Gritos, gritos y más gritos. No era algo que sorprendiera, de hecho era algo que todos se esperaban. El lugar era un desastre, entre risas y gritos por parte de los ocho héroes.
Auron iba por el lugar, hablando con sus compañeros y amigos.
Claro, todo iba bien hasta que llegó su turno de hablar. Su discurso no fue la gran cosa, y como todo sobornador comenzó a tirar diamantes a todos.
Rubén fue el primero que se apuntó en tomar todas las joyas que tanto necesitaba. Todo parecía ser en forma de broma, así que confiado se acercó al candidato para pedirle más diamantes a cambio de su voto.
Auron gustoso le entregaba los diamantes que quisiera. Todo a cambio de un simple voto.
Rubius claro que estaba contento con eso, pero le parecía poco. Era poco.
Y entonces una idea pasó por su mente. Sonrió.
Había encontrado a quien le ayudaría.
Solo debía hablar con él, llegar a un acuerdo y así poder tener un nuevo Daddy, pues era lo que más necesitaba ahora. La forma más fácil y rápida de encontrar dinero.
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El día había sido divertido pero cansado. A pesar de no haber ganado, Auron estaba feliz por todo lo que había ocurrido aquel día.
Recién llegaba a su casa, se había quitado ya el abrigo dispuesto a darse una ducha, hasta que escuchó su puerta ser golpeada un par de veces. Bajó al piso de en medio y vio a quien estaba fuera, Rubén.
Se desconcertó un poco pero abrió la puerta.
— ¿Rubius? ¿Pasó al- — no pudo terminar de hablar pues el híbrido pasó a la casa sin pedir permiso o algo. Meneando las caderas de un lado a otro como en un intento de "provocar" al azabache, una ves dentro del hogar volteó, quedando frente al de mechón amarillo. Auron sólo lo miró caminar, con el ceño fruncido y cerró la puerta detrás de él.
— Vengo a hacer negocios contigo, Auron— habló el rubio, cruzándose de brazos y con una sonrisa ladina.
— ¿Negocios de qué?
— Veo que tienes demasiados recursos— murmuró, acercándose al mayor a paso lento, el de traje solo retrocedió hasta que quedó contra la puerta. El ojiverde aprovechó aquello para poderlo acorralar, estando bastante cerca.
— ¿Recursos de qué?— preguntó Raúl, quien comenzaba a sentirse intimidado, sus mejillas se tornaron rojas al sentir como el rubio acariciaba desde su pecho hasta su muslo con uno de sus dedos y de forma lenta, causándole un escalofrío.
— Ya sabes, diamantes, karmas, dinero en general — lo miraba fijamente a los ojos, de forma lasciva. Tomó la corbata de su contrario y jaló de la misma, para acercar sus rostros. — He tenido muchas deudas y pagarlas se me hace tan difícil — observó con atención y deseo los labios ajenos, amenazando en cualquier momento besar al otro quien trataba mantenerse firme.
— ¿Y qué?— Rubén rió, acercó por completo su cuerpo al del mayor, comenzando a moverse de forma energética contra el cuerpo contrario, provocando un par de jadeos en Auron quien no tardó en poner su mano detrás de la nuca del híbrido para jalar los cabellos del mismo sacándole un par de gemidos bastante bajos, gustoso de la forma en la que el otro le trataba.
— Sexo a cambio de dinero. Estoy dispuesto a entregar mi cuerpo porque tú pagues mis deudas. Algo así como... Algo así como mi Daddy, yo te obedeceré, seré un buen baby boy, pero necesito tú dinero — habló antes de besar con brusquedad a su contrario quien correspondió, bajando sus manos hacia las caderas del menor, tomando el control en la situación y arrinconando al otro contra la pared, provocando que el híbrido se golpeara a lo que respondió con un quejido.
Se separaron jadeando, con los ojos cerrados, bastante lujuriosos y agitados.
— ¿Aceptas entonces?— susurró Rubén, soltando la corbata de su contrario, llevando sus brazos por detrás del cuello del mayor y acariciando el cabello del mismo. Esperando ansioso un "Sí" por parte del de mechón amarillo.
— Te quiero mañana aquí en mi casa a las seis de la tarde. Y más te vale venir con algo más... Presentable — Rubén rió y asintió.
— Bien, entonces me voy. Te dejo solo con tu "problemita"— le guiñó el ojo, alejando a su contrario y mirando de reojo la reciente erección de Raúl, quien rió nervioso.
Y en cuanto pudo, Rubius salió corriendo del hogar de aquel ex-político. Con una enorme sonrisa.
Por su lado, Auron tenía unas cosas de las que encargarse...
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Al llegar a su casa comenzó a buscar ropa para el día siguiente, tal vez algún pantalón ajustado, algunas medias, ¿Una falda? Tal vez esa última no era buena idea por ahora. Aunque no quería decir que lo tenía como opción.
Se sentía un tanto emocionado, no creyó que Auron aceptaría tan fácil. Supuso que ahora debía firmar un contrato, así como lo hizo con Vegetta.
Pero... ¿ Realmente todo saldría bien ?
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