Alejandro
Escuche a lo lejos el pitido del auto,
era mi madre, ella bajo el cristal del auto aquel que se escuchaba rechinante debido a la antigüedad del mismo, me veía con ese mismo rostro desde que nos avisaron sobre Camila, ya saben su muerte, la expresión de mi madre o Sofía como yo solia llamarla, apuesto a que a esta edad tú también llamas a tus padres por su nombre, esto siempre ocasionaba un regaño de su parte, pero mierda Sofía, a veces solo no quiero decirte mamá...hablando de la cara de Sofía esta era un ligera sonrisa, con las cejas levemente levantadas, algo así como una sonrisa que darías cuando te dijeran algo que no te interesa, pero debes ser cordial, así se veía su rostro arrugado por los años, solo me hacía sentir incómodo, me despedí con un beso en la frente a Isabella, limpié sus lágrimas y la abracé por última vez esa tarde con comienzo a anochecer, al subirme al auto ella sonrío podía ver esa abertura en sus dientes amaba ese defecto que ella tanto odiaba, yo siempre solía decírselo, yo la amaba como si fuera mi familia, sin embargo con Camila todo era diferente, yo la amaba de forma distinta, esa clase de amor que tienen las personas al casarse, porque se casan por un motivo ¿no?
Al ver a Camila sentía muchas cosas pasar por mi interior, cuando veía su sonrisa, junto a esos labios deseaba más que nada besarla, que su cabeza ya hiciera sobre mi hombro, mientras mis dedos acariciarian su rizado cabello, pero ahora eso solo eran suposiciones.
Estando en el auto mi madre completamente callada, decidió preguntar por mi día, mierda...¿quién pregunta como estuvo tu día cuando asististe al funeral de una persona la cual amabas? pues la respuesta es...Sofía, si era Sofía, me sentía como la mierda misma, mi corazón se sentía hecho trizas, aún no podía explicarme el porqué de lo que sucedió, y si era mi culpa por no haber escuchado a Camila como debí, mis inseguridades salían a flote una vez más, sin embargo tenía que responderle algo, el silencio después de la pregunta se hacía realmente incómodo.
-estuvo bien...-
respondí, al llegar a casa, ya nada se veía igual, tal vez necesitaba una pintadita como decía papá, hace mucho que no sabía de el, cuando cumplí once, el se fue a Estados Unidos, cada cierto tiempo envia dinero, Sofía suele evitar preguntas acerca de él, cuando vamos a casa de una de mis tías, ella siempre pregunta con las mismas palabras.
-hey y tú esposo que dice?-
esa señora es un puto fastidio, todos saben que mi papá se fue, aunque no entiendo el motivo por el cual Sofía ni siquiera lo menciona, que tan malo es eso solo se fue a otro país, como lo hacen muchos de aquí, a veces extraño a papá,sus bromas idiotas,y su sentido del humor tan vacío, el solía reírse de chistes tan vacíos y sin gracia, pero a los once no podía notar esto,tal vez ahora si.
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Camila...Aún Permaneces En Mi Mente.
Jugendliteraturcuando Camila se suicida, deja un vacío en el alma de Alejandro y Isabella(sus amigos de toda la vida) ellos tratarán de seguir con una vida normal, hasta que todo da un giro drástico.