EPÍLOGO

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Adam

— Papá ¿Crees que a mamá le guste el color rojo? —pregunta Jace poniendo los globos en la entrada de la casa, sonrío al ver el increíble trabajo que han hecho todos juntos con la casa, hay decoraciones de todos los colores posibles sobre todo el jardín y sala parece que ha venido una explosión de colores y estalló. Mis campeones tuvieron la gran idea de hacerle una fiesta de bienvenida a Cassandra, esa fue la única razón por la que permití que David y Shelby fueran a recogerla del hospital.

— Estoy seguro de que le encantará y cuando sepa que la idea fue de ustedes estará más feliz—su sonrisa orgullosa me hizo querer estar tan relajado como él, aún estoy un poco agotado y volver a casa con mi familia me hace sentir un poco mejor, saber que están bien y que nunca los voy a dejar otra vez me da algo de paz.

— Deberías ir a descansar—me sugiere mi cuñado Jayden que está llevando unas escaleras para la decoración del jardín.

— Estoy bien, solo necesito que Cass esté aquí ¿Por qué tardan tanto? —veo mi reloj, sé que ya deberían de haber llegado, comienzo a cuestionar si fue una buena idea dejar que mi amigo se hiciera cargo de todo lo del hospital.

— Adam, tu crees que estás bien—me saca Jayden de mi cabeza— Pero yo sé que no lo estás. ¿Recuerdas que me pasó algo similar cuando nos quitaron a Kian? No te voy a decir que hacer, solo recuerda lo que princesa me repitió hasta el cansancio y me ayudó a mejorar; no es tu culpa, no es y nunca será tu culpa, así que déjalo estar y vive en lugar de tratar de enmendar algo que ya pasó y no puedes cambiar—con eso me dio una palmada en la espalda y siguió con la tarea de ayudar a mi hermana a decorar el jardín, el verlos juntos de esa forma tan íntima me hizo desear tener eso en un futuro con Cassandra, mi bello ángel de cabello rojo será tan feliz con nosotros.

— Papá ¡Mira esto! —corro a la cocina que es de donde provino el grito de Jared, estoy tan alterado de que algo llegue a salir mal que todo me preocupa a estas alturas del día, veo a mi pequeño a lado de mamá. Están decorando unas galletas con formas de corazón y la letra C en algunas de ellas.

— Jared ¿Qué pasa? —le digo acercándome a ellos, mamá sonríe negando con la cabeza y me hace agacharme para besar mi frente. Ella sabe que estoy alterado, pero no dice nada frente a mi hijo gracias a Dios, tantas cosas pudieron haber pasado de camino a casa.

— Hijo, tranquillo. No ha de tardar en llegar—sé que la intención de mamá es calmarme, pero cuanto más tiempo pasa más sube mi estrés de que no haya llegado mi ángel de cabello rojo.

— Papi, mamá ya casi está aquí y la extrañamos tanto, pero tanto ¿Crees que esté feliz de vivir con nosotros para siempre? —una sonrisa se escapa de mis labios al recordar el anillo que coloqué en su dedo, a la mañana siguiente tuvo muchas preguntas, pero al final acordamos que no le daríamos tantas vueltas, ese anillo tenía un simbolismo importante porque nos íbamos a casar, tarde o temprano, pensé que por todo lo que había vivido estaría muy en contra de una próxima boda, pero no fue así, mi bello ángel de cabello rojo me sorprendió diciendo que si de ella dependiera nos casaríamos al día siguiente, tuvimos que decidir esperar hasta que descansara y se recuperara, estoy en contra de solamente llevarla al registro civil para casarnos, no, mi Cassandra merece una boda tan perfecta como ella.

— Obvio que sí, mamá prácticamente ya vive aquí—le contesta Jake cargando unos regalos que le hicieron entre los tres, aun estoy curioso al respecto porque ni siquiera me los quisieron mostrar a mí, según sus palabras tuvieron mucho tiempo para encontrar el regalo perfecto para su mamá.

— No actúes como si no estuvieras nervioso, en nuestro circulo de la confianza te cuestionaste lo mismo—Jake se cruza de brazos por las palabras de Jared, estoy seguro de que nada bueno puede salir de esto.

Todo lo que nunca quiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora