Desde mi asiento en la mesa de profesores puedo ver a Harry, lo hago de la manera más disimulada, sobre todo desde que puede haber un espía. Sonrió al recordar su rostro al decirme lo del embarazo, tener una familia había salido de mi mente desde lo de Lily, pero desde ese día me lo estoy planteando. Aunque sigo pensando que el embarazo masculino es una locura.
Harry hablo con Draco, y ahora más que nunca mi ahijado pasa tiempo con Zabini y se la pasan besuqueando por todos lados, sobre todo si esta mi león cerca. Mis ojos recorren el comedor, pesando en quien podría ser el traidor, pero por más que pienso en esa persona no la encuentro.
—Severus, podemos ir a mi oficina.
La voz de Albus hizo que reaccionará, volteo a verlo y asiento; al ver como se levantaba hago lo mismo, notando que nadie nos toma atención.
Caminamos en silencio por los pasillos, sé que quiere ir a hablar sobre la profecía, tal vez ya averiguo más, con eso en mente me vuelvo ansioso, quiero saber todo lo posible para investigar y encontrar soluciones, no pienso renunciar a Harry, es el único que hace que quiera continuar, y pensar que todo vale la pena.
Al llegar a la estatua Albus susurra la contraseña y subimos por las angostas escaleras, entramos a su oficina y cuando él cierra la puerta me giro para encararlo.
—Paciencia Severus, debes recordar que es una gran aliada.
—Sabes que no soy muy paciente, antes lo fui y...
—Lo sé, pero las cosas pueden cambiar, siéntate.
Sin decir más hago lo que me pide esperando que continúe.
—Por fin pude traducir la profecía. No había querido comunicarte nada hasta que estuviera seguro.
Veo como saca un pergamino de un cajón que esta frente a él, y lo pone en el escritorio
—Yo pienso que Harry debe de saberlo, pero está vez lo dejo en tus manos.
Tomó el papel entre mis manos, puedo sentir como mi corazón late desbocado, sí, Harry merece saberlo, lo sé, pero quiero que sepa lo menos posible, quiero protegerlo de todo.
Dejo salir un suspiro, él ha demostrado que me tiene confianza, y que estará a mi lado pese a todo, arrugo un poco el pergamino por la fuerza que hago al pensar en lo que haré.
—Quiero que esté presente.
Esas palabras salen con decisión, y puedo ver por unos segundos una sonrisa en el rostro de él.
Asiente y se levanta para ir por mi novio, agacho la mirada y dejo el pergamino, quiero leerlo junto a él. Quiero que entre los dos decidamos que haremos; pero no me importa lo que diga esa profecía, no dejare mi felicidad, y menos si sé que Harry me quiere.
Los minutos que espero se me hacen eternos, me levanto agarrando mi cabello entre mis manos, el silencio es asfixiante, sólo quiero acabar con eso. Los latidos de mi corazón se aceleran al ver como la perilla de la puerta gira dejando ver a las dos personas que más quiero.
—Pasa Harry, toma asiento al lado de Severus.
Él me mira con los ojos nerviosos, al tenerlo a mi lado le tomo su mano y llevo su dorso a mis labios, depositando un beso.
—Todo saldrá bien, quiero que sepas que no importa que diga aquí, lo que importa es lo que nosotros hagamos.
Veo como traga saliva y asiente. Nos sentamos al igual que Albus y volteamos a verlo.
—Se que podrán con esto, sólo que debemos tomar precauciones, pueden leerlo.
Su sonrisa me tranquiliza un poco, siempre ha tenido ese efecto, pero al rozar con mis dedos el pergamino todos los nervios regresan. Volteó de reojo a ver a la persona que más quiero, y con más decisión tomo el papel, me aclaro la garganta y comienzo a leer.
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Del odio al amor... sólo hay un paso
FanfictionHarry Potter cursa su sexto año en Howgarts, cansado de todo lo que todas las personas esperan de él, no sabe que el destino le tiene preparado la prueba más difícil de todas, aceptar lo que esta sintiendo por su "odiado" profesor de pociones.