Mientras se acercaban más a la puerta, Severus notó que el niño empezaba a temblar levemente, mandando de vez en cuando una mirada hacia sí y retorcía la tela de sus mangas en sus pequeñas manos. ¿Tendría frío? Debería llevar más ropa, a penas estaban iniciando enero, ¿olvidó el abrigo? Con disimulo, agitó la varita y le lanzó un hechizo calentador, no era el mejor en esas cosas, pero evitaría una hipotermia al niño descuidado. Cuando volvió a esconder la varita, vió su pequeña sonrisa y Harry se puso de puntillas sobre la alfombra para tocar el timbre.
Tiempo después se abrió de forma abrupta y la cara de una mujer furiosa apareció.
— Te dije que debías… ¿Snape? — palideció dando pasos atrás aturdida e intentó cerrar la puerta con las manos temblorosas, parecía que recordaba su último encuentro, cuando la maldijo por arruinar la boda de Lily. Se fijo en la nerviosa mujer y casi se rió.
Los años pasaron por sobre Petunia Evans como una manada de hipogrifos. Cualquier parecido con su hermana menor había desaparecido, la mujer que le devolvía la mirada aterrorizada tenía la cara con demasiadas arrugas para alguien que aún no cumplía ni los treinta, el cabello rubio había perdido las ondas y el brillo que en antaño tanto la enorgullecían, su cara parecía haber sido alargada, al igual que su cuello, y con las profundas ojeras debajo de sus ojos. Quizá podría pensar que su evidente dejadez era producto de la pena por haber perdido a sus padres y simultáneamente a su hermana cinco años atrás.
— Tuney — el tono burlón en su voz al pronunciar tal apodo hizo que sus ojos como cuentas se entrecerrasen rabiosos durante un instante, pero desapareció al ver la mueca del Maestro de Pociones —. Olvidaste todos tus perfectos modales, supongo, ¿quieres que tengamos la conversación que sabes que vamos a tener en la puerta? ¿Qué te oigan tus vecinos?
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Petunia para diversión de Severus, con rigidez abrió la puerta para ellos, esperó a que pasasen para asomarse por la puerta y ver si alguno de los habitantes de Privet Drive estaba mirando en dirección a la casa. Sus pasos algo más decididos la llevaron a la salita e iba a gritarle al chico por sentarse con sus sucias prendas en el sofá nuevo y reluciente, una mirada de ojos negros bastó para que se atragantara con sus palabras y se dejara caer con poca gracia en el sillón. Se sentía como una intrusa en su propio cuerpo, ¡no podía quejarse porque ese fenómeno volvería a usar eso!
— ¿Qué quieres? — murmuró intentando no mirar a Snape, ni al chico, sus ojos volaban de la ventana a la alfombra, Severus supuso que recordaba lo doloroso que podía ser que entraran en su mente — Ya no está la condenada, no…
Un sonido despectivo salió de la garganta del profesor antes de que pudiese evitarlo.
— Lily no es la razón de mi visita. Es Harry — remarcó el nombre poniendo la mano sobre los hombros finos del infante —. Ahora mírame, para que podamos acabar con esto cuanto antes.
Cuando sus ojos conectaron, se sumergió en su mente con rapidez, ignorando los pensamientos más recientes que estaban llenos de insultos hacia su persona.
Vió la mañana en la que encontraron al niño en su puerta, envuelto en una manta con una carta de Dumbledore. Ese viejo estaba definitivamente fuera de sus cabales, ¿dejó a un niño de poco más de un año en el umbral de la puerta el primero de diciembre? ¿Sólo explicando qué era en una estúpida carta? ¿Cómo esperaba que el niño comprendiese? ¿Qué sus guardianes entendiesen?
La infancia del menor de los Potter se veía deprimente, durmiendo en un armario, comiendo poco o nada y sin un miserable juguete durante toda su vida allí. ¡Hasta su padre le había hecho regalos! Habían sido para disculparse de sus golpes cuando volvía a estar sobrio, pero a Harry nada. Solo recibía insultos y golpes.
Al salir de su mente, gruñó, no quería ver nada más.
— Desmaius — susurró tras apuntarla con su varita, necesitaba pensar durante un momento, sólo había pensado en ir a echar un vistazo, llevarse al niño una tarde y seguir con su vida, pero ahora estaba atrapado junto a un niño abusado. Miró a Harry con una pequeña sonrisa que no sintió en absoluto —. Parece que tu tía se ha sentido indispuesta. Voy a utilizar el teléfono para pedir ayuda, no te muevas, ¿bien?
Vió los ojos verdes brillando con curiosidad, pero como pasó antes, no comentó nada y asintió, ahora tenía sentido, el “no hagas preguntas” de los Dursley se repetía en su mente. Incluso los elfos domésticos tenían más libertad que Harry Potter. Agitando la cabeza alejó los pensamientos, necesitaba tener la mente clara para lo que haría a continuación. Agradeció haber crecido en el mundo Muggle, saber usar el teléfono y el número de emergencias.
Contó a la operadora una versión distorsionada de los hechos, con gran pesar en su corazón al decir que era un primo lejano de James Potter (casi lo arruina por sus ganas de arrancar el teléfono de su soporte por la simple idea), pidió tanto una ambulancia como una patrulla de policías.
— Potter debe estar revolcándose en su tumba ante la idea de que el que más odiaba, sea la única esperanza de su hijo — soltó una risa profunda y fue a la cocina a tomar algo que darle al niño y volvió con él, le importaba muy poco meterse en la vida de esos asquerosos muggles, habían maltratado a un niño, a su propio sobrino. Colocó las galletas frente al sorprendido Harry —. Come, necesitarás mucha energía para hoy.
Buscó en sus bolsillos la ampolla de Felix Felicis y la bebió de un trago. Jodida mierda, necesitaba que saliera como él quería.
***
Tom Marvolo Riddle, el temido Lord Voldemort, quién provocaba que más de la mitad del mundo mágico se meara en los pantalones solo por su seudónimo, el señor Oscuro más grande de todos los tiempos, estaba sorprendido. No podía entender cómo habían llegado a tal situación. Parecía que el mundo giraba para complacerlo, todos sus planes estaban funcionando tan bien que parecía irreal.
Todo empezaba con Andrómeda Tonks, antes Black. Estaba tan resentida con el lado de la supuesta luz por arrebatarle al hombre que amaba y por dejar a su hija huérfana de padre, estaba tan amargada porque Dumbledore había prometido protección y esos mismos protectores habían destruido su hogar.
Consecuencia, Voldemort conseguía una seguidora que parecía odiar a Dumbledore tanto como él y una metamorfomaga extremadamente útil.
Por seguir con los Black, Regulus había descubierto que su hermano no había tenido un juicio, solo lo arrojaron a Azkaban y dijeron que atraparon a la mano derecha de Lord Voldemort. ¡Ja! ¡Como si alguna vez hubiera tenido a ese muchacho entre sus tropas! Estaba seguro de que conseguiría traerlo a su lado, recordaba que había sido Sobresaliente en la Academia de Aurores. Y era amigo de ese hombre lobo, ya era hora de alejarse de Greyback.
Rita e Igor hicieron un trabajo tan asombroso que hasta el director de Hogwarts pensaba que estaba en Nueva Zelanda reclutando magos. Sabía que el poder de la prensa era asombrosa. Qué suerte haber encontrado a una mujer que había estado tan emocionada en escribir novelas de ficción que informar realmente al mundo mágico. Y Karkaroff, tan hábil engañando a las autoridades, haciendo que creyese que habían encontrado al que traicionó a todos los Mortífagos, como si él, Tom, no hubiera tomado precauciones antes de marcarlos. No era sólo tinta.
Lucius había logrado que Fudge, un viejo chapucero se presentase a las elecciones, tan manipulable, tan perfecto.
¡Y la cereza del pastel! ¡Severus consiguió al niño! ¡Tras montones de papeles y demandas ante los deficientes guardianes de Potter, consiguió la custodia proclamándose primo lejano! Tan extraordinario, oh, Salazar Slytherin.
Aunque no lograsen entender cómo sobrevivió algún día, estaba completamente seguro de que tener al Salvador del Mundo Mágico del lado Tenebroso sólo podría beneficiarlos, después de todo, tenía fama, por quedar huérfano, y entre comillas, matar al Lord Oscuro. Montones de jóvenes magos y brujas estaban creciendo admirando a Harry Potter, ellos crecerán y estarán encantados en seguir a aquel que es aún más heroico que cualquier mago de la historia moderna.
Ya podían entregarle una corona, porque el reinado de Lord Voldemort y la oscuridad se acercaba, oh, Bendito sea Merlín.Me salió demasiado corto, pero uhm. Quiero terminar toda la mierda de los tíos de Harry:(
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Ojitos de Ciervo » severitus.
Fanfiction«No hay negros, blancos o grises, sólo personas y las personas fallan, mienten y vuelven a empezar.» O donde Severus Snape está muy sorprendido de ver a un pequeño Harry Potter escapar entre lágrimas de un montón de bravucones enormes. » Es un...