13. Mejores Amigos

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—Gracias—dije cerrando la puerta del taxi, preparada para la odisea que pasaría cuando Jack se enterara que había incendiado su casa.

No tenía fuerzas para aguantar otro problema, el día fue muy cansador, empezando por las aburridas clases de esta mañana, el "incidente", mi brazo roto, Marco trayéndome a casa, La señora con problemas sentimentales del puesto de tacos, Tom y la tipa que le buscaba lo que había comido con la lengua, Cat y el fastidioso partido.

Una vez que el partido acabó, y de muchos suspiros y aplausos, llegamos a la casa/mansión, todos cayeron rendidos a sus camas, Matt se dio un baño (gracias a Dios), y luego de prometer y jurar que yo era su único amor, logró dormirse. Bob me agradeció por haber cumplido sus "anhelaciones". Elena no paraba de saltar de sillón en sillón, (si, fue mala idea darle azúcar, en especial cuando sus hermanos me contaron que casi nunca consumían cosas dulces y que todo lo que comían eran cosas light) pero después de decirle que un unicornio muere si las "princesas" no se duermen, dejó de brincar y durmió con ganas, y finalmente Cat... Cat fue a la habitación que le asignaron y durmió.

Abrí la puerta lentamente y para mí sorpresa todo estaba siniestramente impecable, desde el jarrón con flores en la barra de la cocina, hasta el bien planchado delantal rosa de Jack colgado al lado de la nevera. Aún había un toque de olor a quemado en el ambiente y un escaso rastro de cenizas en el piso.

En parte esto también era culpa de Jack; el me dejó sabiendo que yo no sabía cocinar y que tenía demasiada mala suerte.

Con miedo empecé a subir las escaleras. Miedo porque solo había visto una vez a Jack realmente furioso, ese día aún no éramos amigos tan íntimos. Estábamos pasando clase de religión cuando tocaron el tema de la homosexualidad, ya toda la escuela y parte del plantel docente sabía de las preferencias sexuales de mi amigo. Claro que aún habían chicos con pensamientos retrógrados que no lo aceptaban.

Recuerdo que la clase comenzó con las típicas palabras clérigas del maestro:

»—Hoy vamos a hablar de un tema que está causando mucha controversia en el mundo, ha hecho que perdamos las buenas costumbres y vaya en contra de la Iglesia: la Homosexualidad y el lesbianismo—pronunció las palabras enfatizando cada sílaba.

Todos giraron expectantes hacia Jack, quien veía atentamente al maestro, sin un ápice de odio o rencor en su mirada.

—Maestro—habló uno de los chicos del fondo—, creo que debería sacar a Jack Adler de la clase, podría ofenderse o salir llorando como mariquita.

El salón quedó en completo silencio, el maestro no intervino en la provocación, tampoco quiso dar más alargue y prosiguió su clase hablando incoherencias. Sentía mi sangre arder cada vez que que elevaba la voz para decir que las personas homosexuales no merecían el amor de Dios y que iban en contra de las sagradas palabras.

Guardé mis cosas lentamente cuando la clase terminó, esperando a ver qué pasaba. Jack era un chico grande y fornido, recuerdo que solía levantarse su blusa para limpiarse el sudor de la frente dejando su marcado abdomen a la vista en las clases de educación física, nuestras compañeras y chicas de otros cursos se le acercaban mucho sin recibir nada de él.

Jack sólo tenía el apoyo de su madre y todo el mundo le juzgaba, siempre pegaban notas en su casillero y le hacían bullying el los pasillos, para ese punto, ya estaba harto de toda la mierda que pasaba y decidió vengarse con el chico

El muchacho que le molestaba se acercó para darle un empujón que desestabilizó a Jack, pero se recompuso de inmediato y le dio un golpe limpio en la mejilla, dejándolo con sangre en la cara, este cayó justo a mis pies y yo no dudé en pisar su mano hasta que chilló y me llamó perra. Jack y yo salimos corriendo del salón antes de que cayéramos en dirección unos momentos después.»

Del Amor a la Fama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora