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acaso, ¿empezar a enamorarse es tan caótico, al punto de sentir entre las costillas, las mariposas volando tan frenéticamente?

así me sentí ese frío marzo, al verte, aquella primera vez. Rojo carmesí se sentía mi alma, inquieta y hambrienta de curiosidad, cual sería el motivo de que tú, un simple hombre mortal, puedas clavarte de una manera tan ruda en cada uno de mis pensamientos, tal vez, ¿la palabra amor junto a tu nombre es la respuesta marcada en todos mis poemas?

¿sería egoísta desearte de esa manera tan posesiva?

¿Qué tan ruin soy yo, como para pensar en que un bonito destino nos unirá de tal manera que sabremos con certeza que estaremos tan hechos el uno para el otro qué no necesitaremos a nadie más?

y, oh padre, he florecido junto al comienzo de esta primavera tan apresurada, melodiosa y quebradiza, llena de engaños e ilusiones de él.

Pero también nací hambrienta, a querer, a recorrer su piel con las yemas de mis dedos, a respirar su aroma y fundirme con su alma, insistente de amarle hasta que me llene y no pueda soportarlo más.

y dejarlo ir, aunque nunca fuera mío en primer lugar.

sanandome de..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora