Diario 12

5 1 0
                                    

Noches como estas son especialmente largas. La Luna se alzaba con elegancia sobre el cielo oscuro y estrellado; noches como estas son dignas de admirar.

La ansiedad azotaba su ser mientras los demás integrantes de su familia descansaban. Ansiedad que había comenzado casi desde medio día.

-Me dices si pasa algo
+Sí, lo haré

¿Acaso fue una simple promesa vacía?
Ese pensamiento no salía de su cabeza «¿Solo lo habrá dicho para que dejara de molestar? Pero, ella nunca hace eso... Pero tampoco debo importunarla... Si no quiere decirme debo respetar eso...»

Seguía dando una y mil vueltas en el colchón.

Insomnio común, preocupación, ansiedad, problemas estúpidos de chica adolescente; tal vez una embriagante mezcla de todo aquello era lo que la mantenía despierta.
Aún estando soñolienta su mente no la dejaba descansar, las señales biológicas eran imposibles de ignorar, pero no surgían ningún efecto en aquel ágil y preocupado cerebro.

10 minutos, 20 minutos, 1 hora, 2 horas, una noche.
El tiempo daba igual.
Tiempo.

Finalmente el cuerpo dejó de luchar por descansar y ahora estaba listo para trabajar, aunque a esa hora no hubiera nada por hacer.

Ahora solo miraba el alrededor con cierto desconcierto; cama, librero, estantes, tocador, las mismas 4 paredes formando la misma habitación que había visto diario, ubicada en la misma casa que había visto desde que nació; pero particularmente hoy todo se notaba distante, como si conociera a memoria cada centímetro de la estancia a pesar de verla por primera vez.

Después de mucho tiempo su mirada se veía apesadumbrada, como si de pronto sus ojos reflejaran más años de los que había vivido.
La ventisca constante de la noche movía en un casi violento vaivén las copas de los árboles, la noche estaba en su mayor esplendor.

El insomnio aún era mayor que el sueño, así que comenzó a leer.
Últimamente no era precisamente una "devoradora de libros" como solía hacerlo, como solía llamarla su maestra tras leer una saga completa de 4 libros con más de 500 páginas cada uno en menos de 3 meses; ahora el simple hecho de sostener un libro era una hazaña.

Había dejado de leer por una razón: el tiempo. Siempre que su madre preguntaba por qué ya no tomaba los libros de la estantería como solía hacerlo ella solo respondía "la escuela es muy absorbente, el nivel es mayor y tengo muy poco tiempo para leer"

Tiempo
Tiempo era lo que sobraba en ese momento
Tiempo, infinito y arrebatador
Tiempo...

En algún momento de la lectura decidió cortar de tajo y cerrar el libro, acomodando antes el separador de metal que volvería a ver en otra noche de insomnio.

Volvió a mirar la pequeña habitación, la monotonía de que todo estuviera en su lugar, salvo unas cuantas cosas a punto de caer debido a acomodarlas mal.
«Rosa, azul, arcoiris, blanco y negro, al final del día todo se ve igual»

Al final del día todo se ve igual...

Relatos de un corazón dolidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora