Capítulo 68 _______

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Sentí a Harry sacudirse con una pequeña risa a mi lado. Bish y Jen estaban meneando sus cabezas mientras reposaban en la cama.

Y luego me golpeó.

—¡Ah! ¡Papá! —Tomé mi celular, justo cuando Bish trataba de entender de qué hablaba.

Respondió adormilado. —¿Sí?

—Lo siento. Sé qué estabas durmiendo, pero ¿Cómo estás?

—Estoy bien _______. ¿Sucede algo?

—¿No estás en abstinencia?

Una larga pausa. —No. —Unos pocos susurros—. ¿De qué se trata?

—Pero —eso no tenía sentido—, ¿no comiste el desayuno que el servicio de habitación te llevó el otro día?

—No, ya habíamos ordenado algo más temprano. Lo devolvimos. ¿De qué se trata, _______?

Suspiré. —Nada. Estamos bien. Sólo quería asegurarme que habían llegado bien.

—Lo hicimos, sólo estamos cansados. Fue un vuelo largo. ¿Estas segura de que estás bien?

—Sí. Estoy bien —mentí. Miré a Bish—. Todos están bien.

—Muy bien Bueno, me iré de vuelta a la cama entonces. —Se rió un poco—. Buenas noches. Te amo.

—Te amo papá.

Colgó y me sentí aliviada. Al menos papá estaba seguro.

Lo último que recordaba antes de dormirme era a Harry acostándome y pidiéndole una sábana de Bish antes de venir y escurrirse a mi lado en el pequeño sofá. Luego la mañana entró por la ventana y recordé con perfecta calidad lo que se sentía estar en una seria abstinencia. Me moví y presioné la cara contra su cuello, rogándole a mi cuerpo que aceptara su toque.

No lo hizo.

Sus dedos tomaron mi camisa y me acercó antes de abrir los ojos y darse cuenta de lo que sucedía. Su aliento salió y gruñó.

—Infiernos Santo infierno.

Se sentó y me ayudó a sentarme también. Me presionó contra él con desesperación y susurró—: Quizá debería haber mutualizado contigo anoche. Ahora parece que no podré tener nunca la oportunidad, y eso es ridículo.

—No —lo regañé con suavidad—. Vamos a hacer todo juntos —le prometí—. Todo. —Un pequeño niño en mis brazos llamado Rodney vino a mi memoria y cerré los ojos para mantener el recuerdo seguro en mi mente. Harry se me unió y tan sólo nos sentamos, pensando en todas las cosas que queríamos tener algún día, todas las cosas que las visiones nos habían prometido. Liam me dijo una vez que el destino era una perra entrometida. En este caso, rezaba para que se equivocara.

Permanecimos de esa forma prácticamente todo el día. No podíamos comer, no podíamos dormir, apenas podíamos caminar. Bish y Jen no se habían movido de su lugar en la cama y el colchón de Liam y Lynne en el suelo había estado ocupado desde entonces también. Todos tratamos de no ser molestos con lo de los gemidos y gruñidos, pero era algo difícil concentrarse en algo más que eso.

Y la peor parte era que no había final a la vista. Y no había nada de Zayn tampoco. Aún no teníamos idea de lo que estaba haciendo o esperando. Más tarde, casi al atardecer, todo comenzó a ser demasiado.

Bish y Jen se embarcaron de nuevo en una pelea sobre que esto fuera culpa de él. No había manera de hacerla sentir mejor, así que se levantó con piernas temblorosas y básicamente salió por la puerta trasera. Él la siguió lentamente, sintiendo lástima por sí mismo.

Traté de no pensar en nada de eso. Tenía que enfocarme. Tenía que descubrir el juego que Zayn estaba jugando.

Harry salió para comprobar a Jen cuando no regresaron después de alrededor de veinte minutos. Escuché el pensamiento de pánico de Harry justo antes de no escuchar nada. Era como si su cerebro se hubiera apagado. Me puse de pie y me sostuve al brazo de la silla para mantener la estabilidad antes de dirigirme a la puerta trasera para encontrarlo.

El sol lucía hermoso mientras se sumergía en el agua y dejaba la arena con un brillo anaranjado. —¿Harry? —llamé, y no obtuve nada. El viento azotaba. Mi espada dolía tanto, y me debatí en sólo encorvarme en donde me hallaba, pero Harry no respondía a mi llamado o al latido de mi corazón, que se estaba enloqueciendo.

Algo iba mal.

—¡Harry! —llamé más fonéticamente y escuché la oscura risa mientras me giraba. Jadeé en completo horror cuando vi a Zayn arriba, en la playa, de pie sobre Harry con un bate de béisbol. Incluso desde esta distancia podía ver su sonrisa maligna. Me hizo señas para que me acercara.

¿Qué podía hacer si no ir? Así que, eso fue lo que hice.

Harry se encontraba vivo, lo sabía, pero verlo de esa forma en la arena hería mi corazón. Quería que se pusiera de pie y le rompiera todos los dientes a Zayn. Eso era lo que habría hecho si estuviera consciente. Y odiaba el hecho de que Harry se culparía a sí mismo por lo que fuera que estuviese a punto de suceder.

Atando Cabos (Harry Styles y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora