Flashback.
— Hey, ¿qué tal?
Rubén hablaba por primera vez con el chico de baja estatura, estaban en la fiesta de cumpleaños de Mangel, amigo que ambos tenían en común.
— Todo bien, la verdad. He visto que te gustan los videojuegos, ¿tengo razón? —El más alto de sonríe ampliamente y extiende su mano para estrecharla con la ajena.— Eres de los míos, ¿eh?
— Claro que sí. Soy Rubius, por cierto.
— Y yo Alex...
Ese día comenzó una de las amistades más bonitas, reales y sinceras. Rodeados de más personas, fue el momento en el que debían conocerse, el destino era el encargado de todo lo que vivirían próximamente.
Sin embargo, la situación ahora era diferente. Alex estaba profundamente angustiado, tanto así que pensamientos caóticos dominaban su mente cada dos por tres y no estaba siendo algo fácil de sobrellevar. Su amigo estaba desaparecido y quería encontrarle lo antes posible, cada día estaba siendo una pequeña gran tortura para él... No sabía a quién preguntarle, a quién recurrir y sinceramente, la policía estaba siendo una mierda con la búsqueda y algo le decía, que Rubius no estaba tan lejos como parecía ante los demás. Ese mismo algo le decía que el más alto estaba vivo, ya que era una de las cosas que más atormentaba a Mangel.
La vida le había dado otra oportunidad para encontrar a su amigo luego de ser rescatado por Samuel y no, ya no iba a desperdiciar más su existencia. Pero había algo más que le inquietaba.
"¿Samuel de verdad es de la mafia o me lo decía de coña? ¿Existe una mafia aquí, ahora? En esta época, vaya... ¿Y si él sabe algo de Rubius? ¿Y si él es la persona que me puede ayudar? Porque es un tío bueno, ¿no? Pero, ¿qué tan bueno es alguien que trabaja en la mafia, asesinando gente? ¿Se puede entonces ser bueno de verdad? Sinceramente, creo que buscaré algún otro medio."
Entonces, el chico teclea rápidamente en su buscador y frunce el ceño al ver que, efectivamente la mafia sí existe aún y nunca dejará de existir.
"Chica es secuestrada y degollada por la mafia. Fotos aquí."
"10 personas son brutalmente asesinadas con disparos en la frente."
"La mafia, en plena crisis, está prestando dinero sin intereses para luego pedir favores."
Contiene ligeramente la respiración y piensa en lo peor, en lo que había evitado a toda costa. ¿Qué tal si ya estaba muerto su amigo?
— ¡No! Estás vivo, estás vivo, joder. No quiero ser un pesimista y eso me hace creer que estás bien... Aún.
Mientras tanto, Rubén se encontraba interrogando las actitudes que llevaba trayendo el hombre que le tenía encantado. Estaba siendo distante, no le mirada y con suerte le decía algunas palabras, él estaba seguro que no había sido por el beso porque le gustaba creer que el mayor también siente algo por su persona.
Allí se encontraba, con una bandeja en las manos luego de abrir la puerta con cautela.
No comprendía cómo un hombre con una sola mirada le podía hacer enloquecer por dentro.
— ¿Qué pasa?
— ¿Por qué tendría que pasar algo? —Exactamente a esto se refería, lo evadía cada vez que podía y eso le desesperaba en cierto punto.
— Estás extraño.
— ¿Cómo quieres que te trate, eh? ¿Acaso te gustaría que te trajera flores y bombones de chocolate? ¡Eres un rehén, Doblas! —El menor se acerca para alejar la bandeja de él y regresa, cruzándose de brazos delante suya.— ¿Ahora qué?
— No quiero que grites más. No quiero que me grites.
— ¿Mi rehén me está condicionando? —Samuel hace una risa sarcástica y observa fijamente al contrario, intentando dejarlo mal de cualquier forma.— ¿Por qué eres tan imbécil?
— Me gusta ser imbécil, Samuel.
Había que ser idiota para no sentir la tensión sexual que había en ese momento, eran ellos discutiendo pero a la vez, nadie más en el mundo entero.
— Ya lo veo. Deja de interrogarme, no necesito que alguien se preocupe por mí.
— Eso es mentira y lo sabes. ¡Deberías estar feliz porque alguien se preocupa por ti!
— No... No puedo estar feliz cuando sé que esa persona que supuestamente se "preocupa por mí" estará muerta en unos días. —Se acerca peligrosamente a Rubén y agarra su camiseta entre sus dedos, levantándolo ligeramente del suelo para quedar frente a frente, a escasos centímetros.— Eso va a pasar, estarás muerto.
— Podrías pasar el tiempo más feliz de tu vida junto a quién le quedan un par de putos días de existencia, Samuel.
Silencio.
— No tienes idea de lo mucho que te detesto, Rubén. Estás haciendo de mi vida un lío.
— Mátame entonces.
Silencio nuevamente.
Samuel tenía a Rubén cautivado por sus preciosos ojos oscuros, estaba hipnotizado y se perdía en ellos. El menor hizo una risa sarcástica, posando su mano ligeramente sobre su hombro para enterrar con suavidad sus uñas.
— Eres un maldito cobarde.
— Cobarde, como no te haces una idea.
— Sí... Ni siquiera te atraves a volver a besarme.
— Cierra la puta boca.
— No quiero.
El agarre en la camiseta del menor era cada vez mayor, haciendo que casi no exististera espacio entre ambos.
— Eres insoportable.
— ¿Qué tan insoportable?
Y nuevamente, se besaron. Samuel quería callar a Rubén porque realmente le iba a volver loco. Las manos del más joven recorrieron el pecho del mayor con lentitud, no comprendía como un hombre podía ser tan perfecto y a diferencia de su anterior beso, este estaba siendo mucho más apasionado.
Rubén se separa para poder tomar aire y observa fijamente al contrario, sin decir palabra alguna.
— Muy cobarde.
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R E H É N • ʀᴜʙᴇɢᴇᴛᴛᴀ ᴀᴜ
Fanfiction(𝘌𝘭 𝘴𝘪́𝘯𝘥𝘳𝘰𝘮𝘦 𝘥𝘦 𝘌𝘴𝘵𝘰𝘤𝘰𝘭𝘮𝘰 𝘦𝘴𝘵𝘢́ 𝘦𝘯 𝘴𝘶 𝘩𝘢𝘣𝘪𝘵𝘢𝘤𝘪𝘰́𝘯.) Rubén Doblas es secuestrado por un chico de ojos oscuramente bellos. ❝ Estoy obsesionado, desesperado Muero por tenerte de frente... ❞ ✞ 𝘋𝘰�...