The universe has moved for us

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The universe has moved for us
Without missing a single thing
Our happiness was meant to be
Cuz you love me, and I love you

— ¡Ya no lo soporto! — Un par de cristales rotos en el suelo, mejillas rojas y ojos irritados. Una mueca de disgusto en rostros diferentes. Uno guardaba silencio, el otro apretaba los puños hasta casi hacerse daño, hasta que los nudillos blancos se agrietaran y las uñas se encajaran en las palmas. — ¡¿Por qué no podemos?!— Volvió a hablar, un sollozo agrietando su voz. — Estoy cansado...de esto.

Min Yoongi extendió los brazos en una silenciosa invitación y no espero demasiado para que Jimin se enterrara en su abrazo y sollozara por fin en su cuello. Yoongi siguió sin decir nada en cambio, acaricio suavemente los cabellos de su pareja y beso lo que pudo alcanzar con sus labios.

No era una ley, si quiera una orden, era una advertencia escondida en sugerencia. Era saber que demostrar cariño en público tendría sanciones y consecuencias.

Al inicio no pareció importar. ¿A quién le importaba lo que dos chicos con apenas unos fans fueran tan unidos? No había mucho que notar de sus miradas cómplices o sus risas compartidas. Un poco de mención por aquí, un par de dibujos por allá. Incluso ellos sin temor se acercaban el uno al otro sin miedo a su cercanía demasiado intima. Incluso no pensaban al decir que el otro era suyo y no lo compartiría o no pensaban en que alguna foto en su red social siendo poco sutil seria algún problema. Hasta que la fama golpeo sus rostros y todo fue complico.

Aun con Jimin en brazos Yoongi se las ingenió para llevarlo al sofá y acorrucarse en él. Los sollozos habían bajado un poco, aun así, el chico no parecía poder tranquilizarse. Soltaba pequeños «perdón» que Yoongi no detenía. Sabia como era su pareja, sabía que esta era la mejor manera para que se tranquilizara, dejando que desahogara y luego haciéndole entender que él no tenía la culpa y que no tenía que pedir perdón.

No tenía que pedir perdón de algo que no podían controlar. Ni por los celos que sentía cuando alguien le tocaba o se acercaba, aunque fuera uno de sus hermanos. Era algo involuntario, era la presión de no poder hacer algo con tu pareja que era algo normal en su vida privada y continua. La presión de medir tus movimientos, evitando su toque, su mirada.
¿Tanta diferencia era si solo le abrazaba por un segundo en el escenario? ¿Los medios les llamarían de forma ofensiva y darían rumores que no podían negar, solo ignorarlos?

Su empresa no era mala, no les habían prohibido estar juntos ni amenazado realmente, era una sugerencia el que se mantuvieran alejados frente a las cámaras, una sugerencia de que parecieran más distantes para evitar los rumores. Era una forma de protección hacia ellos mismo, una que les hacía doler el corazón cada que tenían que "despedirse" con un beso y una sonrisa nostalgia tras el escenario y luego salir como si fueran solo compañeros.

—Te amo ¿lo sabes? — Murmuro Yoongi contra los cabellos rubios del menor. No había palabras que Yoongi pudiera decir para consolarlo que no haya dicho antes o que Jimin no entendiera. Los «es temporal» «es por nuestro bien» los habían escuchado por tanto tiempo, eran palabras tatuadas en sus labios. Yoongi no necesitaba decirle algo como aquello, Jimin solo necesitaba sentirse escuchado, apoyado y amado. Así como Yoongi le hacía sentir mientras le dibujaba con la yema de los dedos pequeños círculos en la espalda.

Jimin solo necesitaba sentirlo cercas, aun cuando pelearan y se gritaban cosas feas y groseras. Aun cuando Yoongi se iba del departamento para evitar que alguno dijera algo cruel o cuando Jimin lo empujaba lejos de su abrazado y corría a la compañía de Tae, para buscar un consuelo fraternal y desahogar su enfado. Aun con todo eso, al final de la noche o la madrugada, ambos terminaban en la misma habitación, en la misma cama y compartían de nuevo un consuelo que solo las parejas pueden darse.

—Lo sé. — Murmuro quedito, levantando por fin su rostro del cuello del mayor. El cual no pudo evitar mirarlo con inmenso cariño al notar sus ojitos llorosos y el pucherito de sus labios. Tampoco pudo evitar limpiarle el rastro de lágrimas de sus regordetas mejillas. — Yo también te amo mucho. — Se inclino para darle un besito en los labios, simple y dulce, como era Jimin.

Esta no era la primera vez que discutían el tema, no era la primera vez que Jimin lloraba por estar fastidiado de la situación. La entendía perfectamente, no era solo por el o Yoongi, eran los demás chicos de Bangtan que también podían salir perjudicados aun cuando ellos mismos habían ofrecido su apoyo en todo momento. Era que el fanservice con los demás era tan normal, tan buscado y aceptado. Era el hecho de que les pidieran separarse por cosas tan simples como compartir una comida o un viaje.

Si, estaban cansados de todo aquello, pero no podían tampoco dejar la música, dejar el grupo. No podían, se lo debían a sus fans, a sus familias, así mismos. Por ello, cada momento que tenían juntos lo aprovechaban aun si fuera estar solo acostados. Era una gran ventaja para ellos lo poco que le gustaba salir a Yoongi o lo poco que le gustaban las fotografías. Yoongi era reservado para todo aquel que no fuera Jimin o su familia.

Ambos compartieron un último abrazo en aquel sofá antes de levantarse y darse otro beso iniciado ahora por el mayor. — ¿Mejor? — Pregunto pellizcando una abultada mejilla.

— Claro que sí, ya estoy mejor. — Contestó con un puchero juguetón dándole a su vez un pequeño empujoncito en el hombro y levantarse hacia la cocina por algo de comer.

Ambos habían crecido juntos. Habían aprendido amarse y aceptarse con su ayuda y la del otro. Jimin ya no se brincaba comidas y no tomaba personal los malos comentarios, habia aprendido a amar su voz y su cuerpo. No había sido nada fácil y más de una vez Yoongi tuvo que consolarlo a su torpe y sincera manera, sin mentirle o endulzarlo, él amaba la voz de Jimin y siempre se lo recordaba.

Yoongi por su parte había buscado ayuda con sus problemas de ansiedad y había desahogado sus sentimientos en letras crudas. Había aceptado su cuerpo y que sentirse del asco algunas veces estaba bien, mientras no se lo guardara.

Jimin había sacado un par de galletas y preparaba dos tazas de café cuando sintió los brazos de su novio abrazarle desde la espalda, apoyando la barbilla sobre su hombro y respirar despacio la esencia del café y el perfume de Jimin combinados, soltando un ronroneo que hizo reír al menor.

Olvidándose de las tazas unos segundos, Park se giró y envolvió con los brazos el cuello de Yoongi, compartiendo una cariñosa sonrisa, llena de anhelo y experiencias. Hasta acercarse y besarlo, lento y suave, sin prisas. Por qué aun teniendo una vida ajetreada, siempre tendrían tiempo de perderse en los brazos del contrario. Aun cuando aquella escena se había repetido con anterioridad y probablemente se repetiría en un futuro.  

Cuz you love me, and I love youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora