Punto de vista de Samantha.
Alex salió delante mía y se desvió por la puerta de la cocina para eso de "no tener que dar explicaciones a nadie". Yo bajé a la sala donde estaban mis amigos para despedirme. Todos me miraron y yo puse una mala cara.
— Chicos, me voy, no me encuentro muy bien — Gia frunció el ceño.
— Oh venga si hace nada que has llegado — Dice Gisela mirándome igual que todos. Venga Sam invéntate una excusa rápida.
—si, pero me noto muy cansada y sabéis como soy.
— si, bueno Sam con eso de la salud es una caja de sorpresas. — dice Jason y todos ríen.
— Que te den Camacho. — le lanzo un beso a todos y salgo por la puerta principal hacia mi auto, en el cual un chico de chaqueta de cuero tupé y ojos verdes me esperaba sobre el capó de este. — listo, vámonos.
Él extiende la mano y yo no sé muy bien qué quiere decir eso por lo que me quedo mirándole sin entender nada.
— Las llaves muñeca, es mejor que esté ocupado durante el trayecto — dice sonriente mientras noto como millones de escalofríos me van recorriendo el cuerpo. — sino, te aseguro que a la mitad de camino no aguanto sin que te arranque la ropa. — y eso que dije antes de que Alex iba a saco, se quedaba corto. Le di la llave y me monté en el asiento del copiloto mientras él conducía.
Siempre tuve una especie de tensión sexual no resuelta con Alex, desde que nos besamos en una fiesta jugando a la botella nuestra amistad siempre ha estado guiada de miradas, mordidas de labios inferiores y encontronazos que podían haber acabado como hoy.
Trato de mirar la carretera mientras conduce y no mirarlo a él pero me resulta imposible es tan agradable mirarlo y me gusta tanto hacerlo mientras está distraído. Sus ojos verdes están concentrados en la carretera, su mano izquierda sobre el volante y la otra sobre la marcha mientras en sus labios se formaba una sonrisa, sin duda es perfecto.
— Por fin, odio que vivas tan lejos — dice abriendo su puerta al igual que yo abro la mía y hago lo mismo con la de mi casa, La Luz de la sala se prende cuando entramos y yo suelto mis accesorios en una mesita al lado de la entrada.
— No es la primera vez que vienes, así que como en tu casa — digo quitándome los zapatos que a decir verdad ya me estaban incomodando. — ¿Quieres tomar algo?
— No — se acerca — te prefiero a ti — rodea con su brazo mi cintura y me besa, ese beso comienza a subir de intensidad a la misma vez que nuestras lenguas se rozan y hacen que el calor en nuestros cuerpos aumente, ahora mismo todo me molesta, voy bajando rápidamente su chaqueta de cuero y la lanzo lejos de nosotros, paso sobre su cabeza la camiseta y él hace lo mismo conmigo. Nuestras piernas se mueven a la vez para caminar hacia la escalera se agacha un poco y me hace rodear mis piernas en su cadera mientras me besa el cuello, soy extremadamente sensible a eso. Llegamos a la planta superior y suerte que dejé la puerta de mi cuarto abierta.
Mi cuerpo bajo el suyo mientras va dejando pequeñas marcas de besos del hombro al cuello y yo desabrocho su pantalón, y él vuelve a hacer lo mismo con el mío, deja pequeñas mordidas sobre mi vientre y yo me estremezco, la respiración se me vuelve más pesada y la calentura ya es evidente.
—¿sabes cuántas ganas tenia de tenerte así? — susurra contra mis labios.
— ¿Ah si? — le miro.
— No hay día que no quiera atarte a la cama — el lado pervertido de Alex personalmente a mí, me vuelve loca. Me muerdo el labio inferior mientras le miro. — Dios Sam no hagas eso.
Se acerca para besarme pero yo me alejo maliciosamente de su boca desesperándole un poco por tener contacto, con su mano detrás de mi nuca junta nuestros labios y de un giro me deja encima de él. Mis manos están contra su pecho desnudo y van bajando por su abdomen hasta tocar el borde de sus bóxers, siento como algo debajo de mi se pone duro, wow la Alexconda se activó. Enseguida mis mejilla se vuelven de color rosado y él baja sus pantalones a la misma vez que que yo quito los míos, cuando ya no quedaba nada de ropa y solo estábamos él y yo rozando nuestros cuerpos sin ninguna prenda que molestase, él volvió a estar encima mía.
— ¿estás segura? — me dice viendo como mi respiración es más pesada y agitada por segundos.
— Solo hazlo ya, Alex. — y él supo que significaba eso, entró lento y subió la intensidad por segundos he de reconocer que era la mejor forma de despejarme. Mis uñas se enterraron en su espalda y sentía su respiración en mi cuello lo que me hacía gemir, dios estaba siendo realmente placentero. Sus manos fueron a mis muslos y los apretó fuerte mientras me besaba, abrí los ojos y vi los verdes suyos, cambiamos de posición ahora yo arriba, de delante hacia atrás una y otra vez haciéndolo realmente gustoso. — Ale- Alex- me.. — supo que significaba así que aumentó la violencia de sus embestidas y terminamos ambos a la misma vez. Escucharlo gemir no tenía precio.
Se tumbó a mi lado mientras yo trataba de recuperarme de eso que acababa de pasar.
—No te lastimé ¿cierto? — negué con la cabeza y cogí mi teléfono de la mesilla de noche.
— Qué raro Gia no me ha llamado.
— Estará con Taylor. — dice levantándose de la cama y volviéndose a vestir — Bueno yo debo irme.
Deposita un beso en mi mejilla y sale por mi habitación y a los segundos escucho la puerta principal cerrarse. Solo ha sido eso un polvo.
ESTÁS LEYENDO
El Que Se Enamora Pierde [EN EDICIÓN]
Teen Fiction«Ten cuidado con jugar con el fuego, porque te puedes quemar o enamorar, y si te enamoras... ¡Pierdes!» Samantha era una chica que aparentemente estaba sola, lo único que le quedaban eran sus abuelos. En su penúltimo año de universidad el chico de...