Capítulo 2: Caos

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Cuando no estaba entrenando me dedicaba a estudiar fuego control y otras cosas en la Biblioteca Real. Ursa iba dos o tres veces al mes por libros y de vez em cuando Zuko la acompañaba.

Ursa: ¿Podrás alcanzarme un libro del último estantes, Eshne? – preguntó gentilmente

Eshne: Porsupuesto – sonreí, me acerqué a donde ella estaba y busqué con la mirada a Zuko

Ursa: No está conmigo – probablemente mi cara hervía de la verguenza – Está revisando la cartas del general Iroh

Eshne: No quería ser entrometida – reí suave y subí por la escalera del estante – ¿Cuál es el libro que requiere?

Ursa: El negro sin letras en la portada 

Eshne: Venenos y antídotos – pensé y bajé a darle el libro

Ursa: No fuiste entrometida al buscar a Zuko, no debe de apenarte lo que sientes

Eshne: Lo que siento o llegue a sentir por él es incorrecto, yo no tengo linaje ni condición para darme esa libertad, Ursa. 

Ursa: Sólo tú te das la libertad y creeme cuando te digo que tienes el linaje más puro que cualquiera que deseé unirse a Zuko. Tú linaje es ancestral

Eshne: ¿Mi linaje? – se supone que nadie más sabía sobre mi origen

Ursa: Te vi haciendo fuego control la noche del incendio, nadie más que Los Guerreros del Sol tienen esa clase de fuego control

Eshne: Gracias, Ursa, pero por ahora lo único que puedo hacer con este "linaje"– reí y luego bajé la voz y traté de evadir el tema– es que debes de esconder ese libro si quieres entrar al Palacio por la puerta grande.

No me sorprendió que llevara ese libro, yo sabía pequeñas partes de un profecía: "En su familia habrá traidores y su sangre se corromperá..." El Señor del Fuego Azulon morirá a manos de su familia y yo no puedo hacer nada. O probablemente la dichosa profecía es una tontería.

Zuko: El tío Iroh te manda saludos – me asusté

Eshne: Eres muy sigiloso. Gracias por el comunicado.

Zuko: Quieres ir al lago a alimentar a los pato-tortugas, conmigo

Eshne: Sí, pero el último que llegué es soldado caído. 

En ese momento yo no era conciente de nada, me preocupaba por pasarla bien. Dos semanas después todo comenzó a desmoronarse. Era muy temprano para levantarme:

~Llaman a la puerta

Eshne: ¿Quién es? – dije adormilada y metiendo la cabeza bajo la almohada

Zuko: ¿Sabes si mamá tenía que salir?

Eshne: – me levanté y me puse la bata para abrir– No, Zuko ¿ocurre algo?

Zuko: No la encuentro – podía oír la decesperación en su voz – y Azula dice que el abuelo murió al igual que Lu Ten 

Eshne: ¿Qué dices? – 

NARRA ZUKO

Por la noche mamá entró a mi habitación, pero no recuerdo mucho, Esnhe no sabe dónde podría estar

Zuko: Padre ¿Qué ocurre? – me acerqué

Ozai: Esta tarde tomaré el trono

Me alejé para encontrar otra vez a Eshne. La topé por el pasillo:

Zuko: ¿Qué está ocurriendo? 

Eshne: No lo sé, Zuko, pero no averiguaremos – me abrazó, ella era la única persona con la que me sentía bien cuando mamá no estaba

Azula: Papá dice que deben prepararse para esta tarde. No quiere contratiempos – decía burlona

Eshne: ¿No te afecta lo que ocurre?

Azula: Todo esto es para que la Nación esté bien, acenderemos rápido con papá al frente.

Estuvimos en la coronación de mi padre y en la cremación del abuelo. Extrañaba a mamá y parecía que nadie más se daba cuenta de su ausencia. El tío Iroh llegó al anochecer 

Iroh: ¿Estás bien, príncipe Zuko?

Zuko: No, todo esto es extraño, no sé que hacer – me abrazó y comencé a llorar

Iroh: Debemos ser fuertes

NARRA ESHNE

Estaba acostada sin poder conciliar el sueño

Eshne: Debo encontrar la profecía completa 

Me levante y me escabullí a la biblioteca, debía haber algo. El pasillo era oscuro y no tenía nada con qué iluminar, que mi fuego control. Después de muchos años de leer, comencé la práctica, el metal no impedía que pudiera hacerlo.

Era seguro que Ursa envenenó a Azulon, pero no creía que fuera a voluntad. No encontré nada relevante. Oí que alguien se acercaba y me escondí. La puerta de la biblioteca se abrió lentamente 

Iroh: Si te encuentran aquí, te sancionarán, Eshne

Eshne: ¿Cómo supieste que estaba aquí?

Iroh: Zuko te vio salir de tu habitación – mi cara de sorpresa y confusión eran demasiado notorias estaba asustada, Zuko no podía saber que yo era la Bruja del Sol– Respira, fui yo quien te vio

Eshne: No estaba haciendo fuego control– traté de negar

Iroh: En este momento no, pero si no tienes cuidado de limpiar tus guantes después de hacerlo, cualquiera podría saberlo – miré los guantes, podía notarse un poco de suciedad en las puntas

Eshne: Necesito encontrar la profecía, genereal Iroh

Iroh: La profecía ya no está aquí, Azulon ordenó que la escondiera – se dio la vuelta para salir de la biblioteca – Pero si te interesa saber, ven conmigo – Lo seguí, nos acercamos al estanque de los pato-tortugas – Mira a Zuko – él estaba ahí, dandonos la espalda –  Los Gerreros del Sol no te dejaron al pie de la montaña sólo para poder escapar ellos. Sabían que tú debías estar aquí para proteger a un joven príncipe. 

Eshne: ¿Yo, proteger a Zuko?

Iroh: Las cosas escritas suelen ser difíciles de comprender y más difíciles de llevar a plano. Yo sólo sé que de una u otra forma, Zuko te necesita. 

Eshne: Yo mo quiero ser parte de la profecía, yo no bebo ser parte de... No sé manejar mi fuego control, mucho menos manejar la seguridad de Zuko

Iroh: Te recuerdo que las cosas no son tan literales como parecen.

No tocamos más el tema. Traté de apoyar a Zuko tanto como podía, era fácil quererlo. Días después me asignaron como su consejera, era absurdo, teníamos la misma edad.

Zuko: Podrás quitarte los guantes algún día

Eshne: No lo creo, mis manos están quemadas, sin ellos se berían horribles. 

Zuko: Claro que no. Tarde o temprano encontrarémos un sanafor...

Azula: Zuzu, nuestro padre quiere hablarte

Zuko: ¡Deja de llamarme así, Azula!– resongó mientras entraba al palacio

Eshne: ¿Ocurre algo malo?

Azula: No realmente, bueno tal vez a ti no te agrade tanto la noticia

Eshne: ¿A qué te refiere? 

Azula: Los padres de Mai y el Señor del Fuego creen que sería un buen plan establecer un compromiso matrimonial entre Mai y Zuko. Así cuando cumplan la mayoria de edad puedan casarse y y mantener el linaje noble. De verdad lo lamento – me tocó el hombro, parecía burlarse

Eshne: No tendrías por qué lamentarlo, soy consejera de Zuko, no su novia – seguí su juego





~En el Fuego~ [Zuko]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora