Almohada de Estrés

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- ¡¡NO PUEDE SER!! - Exclamó sorprendido al darse cuenta de quién estaba enamorado Mike; éste y él pelinegro voltearon a ver a quien causaba tanto bullicio.

- ¿No puede ser qué? - Preguntó Nile con un rostro confundido por el rostro de otro que demostraba todo su asombro. Éste volteó a ver a Mike quien lo miraba suplicando mentalmente que no mencionara nada de lo que habían hablado y después de entender esa mirada, comenzó a pensar en qué debería decir.

- Ehm, bueno... - Erwin estaba nervioso pero pronto supo que decir. - ¡Nada!, ¡sólo recordé que se me hacía tarde para una cita que tengo con una chica! - Se excusó. - ¡Adiós! - Salió despavorido del departamento dejando solos a Mike y Nile que seguían parados en la puerta de entrada. Él primero dejó entrar al más bajo y éste se sentó en el sofá individual de la sala y Gata se le acercó; no había estado presente cuando Erwin llegó pues no le caía muy bien.
   Mike le sirvió una taza de café al otro para después sentarse en el sofá para tomar el suyo.

- ¿Y de qué estaban hablando? - Le preguntó él más bajo al otro.

- De cosas...

- ¿Te preguntó por la cita que tuviste con Hange? - ¿Cómo era que acertaba siempre a lo que él pensaba o hacía cada vez que intentaba no decir nada?, pues Nile siempre había sabido leer su rostro, sabía cuando intentaba mentirle y cuando no, cuando evitaba hablar de un tema que le desagradara o de algo que era tan personal que lo guarda para sí mismo; eso último jamás le había gustado ya que eso significaba para él que no le tenía la confianza para hablar de sus miedos, de su pasado, de sus sentimientos.

- Sí, me preguntó por eso... - Nile se sorprendió por la respuesta ya que él otro siempre buscaba una forma de evadir algún tema si éste lo ponía incómodo. - Pero le dije que estoy enamorado de alguien más. - Él pelinegro tomó la taza de café con más fuerza que antes y decidió cambiar el tema diciendo que él departamento del rubio siempre estaba sucio y en cambio el de él no. - ¿No quieres saber de quién estoy enamorado?

- Es tu vida, no la mía; así que no. - Y ahí se iba su oportunidad de expresarle sus sentimiento al otro, decirle que lo amaba como no tenía idea, de decirle cuán celoso estaba cuando lo veía con alguien más, de decirle que odiaba que no le mirase como él deseaba.

El resto de la mañana se la pasaron conversado de cada tontería que se les ocurriera y no volvieron a mencionar el enamoramiento de Mike. Cuando Nile estaba por irse, él otro le detuvo diciendo que aún no le entregaba su libro.

- Me lo entregas después en mi casa, así aprovechas para que te preste otro libro. - Le aconsejó éste, eso había puesto más que felíz al otro pero intentó contenerse y sólo limitarse a decir "sí, claro". Cuando Nile se fue, "él perro" saltaba, corría y hasta hacía desorden de la emoción, pero aún si la emoción era potente, debía de arreglar el departamento pues Nile tenía razón, ese lugar ya estaba muy sucio y en cualquier momento comenzaría a apestar si no hacía algo.

Se pasó todo el día limpiando y para cuando terminó estaba totalmente cansado y pegajoso; se encaminó al baño de su habitación para tomarse una ducha, se desvistió y esperó a que la temperatura del agua estuviese en su punto para después comenzar a asearse. Cuando llegó a sus partes íntimas, recordó el día que había comenzado una lucha amistosa contra Nile y cómo éste había terminado encima de él; recodaba exactamente cómo cada parte de su cuerpo había caído sobre él, cómo la camisa que traía puesta dejaba ver su clavícula y sus pectorales pequeños; recordaba cómo se formaba un pequeño sonrojo en él rostro sorprendido del pelinegro y cómo estaban sus rostros tan cerca uno del otro haciendo que sus alientos cálidos se mezclaran creando uno solo. Esos recuerdos hicieron que Mike terminara manchando la pared con su esperma; terminó de asearse para después vestirse con su pijama y acostarse junto a Gata en la cama. Unas cuantas lágrimas rodaron en los pómulos del rubio, así siguieron rodando hasta convertirse en un llanto que intentaba callar entre sus almohadas. ¿Por qué?, ¿por qué se sentía tan mal de amar a alguien?, se suponía que el amor era algo hermoso, una sensasión que al obtenerla, te causaba dicha y felicidad, no culpa y tristeza; entonces, ¿por qué se sentía la peor basura de todas?, bueno, porque había pasado la mayor parte de su vida sintiendo algo tan fuerte hacia un hombre que jamás lo miraría como pareja, sólo como amigo; pasó su adolescencia siendo aconsejado por una madre que tampoco supo amar a otra persona pues nunca le dieron la oportunidad de hacerlo, los consejos de ella, sus tíos y tías y de sus amigos se los sabía de memoria: "es pasajero", "ya conocerás a alguien más", "aún eres joven y no sabes lo que quieres en realidad", "deberías de decirle, así dejas de atormentarte", " no seas pesimista, tal vez le gustes" ; pero aún sabiendo todo eso, no podía decírselo, no sabía cómo se lo tomaría, no sabía cómo afectaría su amistad y si habiendo la posibilidad de que esa hipotética relación que vivía en su imaginación se volvía realidad, podía haber la posibilidad que ésta terminara y jamás volverían a ser los mismos, no podría ni siquiera verlo a la cara. Le aterraba pensar que ya no podría volver a caminar junto a él, verlo burlarse, verlo reír, tener esas largas charlas sin sentido que podían durar horas, ver ese lado suyo vulnerable y tierno que sólo él había visto alguna vez. Verlo ser él mismo.
   Lloró, lloró toda la noche junto a Gata que intentaba consolarlo, y así llegó nuevamente la mañana; se levantó de la cama para darse una ducha y saliendo de ésta se vió en el espejo, vió a un hombre que se torturaba a sí mismo al amar a alguien que jamás lo amaría, que se torturaba con el pensamiento de que algún día por alguna razón inexplicable, él y Nile serían una pareja, se casarían y vivirían juntos, tal vez adoptarían o no, pero siempre estarían juntos no importando lo que sucediese, su amor duraría más que cualquier otra cosa en el mundo; pero éstos pensamientos se desmoronaban como una pared siendo golpeada por una bola gigantesca de hierro al ver a Nile saliendo con alguna mujer, llevándola a lugares hermosos por los que mataría por llevar al pelinegro al menos una vez, viendo cómo les daba tantas cosas de valor mientras que él sólo tenía pequeños regalos para él pero que le daría con una gran emoción pues plasmaría sus sentimientos en ellos; viendo cómo era dejado o él las dejaba cuando él jamás lo dejaría y si él pelinegro lo dejaba, lo aceptaría; le dolería en lo más profundo de su corazón pero aceptaría la decisión de la persona que amaba.

El tono de llamada de su teléfono lo hizo dejar de mirarse en el espejo para ver quén lo llamaba tan temprano; desbloqueó el aparato y contestó.

- Hola. - Saludó con su voz ronca de tanto hipear y gemir de dolor toda la noche.

- Mike, soy yo. - Se escuchó la voz de Nile del otro lado; el viento y la lluvia se escuchaba de fondo junto con los pasos que daba él más bajo.

- ¿Qué pasa?

- Tuve una pelea con Marie; necesito hablar con alguien... - Su voz se escuchaba a punto de quebrarse, un silencio profundo inundó la atmósfera así como la fuerte tensión y tristeza que emanaba él pelinegro aún si sólo estaba llamando. - ¿Podrías venir a mi departamento? - Le preguntó a punto de llorar en medio de la llamada, Mike deseaba que no derramara ninguna lágrima por alguien, mucho menos por él, pero en ése momento era inevitable y necesitaba a alguien a su lado; él sería ese alguien pues aunque se considerara una basura por no poder tomar coraje para decirle lo que siente y no poder amar a alguien más que no fuese él, decidió aceptar verle en el departamento y hablar sobre lo sucedido y consolarlo hasta que éste se quedase dormido por tanto llorar, dejaría que lo usase para que lo escuchase y dejaría que hiciera y deshiciera de él tanto como quisiera, pues así de amor le tenía que no le importaría ser ésa "almohada de estrés" para él.





- He notado que tiene muchos problemas de autovaloración y se considera alguien que nadie amaría, ¿no ha pensado que sí merece amar y ser amado? - Le preguntó la doctora mientras anotaba aquello en la libreta que tenía en su mano izquierda.

- Lo he pensado; pero si no es él, no siento que de verdad lo merezca. - Contestó francamente.

- ¿Ha intentado salir con alguien más, aparte de Hange? - Preguntó.

- Lo intenté y fracasé.

- ¿Por qué?

- Pasaron algunas cosas ese día; Nile se encontraba ahí... - Se quedó mirando a la nada por un segundo para después volver a hablar. - Se comportó muy extraño.

- Bien, hábleme de eso.

Amor PlatónicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora