Capítulo Décimo;)

28 6 23
                                    


YAEL

Después de haberme encomendado a todas las divinidades existentes anoche, estoy terminando de arreglar mi casa, hoy me toca llevar a Dody a la escuela. La cena con Chantal me tiene nervioso pero bueno, tengo que recordar cómo se respira y no hacer mis torpezas y todo va a salir bien.

El monstruo coge su mochila, — Yael, ya podemos irnos ya termine de cepillarme los dientes.

Dejo el trapo del mesón secando y me enjuago las manos para recoger las llaves de casa, —¿No se te olvida nada?

—No, ya tengo todo en la mochila...— empieza a enumerar con los dedos de su pequeña mano cada cosa que va diciendo, — Vico me ayudo ayer a guardar la tarea, papa me dejo la lonchera lista antes de irse, y si me puse perfume, todo listo bestia.

Sacudo sus rulos castaños y salimos. Caminamos unos 15 minutos hasta la escuela.

—Pórtate bien y no rompas nada aun, recién es la primera semana. —le guiño un ojo al enano que solo se ríe.

Va corriendo hasta la entrada, pero se detiene para gritarme —¡Intentare que nadie muera con mis bromas! —se despide con la manito y yo solo puedo reír.

Antes de ir a casa tengo que pasar por la tienda a comprar las cosas para cocinar el almuerzo, haré un delicioso enrollado de atún, al estar esperando que me atiendan veo en la televisión del local que ha habido robos importantes a empresas de Cuba, mi papa algo me había comentado sobre eso, pero no lo escuche muy bien. Al terminar de comprar me dirijo a mi casa, de paso veo la florería y decido comprar un ramo pequeño para la noche, llego a mi hogar y empiezo a cocinar.

Pongo unas buenas rolas de Morat y ahora sí que el arte venga a mí.

Ya no tienes que cuidarme porque yo!

siempre he sabido que tus besos matan,

que tus promesas riman con dolor,

que eres experta en robarle latidos a mi corazón, y tú!

nunca juraste que saldría ileso!

ya no te atrevas a pedir perdón,

yo te confieso que no me arrepiento y aunque estoy sufriendo podría estar peor,

sabiendo que tus besos matan moriré de amor

—OhhOhhhOhhh, sabiendo que tus besos matan moriré de amor! —Seeee aplaudo como tonto cuando termina la canción, esos tipos son unos genios.

Acabo de cocinar, limpio todo y voy para mi cuarto para hacer lo de siempre.

Nada.

Otra vez estoy mirando mi techo, no sé si alguien más lo haga, pero una vez una amiga del colegio me dijo que me acostara en mi cama y mirara el techo, que disque vería lo que imaginara, pues yo veo lo mismo, el techo blanco, pero cada quien, con su rollo, de todas maneras, es lo mismo supongo.

Hoy entro de nuevo a trabajar en la Harenam, mi turno empieza a las once de la noche, pero voy un poco antes para sacar las cuentas y no amontonar mucho lo que debo hacer. La Harenam que en realidad su nombre es "Periculum Harenam" pero solo decimos lo último porque pues nos da paja decirlo completo. Es un lugar donde se realizan peleas clandestinas, queda ubicado en el pueblo vecino, donde los norteños precisamente. Yo soy el contador del sitio, empecé a trabajar ahí cuando supe que papá no podía con los gastos de la Universidad de Vico, los gastos de la casa que faltan por pagar, mandarle dinero a nuestra abuela, las muchas deudas que tiene, entre otro sin fin de cosas. Vico y yo decidimos ayudarlo, él trabaja medio tiempo en un taller de mecánica y pues yo en la Harenam, saben que soy contador, pero no de que en sí, no me dejarían ir, aunque iría de todas formas pero mejor así. Me salgo por la ventana cuando ellos están en casa ya que en sus mentes yo trabajo en la tarde.

Chantal, ¿me ayudas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora