— Afecto —
Adoro cuando estoy recostado en el pecho de mi chica. Pues todo sube y baja conforme a su respirar, me produce paz, me encanta cuando enreda sus dedos en mi cabello, acaricia mi nuca y mi frente. El momento es único, de cierta forma es extraño cuando en la casa hay silencio total, pero no importa.
De un momento a otro mis dedos hacen una caminata desde debajo de su pecho hasta su abdomen, y así los mantengo constantemente en un ritmo lento. Pronto los paseo por sus brazos hasta dar a su cuello, acaricio, trato de sentir cada tacto y la suavidad de su piel. Enseguida voy a sus muslos, bajan hasta dar a sus rodillas. Ella suspira agotada.
Alzo mi cabeza, nuestras miradas se encuentran. Me reincorporo quedando sentado, nos quedamos quietos hasta que soy yo quien ataca sus labios. Acaricio su mejilla, respiro entre cada suspirar, no puedo evitar tocar su cintura, ¿aún es el momento? ¿Quiero hacerlo?
Soy inexperto, inseguro y seguramente lo haré mal. Cuando siento la punta de sus dedos en el borde de mi camisa detengo sus manos y me alejo.
— No estoy listo — admito —. ¿Qué tal si te lastimo? Tampoco quiero que quedes embarazada u ocurra algo peor — digo, ella sonríe —.
— Está bien. No pasa nada — besa mi mejilla —. Hay que ir a la cocina, tengo hambre — se levanta de la cama, sale de mi cuarto y la escucho bajar las escaleras —.
Sigo preguntándome el por qué de la entrevista, es decir, por cuál motivo. Sé que no le importa lo que opine la gente, sin embargo, ¿tenía miedo? ¿Se avergüenza de mí? Me levanto, salgo de mi cuarto dando al pasillo, bajo las escaleras y camino a la cocina. Se encuentra preparando dos sándwich. Me siento en la encimera y la observo, a veces me encanta sentir ese escalofrío por mi espalda, los nervios apoderándose de mí, que aún la chispa de que la amo y estoy completamente enamorado de ella no se apague.
Cuando termina me extiende el sándwich, no lo tomo y le doy una mordida sin romper contacto visual (fue algo muy al estilo Grey, ¡qué horror!). Comienzo a jugar con mis dedos mientras saboreo el pan y todo lo que le puso. Balanceo mis pies y me distraigo viendo a mi alrededor.
— Te ves muy inocente en estos momentos — habla —.
— Sólo estoy tranquilo. Un poco aburrido — contesto —.
— Jamás me has hablado de tu infancia —.
— No es nada interesante — empiezo a morderme las uñas de la mano derecha, primero la del dedo indice —.
— ¿A qué se debe tu ansiedad? —.
— Simplemente pasa. Lo haces sin pensar y por tener la tendencia de hacerlo para controlarte, supongo... — enseguida continuo con el dedo de en medio y anular —.
— ¿Has tenido algunos ataques de ansiedad? —.
— No. Pero cuando sucede como muchas cosas — ella se me acerca, quedamos frente a frente. Ella aparta mi mano de mi boca, siento el contacto de sus labios. Es suave, calido y lento —.
Mis manos toman su nuca. Suspiro de vez en cuando, hasta que alguien llama al teléfono de casa. Nos apartamos y me quejo, me levanto, camino hasta este y tomo la llamada. Es Millie, es más que obvio el por qué.
*
En la llamada*
— ¿Hola? Finn ¿eres tú? — dice en un tono calmado —.
—Si, soy yo Mills. No me hablas en un buen momento — admito, Cooper se me acerca, rodea mi cintura con sus brazos y yo su cuello con el brazo que tengo libre. Su respiración choca contra mi pecho —.
— Pues lamento eso, pero hablo para decirte ¡¿por qué carajos se te ocurrió decir eso en TV internacional?! — reclama, sólo me limito a mirar a mi chica, pretendo que todo está bien, que no hay nada por qué alarmarse —.
— Tenía que decir algo creíble. La gente se lo tomará bien, supongo — suspiro, espero respuesta (ya que sólo escucho su respiración), beso la frente de mi novia —.
— ¡¿Crees que eso pase?! ¡Finn estás equivocado! Sabes que sólo somos amigos, que las personas notan conexión entre tú y ______, esto no es justo — suspira frustrada —. Ahora más que nada tienes que regresar a Atlanta para dar una entrevista —.
— Apenas acabo de regresar a Vancouver, quiero pasar tiempo con Cooper — digo —.
— No hay otra opción. Llegando quiero que niegues todo en la entrevista y aclares que sólo somos amigos — ruedo los ojos —.
— También tendré que decir que soy un mentiroso, supongo —.
— De hecho deberás admitir que Cooper y tú son novios — observo a mi chica, ella se distrae paseando sus dedos en mi pecho, dudo mucho que quiera admitir esto —.
— No es necesario. El tiempo lo dirá — cuelgo —.
* Fin de la llamada *
— ¿Qué sucede? — pregunta —.
— Volveremos a Atlanta —.
— ¿Por...? —.
— Millie dijo que daríamos una entrevista, ya sabes por qué — ella asiente —.
— ¿Quieres que te acompañe? —.
— No veo por qué no — contesto —. Tranquila, todo estará bien — nos fundimos en un abrazo —.
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M E A T R A E S ( Finn Wolfhard y Tú)
Ngẫu nhiênT/N _____ Cooper es una chica verdaderamente misteriosa, fría y de alguna forma interesante (así la describe Finn Wolfhard). Sobre todo no le gusta socializar, pero le gusta la compañía, aún que tenga puestos sus audífonos. Es... Diferente en pocas...