IX. Cinco años sin Wei Ying.

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Mientras crecía no esperaba mucho de la vida. Él había crecido observando a su tío y el cómo este triunfaba en lo que se proponía, lo había visto triunfar académicamente, avanzar hasta tener una de las mejores escuelas de élite del país, él quería ser como él, lograr algo grande y sabía que con la disciplina que le habían inculcado lo iba a hacer. Jamás esperó que su vida se complicara tanto, lo peor era que solamente él sabía lo que estaba ocurriendo, el por qué cada día que avanzaba se sentía cada vez más decaído.

Avanzó tanto como pudo, aunque fue difícil, todos los días se levantaba cuestionándose si aquello que le sucedía era real, si es que no se había quedado dormido y aquello solo formaba parte de una horrenda pesadilla, pero sabía que no lo era.

Además de eso, cada día se cuestionaba sobre qué hubiera pasado si él se acercaba a Wei Ying, ni si quiera sabía si eso iba a funcionar, si el chico iba a comprender o si simplemente se iba a alejar cuando le dijera la verdad, si es que lograba tener el valor para hacerlo, ¿Hubiera podido soportarlo? Aunque aquello hubiese sido mejor que todos los "hubiera" que rondaban su mente todos los días.

Se levantó más temprano de lo normal aquella mañana, había comenzado su cuarto año en la universidad, las cosas no habían mejorado mucho en realidad, su tío y él se habían distanciado de cierta manera luego de ver lo decaído que se había puesto por el secuestro de Wei Ying, lo había cuestionado día y noche hasta el cansancio sobre si él era gay, sobre qué planeaba hacer y sobre ir en busca de alguien de confianza que pudiese arreglar aquel problema. Y es que él ni si quiera sabía la respuesta, ¿En verdad era gay? ¿Le gustaban los hombres? No lo sabía, ni si quiera sabía qué era lo que le gustaba del chico, no convivieron mucho y jamás pensó en él de manera sexual, ¿Entonces a qué se debía?

Preparó lo necesario para tomar sus clases, el semestre estaba por terminar así que no tendría mucho que hacer, después de clases iría a visitar a Wei Ying como lo había hecho todos los días durante cinco años.

Sacó su teléfono cuando recibió un mensaje, de alguna forma, Jiang Cheng y él se habían hecho cercanos luego de convivir tanto en el hospital, incluso los Jiang lo recibían y lo invitaban a su casa cada vez que celebraban algo especial, aunque la familia ya no era la misma, podía notarlo con solo verlos. El mensaje le pedía que se mantuviera en casa pues el clima iba empeorar, afuera llovía y hacía demasiado frío, pero eso no lo iba a detener y Jiang Cheng lo sabía.

•••

Subió por las escaleras en dirección al cuarto piso, el elevador tardaba demasiado y el ejercicio podría ayudarle a entrar un poco en calor, eran pasadas las seis de la tarde, había días en los que los Jiang no podían ir a cuidar de Wei Ying debido a su trabajo, entonces él estaba ahí, acompañándolo, aquello le servía, la tranquilidad lo ayudaba a estudiar, aunque a veces también le aterraba.

Entró en la habitación y quitó su abrigo, las gotas resbalaban así que lo colgó cerca de la puerta, la habitación estaba en silencio además del ruido que hacían las máquinas a las que el chico estaba conectado y el de las gotas golpeando con fuerza en la ventana, las sábanas blancas resaltaban en la habitación, pero aquello solo lograba inquietarlo más de lo que normalmente estaba.

Observó el rostro de Wei Ying, tan blanco y apacible, tan tranquilo, sus cabellos habían comenzado a crecer a pesar de que la señora Jiang se esmeraba para que las enfermeras le ayudaran a mantenerlo en línea, como al chico siempre le había gustado.

— ¿Wang Ji? Te dije que no vinieras hoy, es que jamás me escuchas.

La voz de Jiang Cheng lo sacó de su estopor, el chico cargaba un par de mantas.

— Sabías que no iba a hacerlo.

El contrario bufó.

— Le pedí a la enfermera que me diera un par de cobijas, hace frío aquí, ayúdame.

Segunda oportunidad |WangXian|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora