Capítulo 56 Entre rejas y detalles

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Ugh... Maldita sea...

Desperté con una fuerte jaqueca, de no ser por el abrazador brillo del sol quemando mi cara y mis ojos, probablemente no hubiera despertado, al menos, no ahora.

Levanto mi cabeza del suelo que aún permanecía húmedo por la lluvia de ayer, siento todo el cuerpo pesado, mis ojos aún no se acostumbran a la luz y tengo unas inquietantes ganas de vomitar.

Una vez que conseguí sentarme en el suelo, pude darme cuenta de mi entorno y analizar la situación, me habían llevado al patio y me dejaron en una jaula que se encontraba a la intemperie, de hecho, mi ropa aún sigue bastante húmeda, no recuerdo mucho de lo que pasó en esa pelea, pero si estoy aquí es porque hice enojar a los guardias, y mucho.

Y no estoy solo, a mi lado, en varias jaulas aparte, se encuentran varios reclusos más, a algunos los reconozco, los vi en la pelea, como al tipo barbón del fondo, parecemos animales en exposición.

Podría pararme pero eso solo me cansaría, además estoy adolorido y me duele la cabeza, debería quedarme un rato así.

- Buena pelea la de anoche ¿Eh? – Me dijo el tipo de la celda de al lado.

- ¿Disculpa?

- Ah, cierto, donde están mis modales, Vitaly Tarkovski, te daría la mano, pero si la saco de la jaula alguno de los guardias que nos vigilan desde las torres de observación me volaría la mano, perdona las molestias.

Se trataba de un hombre mayor, probablemente entre sus 50 o más, ojos marrones, cabello negro y algo canoso recogido hacia atrás, bigote del mismo patrón, piel bronceada, probablemente por su estadía aquí, vestía una chaqueta de cuero negro y un pantalón jean que sin duda habían visto días mejores, botines marrones igual de desgastados, tenía algunas arrugas en el rostro, además de pequeñas cicatrices, pero he de decir que conservó bastante bien su apariencia, al menos, para su situación.

- Eitan Mactavish Hope.

- Ah... Si, sabía que te conocía de algo.

- ¿Sabes de mí? – Pregunté extrañado.

- ¿Y quién no? Fuiste la noticia del siglo, al menos en este lugar. El pequeño Mactavish decidió seguir los pasos de su padre y se pasó a los rebeldes, te estabas tardando chico.

- No soy un rebelde... Cuando menos, no por elección propia.

- Inventa una excusa mejor, niño, di que eres de Rage y te ejecutaran aquí mismo.

- Créeme, no creo que sea una buena idea – Dije algo deprimido, no me he estado sintiendo bien últimamente, tanto así que inconscientemente deje que mis brazos descansaran en los barrotes de la jaula, y por mero reflejo termine agarrándolos con mis manos.

- Yo no haría eso si fuera tú...

- ¿Por qué? – Y para cuando me di cuenta...

¡PUM!

- ¡Aaaahhhhhhh! ¡MALDITA SEA! - Un guardia apareció de la nada y me propinó un culatazo a una de mis manos, un poco más y me hubiera roto los dedos, termine revolcándome en el restringido espacio de mi celda, como salga de aquí y lo tenga de frente... Ufff... Que dolor...

- ¡Y la próxima vez, te pegare un tiro! – Fue lo que vociferó antes de marcharse, tenía una pipa entre sus labios y una cicatriz en su mejilla derecha, no pienso olvidar esos datos.

Una vez que el dolor se aplacó, comencé a soplar mi mano con la esperanza de que eso ayudara a recuperar la movilidad, sé que tengo las lágrimas de creación conmigo, pero no creo que amerite usarlas en esta situación, dejare que trabajen de forma pasiva, como siempre.

El Lamento de los HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora