Estimado ojos bonitos
¿Notaste que cambie el saludo?, bueno, tal pareciera que ya te caigo un poco bien por lo que escribiste "querido" en vez de "estimado", así que yo escribo "estimado" en vez de "querido", cambio de roles, ¿no?
Bueno, el motivo de esta carta, si es que necesita algún motivo, es para informarte que debes asistir conmigo el próximo jueves por hamburguesas a las ocho de la noche, no te preocupes, no te voy a secuestrar pues aquello le quitaría lo divertido a estás cartas :(
Deberías agregarme en Facebook, sonaría mejor hablar por ahí en vez de andar escribiendo cartas con la posibilidad que, un día, el cartero se le olvide pasar o haya alguna lluvia torrencial que nos afecte la comunicación, loco, ¿apoco no?
Espero tu solicitud.
Atentamente, Thiago
— Creo que es menso — Teorizo Aristóteles
— Concuerdo contigo, chiquistriquis — Afirmó Temo quien se hallaba recostado en las piernas del oaxaqueño
— Por tres — Contesto Diego mientras se veía en el espejo, verificando que su ropa no fuera provocadora ni tampoco de monja — ¿Cómo te manda que le envíes una solicitud de facebook si no te da el nombre?, que se ubique el vato
— Insisto que tienes una neurona, parece que hablo con una fresa o con un cholo
— Jodete, Temo
— ¡Hey!, dejen de pelearse en mi habitación — Ordeno Aris — Pásame una hoja, Diego o no vamos a ver la película de "Yo soy Simón"
— Ay, solo por qué quiero ver al guapetón del que hará a Simón, sino hasta te mando a freír espárragos — Advirtió el rubio entregándole una hoja de color azul claro junto con una pluma y un libro para que se recargase
— Date la vuelta, Temo, sirve para algo, mijo
— Uy, que quiere coger, dice — Se burló el poblano, aún así se dió la vuelta y Aris empezó a escribir recargado en la espalda del menor
— Listo, dejen lo guardo en su sobre y nos vamos
Dicho y hecho, los tres salieron de la privada, ya en el buzón, Aris metió el sobre y siguieron su camino entre bromas; mejores amigos no podía tener.
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Letters To The Waiter (Thiago x Aris)
FanfictionDesde el primer momento que sus miradas cruzaron, había sentido esa chispa que hace mucho había buscado. Había deseado saber más de ese chico, de Aristoteles Corcega