y si, esto era antes de la pandemia.

Pero no todo es malo. Tengo una amiga que me ha acompañado toda mi vida y hace el intento de entender por lo que paso. Su nombre es Rosa Martínez Ares. Nos conocimos en el jardín de niños, antes de que mi madre se fuera. No me acuerdo muy bien de esa época, pero de algo estoy seguro, era popular de niño. Cuando paso todo mi problema, mis "amigos" se alejaron, quedando solo Rosa. 

La cuarentena me ha obligado a llevar mi paranoia al máximo nivel. No salgo de mi casa. No abro ni ventanas ni puertas. Me la paso limpiando y me lavo las manos 5 veces al día como mínimo. 

Vida de un Misofobico en Tiempos de CrisisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora