Maybe [h.s.]

IV

El día domingo es un día caluroso bañando por los pequeños pero notables rayos de sol. Estos mismos provocan una sensación cálida en mi habitación. Me levanto de la cama con una radiante sonrisa. Hablando de la noche anterior, decidí dejarlo pasar. Seguro era una llamada de broma, no tenía que tomarlo tan enserio.

Ray aún seguía en su cucha a la espera de que la abra. La noche anterior olvidé cerrarla, por lo cual sus ladridos me despertaron.

Entro a mi baño y hago todo lo necesario.

Después de cambiarme y vestirme con algo cómodo, bajo las escaleras para toparme a Ali viendo la televisión mientras tragaba, prácticamente, un pedazo de pizza.

- ¿Comes pizza en el desayuno? - le digo con una pequeña sonrisa y me acerco a ella - Y veo que comes la de ayer - hable tocando un pedazo de pizza - Fría.

- Sabes que los domingos son mis días de vagancia, no me juzgues - se queja.

- Bueno, bueno - digo rápidamente - ¿Que haremos hoy? Primero yo tengo que pasear al perro, Ray no sale de la casa desde hace unos días. - Ella forma en sus labios una mueca.

- Yo me quedaré aquí, viendo películas y pintándome las uñas.

- Wow, Ali, consíguete un novio - me río.

- Tu no hables mucho tampoco - ataca - No jodas, estoy bien así.

- Uy, la solterona se molesto - Digo y ella me mira con una ceja alzada para luego unirse a mis risas.

- Bueno, ahora sí, ¿Que vamos a hacer? - pregunta.

- Yo ya te dije, pasear un rato al perro - explico.

- No... ¿Y si vamos al centro comercial? - ofrece - Puedes pasear al perro más tarde.

- Vas al centro comercial todos los días Alinee - Resoplo.

- Pero tu vas una ves al año - contraataca.

Suspiro - Bien, iremos al centro comercial y después yo pasearé un rato a Ray.

Ali chilla de felicidad y se abalanza contra mi para abrazarme.

(...)

- Voy al baño - Ali me informa y yo asiento. Estábamos dentro de el centro comercial, en la tienda de Louis Vuitton. Como dijo Ali, este hombre es un verdadero genio, con todas sus bolsos, billeteras y accesorios, pueden llegar a ser mis preferidos.

Sigo rondando en la tienda a la espera de Ali, observando cada detalle de las carteras de lujo, fascinando tener una así.

Minutos pasan, y Ali aún no regresa. Decido por salirme de la tienda e ir a buscarla. Mientras estoy caminando en busca de los servicios higiénicos, algo, mejor dicho alguien, se cruza por mi camino provocando un pequeño empujón.

- Lo siento - dice el hombre. Un chico, estaría bien decir. Pero algo me llamo la atención, esa voz, y ese pequeño rulo escapándose de su cara tapada por una capucha y una bufanda. ¿Era él? Antes de poder decir algo, veo al chico a unos metros míos alejándose a paso rápido. Abro mis ojos como platos y me siento desprotegida. El chico se por las puertas del centro y ya no puedo ver que más hace. Corro hacia los servicios para que Alinee pueda ayudarme o darme un consejo. ¿Si era él? ¿Sabe donde estoy? ¿Si no era él? Estoy pensando demasiado, y todo empezó con la palabra 'acepto'. Llego a los servicios higiénicos que estaban cruzando un pasadizo, interminable para mi gusto. Busco a Alinee, pero no la encuentro.

- ¿Ali? - pregunto lo posiblemente alto como para que me oiga - ¿Estás aquí? - no escucho ninguna respuesta de su parte, ni de nadie.

Bufo y salgo del baño para sacar mi celular del bolsillo. Presiono el primer número de mi lista de favoritos y llevo el aparato a mí oreja. La llamada se abre.

- ¿Donde rayos estás? - le pregunto eufórica desesperada por su respuesta.

- Estoy en Louis Vuitton, donde te dije que esperaras - me regaña.

- ¿Que? Imposible.

- ¿Donde estas tu?

- Saliendo de los servicios higiénicos, donde dijiste que estabas - le digo - Porque tengo que contarte algo, urgente.

- ¿Porque cada ves que nos separamos, tu tienes algo que contarme? - pregunta intrigada.

Ruego los ojos antes de contestar - No lo sé, solo quédate ahí, y no te muevas - le ordeno.

- Como usted diga, sargenta - exclama. Sin responder corto la llamada. Estoy demasiado nerviosa. Tengo que hablar mañana en el trabajo con Zum, para asegurarme de todos los detalles de este chico. De otra manera, estoy dispuesta a luchar para que me saquen de esta víctima.

Me encamino nuevamente a la tienda de Louis Vuitton para al fin encontrar a Ali. Cuando llego, puedo visualizarla observando de forma tentativa los bolsos de mano.

- Llegue - exclamo cansada por todo el trote.

- Genial. Bueno, ¿Que paso? - pregunta con el ceño poco fruncido.

- Te lo digo en la casa, no me siento muy segura contártelo acá. - Digo mirando a todos a mi alrededor dentro de la tienda.

- Bien, bien - dice - ¿Comprarás algo?

- No, regresaré otro día a comprarme una de esas - hablo señalando unos bolsos de tamaño mediano, color marrón y de estampado, muchos símbolos de la marca de la tienda.

- Está lindo - asiente.

- Vámonos - jalo del brazo a Ali y ella me sigue.

- Tranquila... - susurra lo suficientemente alto.

- Te escuche - la pillo.

- Ese era el punto - dice y siento su sonrisa atrás mío.

(...)

Llegamos al estacionamiento y yo busco la llave del coche para desactivar la alarma. Ali entra al auto en el asiento del copiloto, mientras yo en el de al lado.

- ¿Bien? ¿Ya puedes decirme? - Su voz es lenta, pero se escuchaba angustiada.

- Bien - Dejo escapar un suspiro - En el momento en el que te fuiste al baño - Sus ojos me miraban atentos - Yo, como tu me dijiste, me quedé en la tienda observando las carteras y accesorios. Pero luego revisé mi reloj y marcaban las dos y diez de la tarde, por consiguiente unos veinte minutos desde que te fuiste. Entonces, decidí salir a buscarte a los servicios higiénicos. En el camino, alguien chocó contra mi provocando que casi me caiga al suelo, y pues volteé a ver quien era y me tope con unos rulos desbaratados. También, en el momento del choque, me dijo 'Lo siento' con la misma voz grave que la llamada de la otra noche. Así que...-

- ¿Así que qué? - pregunta esperando mi respuesta.

Volteo a mirar a por la ventana retrovisor.

- Él me encontró, y no creo que tenga bonitas intenciones conmigo - hablo preocupada.

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