capítulo único

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— ¿Segura que vas a estar bien?— cuestionó una joven de cabellos negros, al momento de colocar su mirada sobre los pedidos de flores en tus manos—. Sabes que hay personas... un poco más especiales— expusó con una pequeña sonrisa, aunque en el fondo se sentía preocupada.

  Estabas apunto de hacer varios pedidos en una aldea cercana a Grecia, ya que trabajabas como encargada de atender a las personas de una florería. Solamente que ahora estabas cumpliendo con otro tipo de trabajo que realizaba, ya que tu compañera no se sentía muy bien, así por ello tendrían que improvisar en el local en donde trabajaban debido a que ahora eran solamente dos personas.

  Le sonreíste tras las ultimas palabras de la fémina, aunque ella era mayor que tú, ambas se llevaban muy bien debido a su amistad de años, por lo que ambas se tenían una gran confianza.

— No te preocupes, todo saldrá bien— murmuraste con un toque de alegría—. Tan solo son dos pedidos—agregaste sin más.

— Esta bien— añadió la mayor mientras al mismo tiempo suspiraba rendida—. Por favor no llegues tan tarde— pidió como último favor, a lo que nuevamente asentiste.

  Saliste de la florería junto con unos pequeños ramos de flores, siendo seguida por la mirada de la mayor. A decir verdad estabas un poco ansiosa por hacer los pedidos, sin embargo esta no seria la primera vez que harías una entregas para la florería, ya que antes de empezar a atender a las personas era lo que mayormente hacías.

  Los únicos que pedían flores, rosas o algún pequeño arreglo floral, eran una pequeña cantidad de personas.

  Recordabas que uno de ellos sería el caballeros dorado de Tauro, ya él que siempre pedía flores para su casa del zodíaco. Aunque no podrías entregarlas personalmente, ya que entrar a la residencia de los caballeros era un acceso completamente restringido para los aldeano. Siempre te había llamado la curiosa descubrir cómo se encontraba el lugar por dentro.

  Te encontrabas teniendo diversos escenarios formados en tu mente, mientras comenzabas a caminar hacia aquel maravilloso lugar. No había pasado mucho tiempo hasta que finalmente terminaste chocando con algo.

  La verdad es que aquellas acciones no era nada nuevas para ti, ya que siempre solías soñar con los ojos abiertos, era algo por lo que siempre tus compañeras solían caracterizarse. Había sido un pequeño descuido en donde te habías dado cuenta que las flores ya no se encontraban en tus brazos.

— Deberías tener un poco más de cuidado— formuló una persona con un toque de diversión.

  Al instante tus orbes divisaron la silueta de aquella persona, quién se mantenía con un aura amable, mientras dejaba a la vista una gran sonrisa amistosa. Tus mejillas se tiñeron de rojo debido a la vergüenza, siempre te solías golpear con algo, no con una persona.

  La mirada de aquel hombre se había detenido en las flores que mantenias entre tus brazos, con un toque de curiosidad, mientras que tú, aún seguías teniendo una expresión avergonzada.

— ¿Son para Aldebaran?— cuestionó al momento de bajar la mirada hacia tu dirección, te impresionó un poco el saber como es que esa persona sabía el nombre del caballero.

— Si—formulaste mientras pasabas la mirada sobre él.

— ¿Está bien si yo mismo se las llevó?— preguntó aquella persona con una sonrisa cálida.

— ¿Puedes entrar al Santuario?— evadiste su pregunta con impresión, a lo que el asintió—. Eso me ayudaría mucho, muchas gracias— ejerciste una pequeña reverencia frente a aquella persona.

— No te preocupes, no es nada— le restó importancia, justo después de recibir el pequeño ramo de flores.

— De igual manera.. y lamento haberte golpeado— te giraste después de observarlo por última vez—. Adiós y gracias.

NEEDY ━━ aioros de sagitarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora