𝕽𝖆𝖎𝖓 ♛ JJK¹

20. el agua salada

Jungkook era en realidad un pez pesado, quitarle la chaqueta, la camisa con mil botones y el cinturón era un trabajo difícil, pero logré hacerlo en cuestión de minutos. El recobraba la razón solo para murmurar cosas o ayudarme a llevarlo al baño donde cayó en la bañera como un peso muerto.

— Se que esta agua no funcionará, pero al menos te aliviará por un momento... — susurre inclinándome sobre la manija de la llave y agua cayó sobre él cómo lluvia. — por favor, mantente despierto. Pronto vendrá la ayuda.

— N-no... dejes que-

— ¡No dejare que nadie entre, pero cálmate por el amor a Dios!

Me arrodillé frente la bañera y empecé a acariciar su cabeza, Jungkook, un chico que siempre tenía la temperatura corporal más alta que cualquier ser vivo, ahora estaba helado como la nieve. Su piel brillante lucía un poco pálida y respiraba con dificultad.

Sentía el pánico pasar por mi mente y mi corazón no dejaba de llorar.

— Han... Hanie...

— Shh, estoy aquí, no me iré. Lo siento. Lo siento por no hacer mucho.

— N-no digas... e-eso.

Yo negué con la cabeza mientras intentaba secar mis lagrimas con los bordes de mi hoodie y remangué las mangas para pasar mi mano por su espalda desnuda. El seguía diciendo cosas extrañas, pero yo intentaba seguir con mis caricias.

— No me abandones ahora... por favor. — susurre.

Sus ojos buscaron los míos y sentí mi corazón quebrarse, como si mi mente se inundara de escenarios donde Jungkook ya no está en mi vida.

Donde soy abandonada otra vez.

— Señorita Kim, el príncipe del Han está aquí.

La voz del guardia me sacó del sueño y yo corrí a la puerta, la abrí un poco para ver su rostro en una mueca.

— ¿Como esta? Por tu rostro puedo ver que no muy bien...

— ¿Trajiste lo que pedí? — pregunté viendo a su alrededor.

— Después dile que me agradezca por tener contenedores con agua marina...

Intentó entrar, pero yo lo sostuve del hombro y los guardias en segundos le hacían frente.

— No puedes pasar, solo dame lo que trajiste, por favor.

— Agh, los peces gordos de mar y sus costumbres de mierda. — puso sus ojos en blanco y me dio dos grandes cilindros. Yo los tomé con dificultad rechazando la ayuda de los guardias. — hablamos de esto después. Dale besos en el trasero de mi parte.

Sin más se fue por el pasillo silbando y yo entre arrastrando los tanques hasta el baño.

Agradecía que fuera de gran tamaño.

— ¿Dónde mierda estabas?

Los ojos de Jungkook me atravesaban como metralletas.

— No me mires así, luces terrorífico. — susurre mientras abría los contenedores y abría uno con dificultad en la bañera. — hubiera sido mejor si me dijeras con anticipación que eres como una de esas sirenas que necesitan el agua de mar.

El soltó un sonido de satisfacción cuando estaba medio llena y me apresure por llenar toda la bañera.

— Gracias...

— No me agradezcas. Me has dado el susto de mi vida.

Cansada por el esfuerzo caí frente a él y sequé mi sudor con una toalla mientras mi corazón alcanzaba su ritmo normal de a poco.