CAPÍTULO 4

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Mire el reloj, eran las once de la mañana. Normalmente nunca dormía hasta tan tarde pero ayer realmente estaba agotada. Me hice un moño con mis pelos de la mañana despeinados y me fui a la cocina a desayunar. Abrí la puerta de la nevera, pero mi parte de la nevera estaba totalmente vacía.

-Ya lo recuerdo, como ayer estaba destrozada no hice la compra. Supongo que tendré que bajarme al centro comercial a comprar.

Fui a mi habitación a vestirme. Como ahora solo iba a salir a comprar me puse la ropa más cómoda que había en mi maleta. Solo pensaba en cómo sería subir los cinco pisos con las bolsas llenas. Al salir de la habitación me fijé en la habitación de Rubius. Tenía la puerta abierta como ayer así que supuse que no había pasado la noche en casa.

En supermercado solamente me fijaba en lo caro que era hasta una bolsa de patatas.

-Vivir en Barcelona no es nada barato, pero comparado con esto. . . .- Murmuré mientras añadía productos a la cesta de la compra.

Después de gastar gran parte de mi presupuesto en la compra fui hacia el piso mientras revisaba el ticket de la compra. Al llegar el portal me fijé en que Rubius estaba abrazando a una chica. Dudé unos instantes en entrar o no, seguramente sería su novia y no me apetecía cortar el rollo.

-Espera aquí. Hola deja que te abra la puerta. Te veo bastante cargada. - La chica me vio y me abrió la puerta del portal. Lo primero que pensé era que en comparación a Rubius era mucho más simpática. -Bueno ya me voy, adiós, Rubius, mañana te veo. Adiós. - Dijo la chica saliendo del portal.

Sin decirme ni una sola palabra Rubius subió las escaleras dejándome a mí con las bolsas.

-Es increíble. - Pensé mientras subía las escaleras.

Al llegar a casa vi como Rubius ya se había sentado en el sofá y estaba bebiéndose una cerveza, a pesar de que eran las doce y media de la mañana. Yo me limité a guardar la compra su sitio correspondiente.

Cuando terminé cogí mi abrigo y me fui a la calle a ver un poco la ciudad. El apartamento estaba bastante bien situado así que opte por ir a pie en mi ruta de hoy. Vegetta y yo buscamos los sitios indispensables de Londres para cuando él vendría a visitarme.

Estuve todo el día fuera de casa y cuando llegué a casa Rubius no estaba. Me parecía muy extraño que siempre estuviera tanto tiempo fuera de casa, pero no le conocía en absoluto así que tampoco sabía que era de su vida.

Después de cenar llamé a Vegetta. Estuvimos un buen rato hablando de nuestro día sin darle mayor importancia a nada más. Al colgar el teléfono me quedé dormida un día más.

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Hoy era domingo, mi último día antes de empezar a trabajar. Como me fiaba de mi orientación opté por ir a localizar donde se encontraba mi próxima empresa, eso me ahorraría tiempo por las mañanas.

Al salir de la habitación, una vez más, pude ver como la habitación de Rubius estaba exactamente igual que ayer. Parecía que hoy tampoco había dormido en casa.

Durante el día de hoy tampoco iba a ver mucho, fui a ver dónde estaba mi empresa, cogí el metro para ver los sitios alegados de la ciudad como Camden Town y llegué a casa para la hora de cenar.

Después de una relajarte ducha me puse a hacer la cena. Cuando salí del baño me encontré con Rubius que estaba en el sofá.

- ¿Tú qué haces aquí? - Pregunté sorprendida mientras me ajustaba el albornoz algo avergonzada.

-Yo vivo aquí, ¿qué quieres que haga? - Dijo dando un trago de la botella de la cerveza.

-Ya lo sé, pero como apenas estás. . .

-Bueno, es porque no has estado en dos noches en el piso, igual tenías otro sitio donde quedarte.

-Bueno, no voy a darte explicaciones. Me voy a dormir. Por cierto, bonito albornoz. - Rubius concluyó la conversación y se encerró en su habitación.

Por mi parte, una noche más me quede hablando con Vegetta. Esta noche estaba algo nerviosa, mañana iba a ser mi primer día en un nuevo trabajo y eso iba a generar muchos cambios.

New Life. (Rubius y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora