The Pirate 🏴‍☠️ [l.h] PAUSADA

𝑐𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 24

Las estoy mal acostumbrando a tres por día jdkaj chale
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Carlo se desnudó totalmente y de un salto entró en la piscina natural que el mar formaba en la costa contraria, saliendo a la superficie mientras escupía un chorro de agua en dirección a Leven, que cayó directamente en su brazo.

Carlo miró con la boca abierta como cambiaba levemente a un color azul oscuro y brillante.

-Wow.-murmuró acercándose a la orilla sorprendido.

-¿Tienes miedo?-preguntó tímida, abrazándose, Carlo negó.

-No, creo que eso fue increíble.-admitió sonriente.-¿Te vuelves toda de ese color?-Leven negó.-¿Puedo ver?-preguntó emocionado.

Leven lo miró con una sonrisa hermosa y los ojos cristalinos, se sentía tan feliz.

Se quitó la 'falda' que Luke le había colocado y se adentró lentamente en el mar, ocasionando que las burbujas comenzaran a salir a su alrededor, hasta que el agua le llegó al cuello.

Le sonrió a Carlo antes de sumergirse completamente en el agua, sacando su cabeza unos dos minutos después, el menor la miró confundido.

-Yo te veo igual.-murmuró decepcionado, Leven sonrió, sacando su brazo tímidamente.

Tenía un color azulado que formaba escamas, eran leves y comenzaban desde su antebrazo, incrementando hasta llegar a su mano, con uñas largas y afiladas.

-Vaya.-murmuró tocándola con sorpresa.-Esto es increíble. ¿Puedo ver tu cola de pez?

Leven asintió, indicándole que se sumergiera en el agua y abriera los ojos, ambos se adentraron en la profundidad del agua.

Carlo abrió los ojos, mirándola fijamente con asombro, pero no se alejó de ella, solo se quedó ahí mirándola lo más que pudo.

Se veía incluso mejor que los dibujos de sus cuentos, y cuando pensó que no podía ser más increíble, las escamas junto a la cola de Leven comenzaron a brillar, sacándole una sonrisa al menor.

Al no poder aguantar más la respiración, nadó hacia la superficie, pudiendo admirar el brillo a través del agua.

Cuando Leven se mostró nuevamente frente suyo el pequeño solo rió.

-¡Era verdad!-gritó emocionado.-¡Eres una sirena de verdad!-gritó nuevamente sin poder creerlo.-Es lo mejor que me ha pasado en la vida.

Leven rió, acariciando su cabello dulcemente.

-¿Lo mejor?-preguntó sonriente, el castaño asintió, nadando hacia ella.

-Claro, nada se comparará a haber visto una sirena.-aún no podía creer que él, a sus siete años de edad hubiera conocido a una sirena, ahora las historias que su madre le contaba antes de dormir no parecían nada tontas.

Y mientras ellos se divertían nadando, el hombre desconocido no podía aceptar lo que acababa de ver, una sirena, simplemente podría hacer tantas cosas con esa información que se llenó de gusto, sacando una soga de su bolso hecho con una camisa.

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De vuelta al lugar donde se encontraban los cuerpos de los animales, con el cabello húmedo y sus prendas inferiores puestas, recogían frutas del suelo.

Carlo le daba una que otra mordida a Zuiverheid, quien ahora siempre caminaba al lado del menor, como si fueran los mejores amigos de toda la vida, aunque sólo habían pasado cinco días juntos.

Era una caminata tranquila y serena, en la que tarareaban aquella canción que Carlo le había enseñado a Leven, la mayor tomaba moras del suelo, dándole algunas al castaño, otras al ciervo y se comía las sobrantes.

El sol comenzaba a caer mientras el cielo comenzaba a teñirse de rosado, las aves estaban en completo silencio y no se habían topado con ningún animalito, era raro, pero no le tomó mucha importancia.

Tal vez todos seguían asustados después del incendio.

O tal vez no.

Al intentar tomar una banana, algo se enredó en su tobillo, tirándola con fuerza hacia arriba, golpeándose con fuerza contra el tronco del árbol, el pequeño Carlo gritó asustado.

-Leven...-dijo en voz baja, intentando encontrar de donde desatarla.

-Corre.-susurró asustada, sintiendo su cabeza palpitar por el dolor.

-No, no, te ayudo.-dijo nervioso, Leven miró con terror como una figura masculina se acercaba a ellos.

-¡Corran!-gritó pero ni Carlo ni Zuiverheid se movían de sus lugares, estaban paralizados. Leven suspiró, comenzando a cantar, mirando fijamente al menor.

Notó cómo sus ojos se nublaron y comenzó a correr de vuelta a la playa de piratas, con el ciervo a un lado suyo, ambos totalmente idos.

-Ah, ¿que tenemos aquí? ¡Una auténtica sirena!-dijo divertido el pelinegro.

Leven intento rasguñarlo, pero no dejaba de cantar, no iba a hacerlo hasta que Carlo estuviera lo suficientemente alejado.

El hombre negó riendo, al mismo tiempo que Leven se impulsaba para rasguñarlo nuevamente, acertando esta vez.

-No debiste hacer eso.-dijo serio, limpiando la sangre de su mejilla mientras sacaba una navaja de su cinturón.

Cuando Leven intentó arañarlo nuevamente, el hombre tomó su muñeca con fuerza y enterró la navaja en su palma, sacándole un grito de auténtico dolor al sentir como le traspasaba la mano.

-Te lo dije.-dijo tranquilo, amarrando una soga con fuerza en su cara, para mantenerla callada, esperando que así no pudiera aturdirlo con su canto.-Mira, esto puede ser muy sencillo para ti si te mantienes quieta.-dijo amarrando sus manos contra su espalda, llenándola de sangre, al igual que su brazo.

Sacó la navaja, ganándose un nuevo grito ahogado y lágrimas de parte de la ojiverde.

-Para asegurarme que no te irás corriendo.-murmuró con dulzura fingida, enterrando la navaja en su muslo izquierdo, Leven sollozó contra la cuerda.

La sacó y se quedó observando cómo su sangre recorría el trayecto hasta su cadera, por la posición en la que se encontraba.

-Pero es qué hay que ver cómo estás vestida, pides a gritos que te follen cariño.-murmuró, cortando la soga que la mantenía de cabeza, cayendo al piso con fuerza.

Se arrastró débilmente por el suelo, intentando alejarse inútilmente de aquel horrible hombre.

Le pisó la espalda con fuerza, ganándose un gemido de dolor de parte de Leven.

-Te he dicho, tú mantente quieta y todo irá bien.-murmuró divertido, mientras hacía demasiado ruido con sus manos, Leven sollozó sintiendo como ahora pisaba su mano perforada.-Vaya, el primer hombre en tirarse a una sirena, deberían hacerme una estatua ¿no lo crees?-preguntó, tomando su cabello en un puño, jalándolo para poder verla, sonrió para después soltarle una fuerte y dolorosa cachetada, que con las sogas alrededor suyo, la lastimaron mucho más.

Tomó un poco de la sangre de la menor y la regó por su cara.

Solo a un hombre enfermo le excitaría ver a una mujer sufriendo de esa forma.

-Bueno, cariño, ahora no te muevas.-dijo divertido, mientras abría su piernas bruscamente de una patada.

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K opinan?
):

Todo era tan soft al inicio, y ahora esto 🥺

Para hacerlas sentir menos enojadas conmigo, ¿Sabían que Charles es algo así como Calum? Y obvio Anton es Ash.