Capítulo 4 Crónicas de su fantasía no vivida

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Mientras estaba plantando comencé a tararear "nevereverland" de Nano, sinceramente no se me daba muy bien cantar, al menos eso pensaba yo, mi voz era demasiado suave para mi gusto y por momentos temblaba debido a mi habitual miedo a... bueno, a todo y todos.

Luego de que entrara el fundador del club de jardinería, un chico de aparentes 19, de cabello rubio y ojos avellana, bajito para ser un chico (pero alto por tres centímetros, para mí) me ignorara y se sentara en una de las mesas de hierro de color blanco de la hermosa "selva" de cristal me sentí un poco asombrada, no parecía notarme, pero ese silencio me resultaba cómodo, alguien que sin decir nada me reconfortaba, no se burlaba de mi ni me miraba de mala manera... eso hacía que el poco temor que había acumulado hoy por las burlas y la tensión de la persecución hasta los baños desapareciera.

De mi boca escapó un suspiro demasiado notorio y el chico al escucharlo dejó su mundo y me miró, ¡esos ojos no eran normales! Parecían contradecirse el color y lo que expresaban, ¿cómo una mirada tan fría y seria podía ser dada por unos orbes de un color tan cálido como ése?

Era un misterio.

Yo un poco avergonzada traté de apartar mi mirada, mas me fue imposible, estuvimos así unos segundos hasta que mi celular comenzó a sonar con el tema de "Aimai Elegy" él desvió su mirada y volvió a sumergirse en su lectura. Yo miré la pantalla agradecida y vi que era la alarma para ir al club de literatura, saqué las llaves, abrí el casillero, tomé mis cosas y salí del vivero, una vez fuera, me frené y miré por el rabillo del ojo a aquel extraño chico, éste me devolvió la mirada y yo sonrojada salí corriendo hacia el interior del edificio, llegue al aula 6-B y me senté enfrente de todo, al lado de la ventana, saqué mis cuadernos y comencé a escribir,poesía, era lo que más me estaba atrayendo por lo cual pensé en consultar por algún libro a la reciente ex-alumna Amelie Viborg, su club estaba desde que yo entré a la secundaria, y el año pasado había terminado su estancia en la Blue Roses High School, ese es el nombre de mi secundaria, ¿raro verdad? Pero así se llamaba el primer director y fundador.

El aula se comenzó a llenar de la misma gente de siempre, pocos chicos, algunos por la mujeres, otros por verdadero gusto y chicas, algunas como yo y otras queriendo parecer lo que no eran.

Cuando llegó Amelie la mayoría saludó de manera informal, yo y poca gente más se levantó y volvió a sentarse, entonces comenzaron a hablar de todo, películas de libros, historias cortas, concursos de poesía y sitios para leer y ser conocidos.

Yo prestaba atención, sin hablar, mientras escribía en mi cuaderno, hasta que una mano se posó en mi banco y me apartó de mi "preciado" recuerdo, era Erika Diamond, una chica, de cabello rubio y ojos verdes reptilescos, piel bronceada y con una contextura física alarmante, era demasiado alta y se rumoreaba que pesaba 48, ojalá no estuviera enferma...

Am, mira aquí! Tenemos una pequeña escritora, parece que se cree que puede hacer lo que quiere, niña en este club debes prestar atención para mejorar tu obviamente amateur, escritura.

Las lágrimas anegaron mis ojos, por segunda vez en el día...

Amelie trató de hablar con firmeza pero su voz se quebró un poco mientras decía

Erika, no creo que...

La rubia comenzó su lectura:

En la más alta torre

De un castillo estaba

Una niña de ojos cobre

Que sola lloraba

Nadie la veía

Nadie la cuidaba

Sola, la visita de su principe

todas las noches esperaba

Nunca llegaba

Aguardaba por aquél de ojos azules

Como los cielos y mares

A aquél de brillante armadura

Y cabello blondo

Así pasó su vida.

Un día de un sueño despertó

En el vio que ella finalmente murió.

Trató decidida

De volver con su familia

Mas todo lo que tocaba

Atravesaba

Fue a su sala y se vio recostada,

Con los ojos cerrados, y las luces apagadas,

Su vista se nublo

Y al suelo cayó

Lloraba, sollozaba

Gritaba y pataleaba

Su vista no regresaba

"Hay Amaia
Que rápido tu vida pasaba"

Por una fantasía,

Dejaste pasar tu tren

Por algo que no volvería

Dejaste sin notarlo tu fe

Ahora sorprendida

Sientes ese tacto frío y desconocido

En tu hombro izquierdo

Y testaruda, sin ver tu error,

feliz susurraste:

"¿Es acaso mi príncipe blondo?"

Responden y tu impresionada quedas

"No, soy la muerte y he venido por ti, mi pequeña no-amada"

El dragón que se enamoró de la princesa.[Pausada por estancamiento mental]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora