Your Wedding (X1 Seungseok)

Your Wedding

Estoy parado frente a las puertas de esta iglesia, preguntándome si realmente debería estar aquí. He estado repasando algunos de nuestros momentos mientras viajaba en el auto que me traería a este lugar, que nunca pensé pisar sin ti. Sinceramente me tomó por sorpresa la llamada que me diste hace unos meses, anunciando que te casarías, e invitándome a tu boda, como si lo nuestro nunca hubiera existido, como si no hubiese dolido lo suficiente.

Sin embargo, sabía que no podías ser tan indiferente, ya que noté tu voz algo temblorosa mientras pronunciabas esas palabras, "voy a casarme pronto". Algo dentro de mí, tal vez la esperanza, o los restos de mi amor hacia ti, se rompieron en mil pedazos en esos momentos, mientras mis ojos se llenaban lentamente de algo acuoso, que amenazaba con salir.

Estuviste en silencio por unos momentos, esperando mi respuesta, hasta que dije que iría a tu boda. Dios, no sé si fue por impulso, o por la incomodidad latente, pero eso era lo último que quería decir en ese momento. Sinceramente, quería mandarte al carajo, a ti y tus memorias, esas que pesaban hasta ahora. Sin embargo, sería injusto decir que tú fuiste el culpable de nuestra ruptura, acontecida hace algunos años atrás, no, definitivamente yo había puesto mucho de mi parte para que todo eso se rompiera, y me costaba admitirlo hasta este día.

Sentado al final junto a los demás invitados, recuerdo aquellas veces en las cuales nos teníamos el uno al otro, esos momentos en los que nos juramos amor eterno e imaginábamos una vida juntos, y me pregunto una vez más, por qué no te busqué mientras había tiempo. Sin embargo, debo volver a la realidad, ya no hay tiempo para contemplaciones, la música empieza a sonar y por la puerta te veo aparecer, más hermoso que nunca.

Te veo caminar del brazo de tu madre hacia el altar, tan radiante, tan irreal, que me pregunto en este momento si esto no es más que un sueño, uno que estoy teniendo mientras recibo tu llamada anunciando tu boda. No lo es, lo sé, ya que al pasar por mi lado notas mi presencia, y tu mirada se desvía por un segundo del altar, hacia mi dirección. Por un segundo, puedo notar una expresión de sorpresa y nostalgia en tu rostro, sin embargo dura tan poco que no sé descifrarlo con seguridad. Al final del camino, llegas hacia él.

Durante la ceremonia, me pregunto por qué me invitaste. Sinceramente, yo no hubiese hecho eso por ti si me estuviese casando ahora. Creo que el dolor de los recuerdos me hubiese impedido hacerlo, me hubiese costado aceptarte de nuevo en mi vida y habituarme a tu imagen, ya que si bien lo nuestro ha terminado, parte de los sentimientos que tuve por ti están aún dormidos en mi interior.

Termina la ceremonia, y empieza la rueda de fotos con los invitados. No sé si debo ponerme junto a los demás, ya que en estos momentos me estoy arrepintiendo de haber venido, además, no sé si sea un recuerdo grato para ti el que yo esté en uno de los momentos más hermosos de tu vida. Al final despejo mis pensamientos y voy a colocarme junto a los demás, bastante apartado de ustedes dos. Algunos me reconocen al verme y me dan una mirada curiosa, otros me miran con desconcierto, y hasta molestia, y otros, pues, simplemente ni me notan.

Luego de las fotos de rigor, sales junto a él, tomados de la mano, por el camino fuera de la iglesia. Todos los miran felices mientras lanzan el clásico arroz, tú luces radiante al igual que él, se ven muy enamorados y llenos de alegría, mientras que yo empiezo a tener una mirada ensombrecida y distante. Detesto sentirme así, ya que a pesar de todo lo que siento en estos momentos, te deseo lo mejor en tu nueva vida, y sé que eso no lo encontrarás conmigo. He sido muy malo contigo en el pasado y creo que este es mi castigo: verte casarte con él, nuestro mejor amigo.

Los veo separarse por unos momentos mientras saludan a los invitados que están alrededor. Te veo conversando con algunos de ellos, y puedo ver por un momento a nuestros antiguos compañeros de universidad, sin embargo están tan entretenidos contigo que ninguno me ha reconocido aún, lo cual agradezco, ya que prefiero no hablar con nadie.