Desperté ya en la cama y sintiendo mi cuerpo un poco fatigado, restregué mis ojos sumiéndome en los recuerdos de la noche anterior.
No estaba arrepentida pero si avergonzada, podría decir que había sido el mejor orgasmo de mi vida, sin embargo no tenía punto de comparación porque había sido el primero; y eso era por el cual estaba avergonzada, para mi pesar estaba muy segura que él se había dado cuenta de ello. Se había dado cuenta que a mis veinticinco años ningún hombre me ha tocado antes. Se había dado cuenta lo patética que resultaba mi existencia cuando casi me desmayo por un orgasmo.
¿Cómo lo miraría ahora tras su descubrimiento?
No lo culparía si pensara aquello, al fin y al cabo él sí habían disfrutado del entorno sexual, porque vamos, por más que me molestase la idea, ellos eran la perdición de toda mujer, si se proponían podían derretir a cualquiera con tan solo una mirada. Mujer que llamara su atención, mujer que terminara en su cama.
Suspiré doblando mi cuerpo con una sonrisa en el rostro, pese a la manera en que resolvimos las cosas ayer, tendría que hablar con él sobre sus arranques de ira.
No podía comportarse de esa forma tan posesiva conmigo.
Yo podría ser tímida, inocente, inmadura, inexperta y todo los adjetivos que quisieran darme, pero no era tonta, su comportamiento estuvo fuera de lugar.
No hay entrenamiento y tampoco necesidad de presentarme al laboratorio, por lo tanto después de una larga ducha, bajé al comedor mas despierta.
Como no había gente aún, decidí sentarme casi al final de la mesa de los supervisores. Esta solo tenía dos lados libres, un extremo estaba pegado a la pared permitiendo que nadie se siente en la punta, luego el lado donde yo estaba sentada con una pared a mis espaldas, en síntesis la mesa estaba ubicada en una esquina del salón.
En medio del silencio murmullos llamaron mi atención y cuando giré me encontré con el escuadrón de William entrando a la sala. Mi corazón empezó palpitar rápidamente al divisar su rostro feliz caminando con tanta seguridad y serenidad, respiraciones entrecortadas se hicieron presente.
Cuando formaron filas, me dirigí hacia el mostrador también por mi desayuno.
— Buenos días — hablé despacio cuando estuve junto a ellos.
— Buenos días — dijeron todos al unísono — ¿Cómo amaneció? — siguió el supervisor Andrew — increíble.
— Bien. Gracias — le dediqué una sonrisa un poco incómoda por sentir una mirada pesada sobre mí. Como si supiera que giraría a enfrentarlo, una sonrisa ya estaba en su rostro, luciendo tan genial desde su altura. Me aclaré la garganta afectada por su presencia y me alejé un poco de él.
— Oye William ¿Dónde está tu caballerosidad? — fue Grace la que habló esta vez cruzándose de brazos.
— Tienes razón. Disculpa mis modales, estaba pensando en otras cosas — sin mirarlo sabía que sus últimas palabras eran una clara indirecta para mí. Cuando posó su mano en mi espalda baja, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Tranquilamente me guio hasta posicionarme entre Harper y Christopher. No me opuse porque tampoco lograría persuadirlo.
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N U E S T R A (Míos #1) En Edición.
General FictionBienvenidos al Mundo del ISO (International Security Organization) Una joven mujer se adentra al Mundo del ISO pasando por diferentes situaciones tras conocer a dos hombres. Hombres cuya inteligencia y preparación sobrepasaba a cualquier ser humano...