42 - LA VERDAD

85 13 12
                                    

Christen

Me quedo observando fijamente a esa extraña mujer. Me suena de algo, pero ¿de qué?

Es la abuela Marian.

Abro los ojos como platos al escuchar el mensaje mental de Draco. ¿En serio es ella? ¿Pero cómo es posible? Según tenía entendido, murió el día de la boda de nuestros padres.

—Puesto que muchos de los que nos encontramos en este lugar te vimos morir, supongo que tu presencia aquí tendrá algo que ver con la magia negra —dice Lucie encarándose a ella.

—Supones muchas cosas, querida —responde Marian altiva —. El caso es que estoy aquí y, como matriarca de las Bishop, me opongo a esta coronación. Soy yo quien debería reinar.

—Tú renunciaste al trono hace mucho tiempo.

—Por algo los lapiceros tienen goma, querida.

Esto empieza a no gustarme nada. La situación entre mi "abuela" y Lucie parece demasiado tensa, pero, por algún extraño motivo, nadie interviene. Eso me preocupa por lo que decido enviar un mensaje a mi hermano.

¿Por qué no hacéis nada?

Porque no podemos. Por algún extraño motivo, estamos todos inmovilizados y hay algo en el aire que nos impide usar nuestros poderes.

En ese momento me doy cuenta de que yo tampoco me puedo mover. Miro a mi alrededor y veo que todos están como estatuas. Por lo visto, la única capaz de hablar es Lucie. Eso me preocupa y mucho. Menos mal que conservo la conexión mental con Draco.

—¿Qué pretendes, Marian? —pregunta Lucie.

Ella sonríe satisfecha, como si hubiera estado esperando este momento durante mucho tiempo.

—Quiero que me coronéis reina. Y también quiero disfrutar de mis nietos. Ahora que su madre no está, es mi obligación como abuela.

Nos manda una mirada que consigue que tanto Draco como yo nos echemos a temblar.

—La llevas clara si piensas que vamos a ir contigo —respondo con seguridad sorprendiéndome de que yo también pueda hablar.

Ella me mira y esboza una media sonrisa.

—Vendréis conmigo queráis o no. No os queda otra opción. Lleváis demasiado tiempo viviendo aquí y eso no es bueno para vosotros. Os habéis criado rodeados de mentiras. Yo os abriré los ojos y os haré ver la realidad.

—¿De qué demonios hablas? —pregunto molesta —. ¿Acaso piensas que te vamos a creer?

—Oh, sí. Lo haréis. Guardias.

De repente aparecen un montón de demonios enormes. Yo miro a Draco asustada, pero él me dedica una sonrisa tranquilizadora. Eso me mosquea. ¿Qué está tramando ahora?

Tranquila. ¿Olvidas que no nos pueden tocar?

Contengo una risilla. Tiene razón. No tienen manera de cogernos.

Aún así. ¿Se te ocurre algo?

Acabo de recibir un mensaje.

¿Un mensaje? ¿De quién?

Eso no importa. Lo que cuenta es que tenemos que ganar tiempo.

¿Crees que eso ayudará?

Lo hará. Confía en mí.

¿Quién habrá sido? Me molesta que me diga las cosas a medias, pero no me queda otra que confiar en él.

DC XII:LA REINA DEL MUNDO √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora