Parte 5 ~ ¿Muerto o no?

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Un aerodeslizador recogió el cuerpo inerte del chico al frente mía, yo no podía hacer otra cosa que alejarme de su cuerpo al mismo tiempo que lloraba sin consolación. Los sonidos de la arena se fueron apagando poco a poco hasta ser nulos, de pronto parecía que toda la arena se movía mientras yo aún estaba sobre ella. Dejé escapar un estruendoso grito cuando un gas púrpura me desmayó.

Desperté unos días después en una cómoda camilla, no sabia exactamente dónde me encontraba pero estaba dispuesto a averiguarlo. Mi pulso se aceleró mientras yo arrancaba todos los aparatos que medían mi pulso, los cuáles sonaban extrañamente rápido. Tactee mi cuerpo en búsqueda de mis lanzas sin exito alguno, tenía una simple bata de paciente que daba al descubierto mi trasero. Sabía que una jeringa no me serviría de mucho pero era mejor que andar totalmente desarmado, tomé una de esas y salí de la habitación.

Al salir escuché unos gritos y vitores, estruendosos aplausos por todos lados que molestaban mis oídos, la luz era mucho más potente que la de mi habitación así que no pude evitar entrecerrar los ojos y dejar caer mi jeringa al piso. Empecé a gritar cuando noté que los aplausos se acercaban, encogiéndome en mi propio lugar.

— ¡Gilberto! ¡Cálmate! ¡Ya todo pasó, has ganado los juegos! — Una extraña voz a la cuál apenas reconocía me estaba gritando, sentí unas cálidas y suaves manos acariciando mis brazos. Miré hacia aquel rostro, esa señora hablaba cómo mi mamá y lucía cómo mi mamá... Sin embargo, no podía creerlo, tenía que ser otro truco del Capitolio.

— ¡ALÉJATE DE MI! — Taclee a la señora con toda mi masa corporal, esta puso una mueca de terror y al mismo tiempo de sorpresa. Sujeté sus muñecas y pegué mi rodilla en su torso. Sentí un pinchazo en mi nuca y al instante quedé desmayado una vez más.

Lo próximo que podía ver sólo eran luces blancas que prendían y apagaban. Abrí los ojos y ví bajo estos el cuerpo más esquéletico que nunca había notado pero para mi sorpresa... Era mi cuerpo. Mi piel parecía el doble de pálida y todo parecía molestarme a pesar de que apenas sintiera mi cuerpo. Un mensaje estaba escrito en la pared ''No habrá tour de victoria''. Aún no asimilé la última palabra ''Victoria'' acaso... ¿Yo gané los juegos? .. No... No puede ser verdad, es imposible, yo no soy el tipo de persona capaz de ganar unos juegos, no soy lo suficientemente fuerte.

 — ¡NO! ¡NOOOOOO! ¡SAQUENME DE AQUÍ! — Empecé a gritar nuevamente, mi voz parecía mucho más ronca y débil de lo normal, ni yo mismo podría notar mis palabras, recien me dí cuenta que tenía un aparato que me permitía respirar así que lo arranqué. De pronto no podía respirar, el oxígeno no accedía por mi nariz y mucho menos por la boca. Un vórtice de color blanco me cegó, cayendo en un volcán congelado sin fin.

Al fin caí en una superficie, aún más fría de lo que era el volcán congelado. Pero... ¿Realmente estaba ahí?... Yo no podía sentir mi corazón...

The 55th Hunger Games.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora