Nuestro amor se extinguió

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No sabía como decirle que deseaba escapar de la vida cómoda, no sabía como decirle que ya no lo amaba. Muchas veces sin darnos cuenta el amor ya no es tan fuerte como la primera vez, y mi alma necesitaba algo más, necesitaba a alguien más, sus caricias ya no me servían para calmar este agitado deseo de desesperación, la llama en mi interior se apagó.Por eso escapé a un lugar donde jamas me encontrarían, con alguien que aprendí a querer, alguien que no solo entendía mis sentimiento de soledad y angustia, sino que también comprendía que necesitaba un nuevo amor más arriesgado y explosivo.

Cuando el joven esposo escapó de su hogar nupcial al principio no sabía a donde ir, pero conforme pasaban las horas la angustia lo invadía.Buscando en sus recuerdos rememoró el viejo pueblo natal de su abuelo, aquel que por el momento serviría para empezar desde cero. Cruzó una calle sin importarle nada y golpeó a un sujeto que andaba distraído, tomando ingeniosamente las llaves que llevaba en uno de sus bolsillos.

-Todas las llaves abren una puerta-murmuró.

Y mientras veía al hombre retorcerse en el suelo sonrío marchándose con mirada victoriosa. Manejó toda la noche con la mirada clavada en el horizonte, sabía de memoria el camino exacto al pueblo.No tardarían en localizar el auto robado y  por eso tenia un plan ya organizado con mucha cautela,pero a la vez eso implicaría tener que caminar varias horas hasta su destino.

Mientras tanto en el pueblo de Karmaland un intrépido muchacho vestido de azul escalaba los muros de una gran casa. Con un cigarro entre los dientes se aferraba a la estructura casi deteriorada por el tiempo pero estable al mismo tiempo.En el momento en que consiguió llegar a la cima se tumbó en el helado piso de cemento y dio un gran respiro.

-Que me tiren un rayo los Dioses ahora, porque yo ya no puedo más.

Se incorporó casi temblando con la mirada en el suelo y caminó lentamente, tomando el cuchillo afilado de su espalda siguió su camino confiado en que podría con cualquiera que le pusieran en frente. Bajó las escaleras para internarse en la gran vivienda. En la penumbra sus ojos vieron como había un resplandor violeta que lo guiaba o quizás que lo atraía al interior de una habitación.

-¿Pero qué es eso?-murmuró el joven

Y cuando estaba apunto de entrar, una mano tocó su hombro.

-Hombre, Mangel amigo mío, ¿qué haces en mi casa a estas horas?

Mangel lo miró con el rostro sorprendido y la sangre congelada, no pudo ni parpadear por el susto que se llevó. Pero por su parte el dueño de aquel lugar parecía acostumbrado a que las personas entren como si fuera su hogar.

-A mira tú, pensé que era mi casa-respondió Mangel.

-Pues no lo es. Te acompaño a la salida para que puedas ir tu hogar.

-No gracias, yo ya se por donde irme.

Y como si no hubiera pasado nada Mangel procedió a retirarse.

-Cuidado con el cuchillo que puedes matar a alguien.

-Si claro, lo guardaré ahora mismo-respondió Mangel dándole la espalda.

Siguió caminando por un camino diferente y viendo a los lados como si estuviera buscando algo. Sin dejar de mirar curiosamente los retratos se marchó advirtiendo que el dueño de aquel lugar aún lo seguía con la mirada incluso cuando pasó el gran portón y camino por unas escaleras suicidas.

Y esa misma noche el desesperado esposo que había dejado hace varios kilómetros el auto robado, caminaba sediento por una carretera vacía, o quizás no tan vacía porque cuando volteo la mirada un auto se aproximó a él, iluminando su rostro con los farolillos delanteros. Era su única esperanza ahora y debía actuar bien.

-Oye, ¿a donde te diriges?-le gritó el conductor.

-A un pueblo cerca de aquí, Karmaland creo que se llama-respondió amablemente con una sonrisa dudosa.

-Tienes suerte, yo me dirijo ahí ahora mismo, súbete que te ayudo a llegar.

-Gracias.

Y con esto último se subió a la parte posterior desconfiando del amable sujeto que se había ofrecido a llevarlo, pero al mismo tiempo aliviado de poder tomar un descanso.

-Y ¿por qué quieres ir hasta el pequeño pueblo?

-Solo quiero un poco de paz.

-Eso parece imposible desde mi punto de vista.

-Ya lo veremos.

-¿Cuál es tu nombre?-preguntó después de varios segundos de silencio-Seguro que pronto seremos buenos vecinos.

-Me llamo Lolito y seria un placer ser tu buen vecino.

Mientras el auto avanzaba por el oscuro camino adentrándose en el peligroso bosque y elevándose cada vez que tenia que pasar por una zona rocosa, Willyrex temía por el contenido en el maletero espacioso.Toda esa dinamita que llevaba podía ser encendida en cualquier momento.









Otra vida a tu lado (karmaland)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora