Bueno, como queréis seguir leyendo un poco más, pues voy a hacer como hacen con las pelis, partir el último capítulo en dos partes... Así además podréis leer un poco de lo que se avecina, que por cierto, es mucho contenido adultos XD, así que si eres menor de edad o te ofende, no leas.
Maite
Me giré sobre la cama y observé de nuevo el reloj de la mesilla. En luces rojas marcaban las 1:00 de la madrugada. No podía dormir, pensando que Camino estaba a escasos metros de donde me encontraba, en su cama, suponía que dormida. El beso me había dejado muy excitada y todavía sentía la humedad entre mis piernas. Pensé en darme una ducha, pero recordé, mientras apretaba mis piernas que solo había una bañera. Estaba tan caliente que tuve que quedarme en ropa interior, además el pijama estaba mojado por la hierba. Aquello parecían los sofocos de la menopausia, aunque yo todavía no había llegado a esa etapa y por tanto no sabía como eran, pero me lo imaginaba.
El tiempo parecía trascurrir lentamente y el sueño no llegaba, ¿por qué no había corrido ya a su cama? ¿Y si la asustaba? No quería forzar nada, ni presionarla, por muchas ganas que tuviera.
Camino
Me di la vuelta nuevamente para mirar la hora del reloj. No habían pasado ni cinco minutos desde la última vez. Después de mirar el reloj, lo siguiente que hacía como si de un ritual se tratase, era mirar hacia la puerta. Seguía tan cerrada como antes. Después aguzaba los oídos para intentar escuchar, pero solo oía aquel silencio propio de la noche, solo interrumpido por el canto de algún pájaro nocturno.
¿Por qué no hacía lo que estaba deseando? ¿Por qué no iba a su habitación? Solo quería dormir con ella, abrazadas y después de aquel beso, no quería dejarlo estar. Ya estaba cansada de evitar la felicidad por miedo... lo sentía por Anabel y sabía que estaba mal, pero ¿no había esperado ya bastante?.
Me levanté sin soportarlo más, dispuesta a ir a su habitación, pero me detuve en la puerta dudando si no estaría ya dormida. No, ¡qué demonios!, no iba a esperar más. Abrí la puerta decidida y salí de la habitación muy resuelta. Dudé antes de abrir su puerta nuevamente, no la llamé por temor a despertarla antes y entré. Comprobé un poco decepcionada que parecía dormida, pero no podía estar segura, porque estaba de espaldas a mi, hecha un ovillo. No sabía qué hacer, si llamarla, quedarme allí esperando o simplemente meterme en la cama sin más. Y eso último fue lo que hice. Con toda la delicadeza que pude me quité la bata y me deshice del pijama, quedándome en ropa interior. Quizás no era la mejor idea, pero necesitaba sentir su piel contra la mía. Acabar de creerme que estaba allí y que me seguía amando tanto como yo admitía que la amaba.
Una vez sobre la cama me acerqué a ella para abrazarla por detrás esperando no despertarla. Creí oírla gruñir cuando nuestra piel hizo contacto. Yo suspiré complacida y demasiado excitada al mismo tiempo. Apreté mi cuerpo, valientemente contra el de ella y esta vez no se me escapó su gemido ni el mio propio. Estaba despierta y me lo confirmó cuando se frotó contra mí y se giró para mirarme con tanto deseo y tanta profundidad en sus ojos, que me sentí hundiéndome en ellos como quien cae en un precipicio sin fondo. Siguió frotando su cuerpo contra mi, y con el vaivén su culo no dejaba de rozarme en mi intimidad. Desde su postura me tomó de la nuca y me acercó para besarme, o más bien para pasar su lengua sobre mi labio inferior con tanta sensualidad que empecé a temblar de deseo.
- Te estaba esperando.- Dijo con la voz ronca.- Aunque pensé que ya no vendrías.
Maite
Estaba boca arriba intentando dejar la mente en blanco y empezar a contar ovejas, cuando oí un ruido que me hizo girarme hacía la puerta. ¿Sería Camino?. Oí el ruido de pisadas y abrí los ojos con el corazón latiendo a mil por hora. ¡Dios mío! ¡Era ella! Tal vez solo iba al baño, pero de repente oí que paraba justo en la puerta de mi habitación. Me di la vuelta rápidamente, y nerviosa me hice un ovillo y cerré los ojos. La puerta se abrió y yo temí por un momento que el retumbar de mi corazón fuese oído en aquel silencio. Pude percibir que se quitaba la bata, pero mis propios latidos no me dejaban oír y se redoblaron cuando noté un peso sobre el colchón y esperé impaciente su próximo paso. Tomé aire muy excitada cuando note su piel sobre la mía. Casualmente yo me había desecho del pijama, porque estaba húmedo, así que pude sentir el calor que desprendía su piel y mi primer impulso cuando se apretó aun más contra mí fue gemir. No pude contenerme y era una tontería hacerme la dormida, porque no podía quedarme pasiva cuando su cuerpo estaba tan cerca del mio. Sentí la necesidad de frotarme contra aquella suavidad. Estaba calentita y era agradable y excitante oírla gemir en mi oído cada vez que deliberadamente me apretaba más contra ella. Me giré y observé que sus ojos estaban oscuros de deseo. Sin poder contenerme, la tomé de la nuca y pasé mi lengua por su labio, anticipando lo que vendría a continuación. Ella cerró los ojos y comenzó a temblar.
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Impresión, sol naciente (Maitino love)
RomanceMaite es profesora de Historia del Arte y Camino una de sus alumnas. Cuando Maite se ve obligada a trabajar con un brazo en cabestrillo, Camino se convierte por azar en su ayudante. La relación primero tensa, ira tornándose cada vez más cercana e in...