Cita Con la Demente

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- ¡Y luego me golpeó en la cabeza a puño cerrado!. Ah, que recuerdos; pareciera que eso pasó ayer. - Comentó Hange en su ¿onceava copa de vino?, ya ni siquiera lo recordaba, en lo único en que pensaba era en dos cosas: la primera era que mataría a Erwin por intentar "hacer de cupido" y la segunda era en que se disculpaba con quien sea de todo el mal que pudo haberles hecho pues escuchar tantas veces las anécdotas de Hange junto a su jefe y amigo Levi Ackerman golpeándola por cada tontería hecha por ella, ya estaba sintiéndose en un martirio sin fin.

- Eso pasó ayer, en realidad. Todos los vimos. - Le recordó a la castaña la cual no paraba de beber.

- ¡Bueno!, pero sí que fue entretenido, ¿no? - Él rubio asintió sin interés, algo que no pasó desapercibido por la otra. - ¿Soy molesta, cierto?; - eso llamó la atención del más alto que se sorprendió al verla actuando sin ésa energía característica en ella - sé que tiendo a serlo pero no lo puedo evitar, simplemente ésa es mi forma de ser. Lamento si te arruiné la noche. - Mike se sintió culpable de pronto, ella era así y no podía cambiarlo. Aún cuando mostraba una gran energía desenfrenada todo el tiempo también podía ser tímida y callada. La había juzgado mal, y él había sido un cretino al no interesarse niún poco en la cita.

- No es tu culpa, soy yo él que debe de disculparse por no poner interés a la cita. Pero la verdad es que estoy enamorado de alguien más. Lamento no poder fijarme en tí; estoy seguro que él hombre que pase el resto de su vida contigo será muy afortunado de tenerte a su lado. - Le sonrió amablemente y pronto la energía de la castaña volvió a surgir.

- ¡Me alegro que hayas sido tan sincero conmigo!, ¡esa chica no sabe de lo que se pierde al no estar contigo!. - Lo elogió haciendo que éste se encogiese en su lugar y se sonrojara en el proceso, volteó la vista avergonzado para darse cuenta de que ahí estaba la persona que menos quería ver en ése momento. Nile. - ¿Qué pasa? - Preguntó la castaña la cual volteó a ver lo que él veía, notaron como Nile y Marie se sentaban cerca de donde estaban ellos y eso hizo que Mike se entristeciera al instante. - ¿Ella es la chica? - Preguntó al notar el estado de ánimo del más alto.

- No es ella exactamente, - Hange entendió a lo que se refería y se sintió mal por él, ya que en una sociedad como ésta, es difícil ser tal cual eres sin sentirte agredido por los demás - lo siento, pero quiero ir a casa. - La castaña asintió y pidieron la cuenta que fue pagada por partes; cuando estaban a punto de irse, Hange terminó empujando a un mesero haciendo que éste derramara la comida que llevaba en la bandeja sobre Mike. Todos volearon a verlos mientras él mesero intentaba limpiar el traje del rubio, éste le hizo parar diciendo que no había problema, pero cuando estaba a punto de huír su desgracia llegó.

- ¿Mike? - Le llamó él pelinegro viéndolo ¿preocupado?; atrás de él estaba Marie sorprendida por el estado del rubio. - ¿Qué te pasó?

- No es nada. - Se excusó, Hange le pedía disculpas una y otra vez mientras que éste le decía que no había de qué preocuparse pues al menos no era comida caliente. - Creo que deberíamos de irnos. - Le recordó a la castaña quien asintió frenéticamente, estaban caminando hacia la salida cuando de pronto Nile llamó al rubio.

- ¡Mike! - Éste volteó a verlo y por unos segundos él más bajo estuvo pensando en lo que diría.- Mañana iré por el libro. - Las dos parejas tomaron caminos diferentes después de aquello.

Mike llevó a Hange a su casa y en el camino hablaron del amor que éste sentía por Nile. "Deberías de decirle; al menos así te quitas un peso de encima" le aconsejó; bien sabía que eso era lo mejor, pero no tenía el coraje para hacerlo.
   Al llegar a su departamento comenzó a desvestirse hasta quedar con sólo su ropa interior puesta; estaba harto de estar usando traje todo el día, además de que no habría problemas de estar semi desnudo pues sólo compartía departamento con Gata. Le sirvió su comida a la susodicha para después tomar el libro de Nile y seguir en su lectura para poder entregárselo como habían acordado.




Ya era de noche, la brisa del aire era lo suficientemente fuerte como para escucharla mientras que la ciudad estaba en un completo silecio; las luces de los edificios estaban apagadas, pero en dos departamentos era la excepción, ellos no podían dormir pensando uno en él otro pero cuando el cansancio se hizo presente, susurraron las mismas frases como todas las noches: "buenas noches, Nile", "buenas noches, Mike".



   Ya era de mañana cuando tocaron a su puerta haciendo que dejara su taza de café recién salido de la cafetera en la mesita de la sala. Se paró de su asiento y abrió la puerta no sin antes ver por la mirilla y ver quien tocaba.

- Hola Erwin. - Saludó un tanto descepcionado pues esperaba que fuera Nile y no él.

- Hola; no pareces felíz de verme. - Le reprochó pasando a la morada del rubio ceniza.

- No es nada de eso. - Mintió. - ¿Qué haces aquí? - Le preguntó. Erwin se veía emocionado por no decir menos, estaba que estallaba de la emoción por hacer su pregunta.

- ¡¿Cómo te fue con Hange?!, ¡¿tendrán más citas?! - Un poco de su emoción salió de su sistema haciendo que Mike se sintiera asustado por aquello.

- Cálmate, ella y yo sólo somos amigos. - Le intentó explicar pero él otro sólo decía cosas como "sí claro, amigos" mientras le guiñeaba. - Erwin, no me gusta Hange de ésa forma. 

- ¡Vamos ella no es tan exasperante como parece!, - le defendió - puede ser intensa pero si la... 

- Ya lo sé. - Le interrumpió, pensó en decirle la verdad por unos segundo, si así puedes entender..., pensó para después volver a hablar. - Erwin, yo amo a alguien más. - Él mencionado se quedó pasmado unos segundos hasta que sus ojos empezaron a agrandarse hasta parecer salir de sus cuencas.

- ¡¿QUÉ?!, ¡¿QUIÉN ES?!, ¡¿LA CONOZCO?! - Mike intentó calmarlo pero éste no dejaba de parlotear esperando una respuesta de él de bigote.

- Sí conoces a esa persona, pero antes de decirte quién es quiero que te tranquilices. - Éste asintió un poco más tranquilo esperando por la respuesta; Mike abrió la boca pero el sonido de la puerta siendo golpeada lo interrumpió, éste fue a abrir y pudo ver lo hermoso que se veía cada vez que venía a su departamento. - Hola Nile. - Le sonrió dando todo el amor que podía en esas dos simples palabras; Erwin tardó unos segundos en comprender y cuando lo hizo se sintió un completo idiota al no haberse dado cuenta pues era más que obvio.







- ¿Y después? - Preguntó la doctora sin quitar su atención al hombre frente a ella. Ya estaban por teeminar la primera sesión después de tanto parloteo del otro; nuevamente la bocina del teléfono los interrumpió y eso ya le estaba fastidiando a la azabache.

- Doctora Ackerman. Él señor Kirschtein aún sigue aquí espe... - Pero volvió a ser interrumpida.

- ¡PETRA!, ¡DIJE QUE NO ME PASARAS MENSAJES! - Exclamó furiosa pues ya era la quinta vez que le hablaba la secretaria por motivo de que Jean Kirschtein buscaba a su novia para llevarla a merendar.

- Pero doctora, él señor Kirschtein... 

- ¡Dile al señor Kirschtein que vuelva más tarde! 

- Pero...

- ¡MÁS TARDE! - Y colgó para después desconectar el aparato y tirarlo hacia algún lado de la habitación; recobró la compostura y volvió a sentarse en su asiento para volver a prestarle atención a su paciente que estaba que estallaba de risa por la escena y moría de miedo por el carácter de su psicóloga. - Lamento que haya tenido que ver eso. - Se disculpó la prefesional.

- Descuide, su primo es mucho peor. 

- Lo sé. Continúe, por favor. - Le invitó y éste acató la orden.

Amor PlatónicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora