44 - EXPLICACIONES

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Drogo

—Bueno. Ahora que está todo arreglado, ¿no deberíamos ir a ver cómo les va a los demás?

Vlad esboza una divertida sonrisa ante mis palabras.

—No quieras correr tanto, Drogo. ¿Y si os ven? Recuerda que mañana debemos fingir el funeral.

Una mueca de fastidio se me escapa. Se me había olvidado ese pequeño detalle. Se supone que estamos tratando de que no vuelva a suceder lo que ocurrió en el pasado y, para ello, debe haber un funeral.

—¿Pero y si les hacen algo a nuestros hijos? —pregunta Cris preocupada.

—Dudo mucho que lo consigan —responde Vlad divertido —. Además, vosotros mismos habéis dicho que tan sólo ha ido Marian. Eso no es suficiente para poder con ellos. Seguramente estarán esperando a mañana para lanzar el ataque de verdad, cuando la familia esté sola y ya no se encuentren ni las brujas ni el consejo.

Suelto un suspiro pesado. Sé que tiene razón, pero me preocupa el que vayan a por nuestros hijos y no poder hacer nada por ellos.

—Atención —nos indica Kael —. Se acerca gente por el bosque. ¡Qué extraño! Se supone que la fiesta tras la coronación debería durar toda la noche.

Cris y yo nos miramos preocupados y corremos hacia el jardín con las espadas en la mano. Sólo espero que no estén aprovechando el akelarre para atacar la mansión. De ser así, estamos preparados.

—¿Lista, cosita? —pregunto colocándome delante de la puerta en actitud defensiva.

Ella asiente y los dos miramos fijamente hacia la entrada del bosque. Una gran sonrisa se dibuja en nuestros rostros al ver de quienes se tratan. Nuestros hijos acceden al jardín y, en el momento en que nos ven, vienen corriendo hacia nosotros.

—Mamá. Papá —grita Christen emocionada corriendo hacia nosotros.

Se dispone a abrazar a su madre, pero ésta sale disparada cayendo sentada en el suelo.

—Pero... ¿Qué? —pregunto mirándole divertido.

—Culpa nuestra, papá —reconoce Draco rascándose la nuca —. Usamos el conjuro de la viscosidad para evitar que nos atraparan. 

—¿El conjuro de la viscosidad? —inquiero intrigado mientras ayudo a Cris a ponerse en pie.

—Cosas del libro de mamá —contesta divertido —. Será mejor que entremos y lo deshagamos. Yo también tengo ganas de daros un abrazo.

Siento un gran orgullo en mi interior mientras les veo acceder a la mansión. Me alegra enormemente que hayan comenzado a desarrollar su potencial y que lo hagan con cabeza. Eso es algo que les honra.

—Fíjate. Ya saben usar el libro y todo —comenta Cris agarrándose a mi brazo.

—Sí. Son dignos hijos de sus padres —contesto dedicándole una sonrisa.

—Pero... No puede ser... Mi pequeñín.

De repente siento como soy levantado en el aire por un fuerte abrazo.

—Mamá, por favor, que me vas a ahogar —le pido entrecortado.

—Eres tú. Eres tú de verdad. No eres ningún fantasma —contesta dejándome en el suelo.

—Pues claro que soy yo —respondo divertido —. ¿Qué te esperabas? Ya sabes que soy muy difícil de matar.

—¿Y te parece bien haberme tenido tanto tiempo sufriendo? —me regaña —. Si pensabas volver, podías habérmelo dicho y me habría ahorrado más de un disgusto.

DC XII:LA REINA DEL MUNDO √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora