Si Existen Las Almas Gemelas

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Okay, si me he tardado demasiado 😬😳 Solo voy a dejar este capítulo por aquí 😬 esperando poder acabar el siguiente pronto.

Capítulo 19

Si existen las almas gemelas...tu eres la mía.

Cuando era pequeña y la vida parecía un hermoso cuento de hadas, le gustaba pensar que todos nacíamos incompletos. Había algo fascinante en la posibilidad de encontrar esa otra mitad. Las historias que su nana le narraba en aquellas noches eran de las pocas memorias que tenía de su infancia. No es que fuesen historias únicas. Eran la misma con una diferente protagonista. Eso era irrelevante en realidad. Lo que hacía que sus ojos verdes brillaran, enfocados en las letras del viejo y amarillento libro entre las manos de su nana, era la esperanza. El deseo de encontrar, en el momento menos planeado, a la persona que haría de su vida una aventura digna de recordar.

Almas gemelas. Mitades separadas, pero destinadas a encontrarse. Eran esas sus historias preferidas. Una y otra vez, se balanceaba en sus rodillas, sujetando las faldas de su nana y suplicando por una historia mas. Cuando el cuento llegaba a su final, y su cuidadora abandonaba la habitación, ella se envolvía entre sus sábanas con una sonrisa, risuena e inocente, iluminando su rostro. Imaginaba entonces un mundo donde ella era la princesa. Un mundo donde inesperadamente era rescatada de las garras de algun monstruo por un principe que de solo ver a los ojos reconocía como su otra mitad.

Ilusos sueños de niña pequeña.

Lena recordaba esos días con algo de nostalgia. Una diminuta parte de ella deseaba volver a ser esa niña. Había comprendido una cosa luego de vivir por tantas decadas: crecer es un engaño. Crecemos con tantas esperanzas, espectativas, sueños. Creemos que con los años ganamos, cuando en realidad perdemos. Lena recordaba su niñez y sonreía, porque todo lo que creyó cierto no era más que una falsa expectativa empujada por una sociedad que pintaba en sus cuentos un mundo que realmente no existía.

No existen las almas gemelas. 

Lena lo había comprado una y otra vez, a lo largo de su no muy corta vida. Existen seres humanos propensos a fallar, a confundirse, a mentir. La pelinegra habia aprendido que las personas no nacen destinadas a encontrar a la persona que les completará. Todos nacemos completos; y en el transcurso de la existencia, decidimos quien es merecedor de compartir con nosotros la vida. A la pelinegra se le había hecho muy complicado encontrar a alguien que valiese la pena en un mundo que cada día se parecía menos al mundo que ella habia conocido. Un mundo donde ella no parecía encajar.

Se sentó a la orilla de aquella playa durante un año. Todos y cada uno de los días de aquel 1930. El aire acariciaba su cabello negro, largo y sedoso, haciendolo ondular con la delicadeza de una caricia. El olor de la arena, del agua salada, la caricia del viento en su piel pálida. Ella solo esta ahí:  como la mas hermosa escultura tallada en mármol. El traje negro y ligero dejaba sus hombros al descubierto. Este con algunas perlas deambulando por la zona del pecho, se arremolinaba entre sus piernas separadas. Sus pies se enterraban en la arena todavia algo caliente, al igual que sus manos, mientras ella apoyaba hacia atrás su cuerpo.

Levantaba entonces la mirada al cielo, allí donde un centellar de miles de puntos brillantes anunciaban con orgullo la muerte colosal de alguna pasada estrella. El brillo de ellas no hacia sino resaltar el espacio aparentemente vacío a sus alrededores. El polvo estelar. Tan oscuro como los negros ojos de la vampira: el preámbulo de otras estrellas que quizás pronto nacerían. Le encantaba pensar que quizás, en alguna de esas estrellas invisibles para ella, existía quizás otra Lena, una más feliz, una que tenía un motivo para vivir mas allá del miedo a la muerte misma.

Instintos: BloodlustDonde viven las historias. Descúbrelo ahora