Natalia:
—Denise, no creo que sea apropiado ir a meterse a esa fiesta. — Rezongué de mala gana, sabiendo que ella no me escucharía en absoluto. — Por favor, solo no vayamos ¿Sí?
—No seas aburrida, Natalia. — Protestó mi mejor amiga. — Es la fiesta de inicio de curso, todos vas y es la única manera de conocer gente, o cualquier chico lindo para iniciar bien el año. — Me daba pesar decirle que no cuando sus ojos brillaban con tal ilusión. — Podremos conocer a los de último año.
Alcé los brazos intentando dar un énfasis a todo lo que decía. — ¡Como si ellos fueran a fijarse en nosotras! — Jadeé con fuerza. — Además, sabes que no me van los chicos. Son unos pobres promiscuos que piensan con el pene y que solo les preocupa restregarse contra lo primero que encuentren para liberar semen.
—También habrá chicas. — Defendió con rapidez.
Bufé completamente frustrada. Algo me decía que no tenía que ir a esa fiesta, que algo haría que fuese un completo desastre y que no me gustaría en absoluto. Quizás era por las horribles pesadillas que me acosaban desde hace tiempo o quizás era porque mi madre me había dicho que si no obtenía sobresalientes este semestre no me dejaría ir al campamento de canto; fuese cual fuese el motivo, yo no quería ir a esa fiesta.
—No quiero ir. — Farfullé, decorando mis palabras con un puchero prominente. — Por favor, quedémonos en casa. Te ofrezco una buena película y palomitas.
Ella era mi mejor amiga, y me conocía en todo sentido de la palabra. — Natalia Afanador. — Mi nombre, en dichos solemnes me causaba demasiado miedo. — ¿No quieres ir por esos sueños raros? ¿O es que te enrollaste con alguien y no te quieres encontrar con esa persona?
—Por las pesadilla. — Acepté apenada. — Si es la misma, entonces es por algo.
Denise sonrió abiertamente. — Afanador, un sueño con un perro gigante, de ojos rojos y de colmillos monstruosos no es nada más que una manifestación extraña de tu estrés.
—Lobo. — Corregí.
—Lobo, perro, bestia pulgosa, es lo mismo. — Cortó con tono fastidiado. — Natalia, no puedes detener tu vida por un sueño extraño, tampoco puedes encerrarte en tu casa y ser completamente ajena al mundo que te rodea. — Levantó los brazos en un claro signo de desesperación. — ¡Por favor! Estamos en segundo año, Natalia. Tenemos juventud, alcohol y permiso por buenas notas, así que podemos hacer lo que queramos. — Me apuntó con cierta gracia. — Y luego estás tú, la chica que puede tener todo y que prefiere quedarse en casa porque le tiene miedo a que sus propias pesadillas se vuelvan realidad.
—Algo raro pasa en ese bosque.
—¡Como en todos los bosques! — Rebatió. — Natalia, en todos los bosques hay animales y estos atacan a los borrachos que van a molestarlos.
—Pero no todos los bosques son como este. — Defendí. — No en todos los bosques se ve a un lobo gigante con los ojos rojos, con garras tan grandes como un oso y con unas fauces tan enormes que puede tragarse a una persona entera. No todos los bosques son como este, y no todos los animales son como ese.
—¿Ahora me vas a decir que crees en la licantropía? — Preguntó con burla. — ¿Un hombre lobo vendrá a comerte, Afanador?
Bajé mi mirada con cierta vergüenza, intentando ocultar el sonrojo que me estaba atacando; también evité que mi voz fuese más fuerte que un pequeño canto de ave.
—Tal vez.
Ella seguía riendo por mis ideas locas. — Te iré a dejar a tu casa. — Lanzó mientras se secaba una lágrima con gracia. — Estás delirando en tu primer día de clases, amiga.
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Mi Luna. - (Ventino) [Makia]
FanfictionNatalia Afanador vivía en un pueblo en el que "normalidad" no se podía definir como una palabra muy usada, porque hasta el cartel de bienvenida era raro. Un día cualquiera, una noticia llegó, el ataque de lobos hambrientos había inquietado a su ciu...