Definitivamente los días no son iguales, había estado tan acostumbrado a estar con Kook, prácticamente todo el tiempo, que ahora que no lo he visto en varios meses, siento como el vacío en mi pecho va creciendo poco a poco.
Regularmente salgo a caminar por el parque, sin poder evitarlo, mi mente viaja al pasado, allá donde nos conocimos y formamos una fuerte amistad...
Me siento en una banca y pienso: ¿Lo amo? Sí. Lo amo cada día más.
Pero no me siento seguro, ¿y sí sólo es un capricho más para retenerme a su lado?
JungKook siempre fue así, quería algo, lo obtenía, ¿cómo? A base de mentiras... Aunque supongo que conmigo nunca lo hizo porque siempre accedí... Hasta hace cinco meses, cuando corté nuestra amistad, si es que aún se le puede llamar así.
Mi corazón se había emocionado al escucharlo decir que me amaba de la misma forma en que yo lo hacía, quería brincar a sus brazos, besarlo y repetirle que lo amo...
Pero la incertidumbre me embargó...
¿Qué si mentía? Me rompería aún más el corazón y yo ya no podía más. No cuando me recordó que soy un maldito pobretón que no tiene mucho por ofrecer.
El sólo recordarlo hace que mi deseo por romperle la boca crezca.
Me rio... Jamás lo golpearía, sólo una bofetada pero no más que eso.
Aunque ese día si estuve a nada de hacerlo, decirme que él es el mayor dueño de la casa, ¡vaya cosa! Eso ya lo sabía... Pero cuando decidimos hacernos de nuestro propio hogar, nunca consideramos quien ponía más, porque era mayor el deseo de vivir juntos...
Mis ojos se empañan, parece que está a punto de llover...
Alzo mi mirada al cielo y dejo que la lluvia caiga desde mis ojos... Llueve por dentro, llueve mucho.
Aún recuerdo cuando íbamos en la misma escuela, yo me había ganado una beca, él siempre tuvo los medios para pagar, sus padres son médicos y siempre vivieron bien... Pero cuando lo conocí, era un maldito arrogante.
— ¡Fíjate por donde vas! –Le había gritado al chico que me empujó sin disculparse.
Estaba enojado pues el profesor no me había dejado entrar a la clase sólo porque llegué quince minutos tarde, el maldito autobús se había quedado y tuve que correr como alma en pena. Llegué sudoroso y no me dejó pasar.
Para joderla más, había olvidado mi almuerzo. Sí, todo había jugado en mi contra cuando a ese chico se le ocurrió empujarme.
—Fíjate tú, mariquita. –Me había dicho y eso rebasó mi paciencia.
Ni siquiera sé de dónde me salió tanta fuerza, pero con toda mi frustración acumulada; lo empujé contra los casilleros y apreté el cuello de su camisa.
Escuché cómo se quejó y me miró con sorpresa, él tampoco se lo había esperado.
— ¡Vuelves a decirme mariquita y te rompo la cara, maldita rata! –Le grité furioso.
Él sólo me miró por unos segundos con sus ojos bien abiertos y después sonrió.
Hizo que mi enojo creciera.
—Vaya, vaya, la nena tiene agallas. –Dijo burlón cuando me tomó de la muñeca suavemente.
— ¿Acaso tengo tetas, estúpido? ¿O eres tan imbécil que no sabes distinguir a un hombre de una mujer? –Había apretado más fuerte el cuello de su camisa logrando que se arrugara.
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↬ᴏɴᴇꜱʜᴏᴛꜱ ᴊɪɴᴋᴏᴏᴋᴊɪɴ♛
RomanceHistorias únicas de la OTP: JinKook. KookJin. ❀Historias propias.