Capítulo 18: Desesperación

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El Santuario, Grecia

Sofía se encontraba a las puertas del Templo de Atenea. No tenía permiso para entrar, así que esperaba fuera a que saliesen Sísifo y los demás. Se mordió el labio nerviosa, quería saber que era lo que ahí se estaba hablando.

Al fin los cuatro Orbes se encontraban ahí, pero todavía el dios Seth no había hecho acto de presencia, motivo que turbaba al Patriarca y demás caballeros. Aquella reunión trataba de esclarecer cuales iban a ser los siguientes pasos a seguir.

Ella dudaba si contar a Sísifo lo que sabía o no. El día que Aspros y ella regresaron de Busiris, él la interrogó hasta que ella le contó todo a grandes rasgos. Omitió las torturas sufridas por Seth y el hecho de que su padre había sido un espectro de Hades. Ahora Aspros era el único que sabía junto con ella los planes de Seth. Ella le había rogado que no dijese nada pero él se había ido sin decir palabra.

Las puertas del Templo se abrieron y empezaron a salir los caballeros. Asmita se acercó a ella y le cogió de la mano para llevarla aparte. Ella se tensó y sintió una fuerte angustia en el pecho. «¿Había contado Aspros lo que sabía? Ocultar ese tipo de información podía considerarse traición hacia el Santuario». Asmita percibió la agitación de su amiga.

-Sofía, ¿te gustaría acompañarme a dar un paseo? -Sofía no quería, quería ir a buscar a Aspros para hablar con él. Estaba tan angustiada que empezó a temblar de nervios. Asmita la rodeó con sus brazos y la atrajo contra él para calmarla.

Aspros pasó junto a ellos, sin mirarles. Sofía temió lo peor, Aspros había hablado. Las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas. Comprendió porqué Asmita estaba junto a ella. A partir de ahora él iba a ser su juez y verdugo.

Sísifo salió acompañando a Atenea, ella iba colgada del brazo de Sísifo y sonreía dulcemente. Al pasar junto a ellos, la mirada de Sísifo le destrozó el alma, estaba cargada de decepción y resentimiento. Aquel dolor fue el peor de todos los que había sentido hasta el momento. Cayó de rodillas tapándose la cara para ocultar sus lágrimas.

Sintió una mano acariciándole el cabello, al levantar la vista vio a Shion. No conocía muy bien al Caballero de Aries, pero siempre se había sentido segura en su presencia.

Asmita y Shion escoltaron a Sofía hasta la Casa del Patriarca ante la mirada del resto de los caballeros.

Hakurei de Altar con tristeza, posando su mano sobre ella selló su cosmo y le retiró la Armadura de Águila.

El Patriarca le explicó que no era una prisionera ni una traidora. Simplemente tomaban precauciones. Entendían que ella pertenecía a Seth y éste vendría a por su Reina tarde o temprano. A partir de ahora siempre iría acompañada de un Santo de Oro ahí dónde fuese.

***

Horas más tarde se encontraba en su nueva habitación. Ahora viviría en la Casa del Patriarca. Sofía se rió de la ironía, ahora podía estar mucho más cerca de los Orbes.

Podía oír las voces de Asmita y Shion al otro lado de la puerta. Suspirando, cogió una túnica limpia, iba a ir a disfrutar del baño del Patriarca. Todos los caballeros habían bromeado sobre lo bien equipada que estaba la Casa del Patriarca. Ya que tenía que estar ahí, porque no disfrutarlo.

Abrió la puerta y los dos caballeros se giraron hacia ella. -Voy a ir a darme un baño. ¿Venís?- Shion se sonrojó y dijo que tenía cosas que hacer. Sofía se rió entre dientes y Shion la miró poniéndo los ojos en blanco. Ella cogió de la mano a Asmita y lo guió hasta el baño. Aquello más que un baño era una piscina enorme. Asmita se apoyó en una de las columnas mientras Sofía se desvestía y entraba al agua. -¿No quieres darte un baño? - Sofía se rió alegremente mientras salpicaba a Asmita. Ella se apoyó en el borde y observó a Asmita. Sentía lástima por su ceguera. Ella sabía que podía ayudarle pero no sé atrevía a ofrecérselo.

Más allá del tiempo [Saint Seiya: TLC] [FINALIZADO] #FL2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora