Capítulo 1

23 5 2
                                    



" Me encantaría no crecer, trepar a un árbol tan alto que me lleve hasta el cielo y robar las hermosas y brillantes estrellas que solo puedo observar desde mi catre. "

Tristeza es la que lleva esa pobre alma. Es tiempo de llanto, un solo momento de silencio es el que aquella chiquilla tuvo para después avanzar hacia su destino. Nunca se podrá descifrar si fue su perdición, o si fue el principio de su trágica aventura.

El sueño que emanaba de esa áspera y callosa mano extendida en su totalidad era demasiado fuerte como para rechazarlo, solo el destino sabe que pensaba aquella cabecilla cuando se le ofreció la oportunidad de salir de ese pozo sin futuro del que no era un secreto que ella estaba metida. A cambio de todo esto tan solo un poco de compañía era lo que ese hombre deseaba de ella, por lo menos eso es lo poco que ella pensó antes de lanzarse a esa casona. Las puertas se cierran. Las ventanas. Los coches, la libertad fue como una llave que se tiro al vacío. Y recuperarla no era una opción. La pobre chiquilla que se paso su huérfana niñez entre llanto, golpes, sonrisas y trabajo y que entre la muerte de su madre aún así logró encontrar algo de alivio y felicidad tan solo mirando a las estrellas no volvió a ser la misma.

Poder. Era lo único que emanaba de ese hombre, era dueño de todo de lo que se podía llegar a ver, tal cual rey de la selva, dueño de todo lo que la luz del sol toca, aquella niña no tenía idea de lo que hacía pero cuando sus ojos se entre abrieron eso ya no importaba, ahora tanto como el ganado, los caballos y las tierras, ella era de su total propiedad, aquel pequeño cuerpo se sentía la cosa más tonta del mundo cuando ya no podía hacer nada para salvar su tierna y soñadora alma. El tiempo pasó, dejando con el al descubierto los extravagantes gustos de su señor, divinas almas seductoras las que lo satisfacían, no conforme con aquella sola chica. Aún así el tiempo también le dio un regalo a esa niña. Una chiquilla que entre las miseras sábanas de su casa, dio luz a una fuerte y sana nena. Una niña teniendo a otra niña. Que dicha.

Traviesa sonrisa juguetona y berrinchuda, rizos castaños inigualables. Un sueño dorado que no se puede disfrutar lo suficiente. Ojos grandes llenos de deseo de saber que hay más allá, labios carmín y ganas de soñar, ambas niñas eran un sueño hecho realidad, el único consuelo de aquella triste doncella. Apenas salía de una entraba en otra, la dulce Michele crecía como la mayor de las niñas, tras ella iba la hermosa Lucia, y la pequeña Brenda de la mano del niño de rizos de oro, pestañas chinas, ojos borrados, el pequeño Eduardo, siempre en brazos de la mayor de las niñas. Pues aquella progenitora siempre permanecía en cinta.

Al otro lado del rancho se mantenía a "raya" una unión vieja y desgastada pero frecuentemente concurrida, esta unión llevaba un fruto de cinco hijos. Mujer de la vida, mujer con años encima, rasgos marcados y mezclas indias, cabellos negros y tiesos. Solo el sabe que ha visto en ella y que le ha hecho engendrar cinco hijos con ella. Pero al fin su antigua mujer, mujer antigua aunque lleva los mismos beneficios, pues para el, cualquier mujer que se atraviesa por su camino lleva esos dichosos beneficios. Cosa que a la fina, ahora mujer, que lo esperaba en aquel rancho le era el peor conflicto que pudiese figurar su inmadurez, a pesar de sus ya cuatro crecientes hijos. Ella tenia cuenta de la existencia de ese círculo familiar que se escondía al otro lado, no era ningún secreto para nadie. Tenía sus sospechas de que aquella mujer llevaba consigo las viejas mañas de sus antepasadas, se rumoraba por ahí en el pueblo que lo que se le daba a aquella mañosa vieja era la cizaña. Hacia enfermar a la actual mujer de su antiguo hombre a través de rituales y toda clase de medios, vueltas y vueltas, cuchillos y entrañas, objetos góticos, rituales y magia negra. Cosas de rancho que se solían meter por las cabezas llenas de técnicas para lazar y crianza de ganado.

Desechos en la leche, bichos asquerosos andantes por la casa, gallos muertos tirados por las puertas, sustos por las noches y de más. Esos diablillos que se escondían del otro lado resentidos y con la ventaja de conocer a sus hermanos jugueteaba rudo a sabiendas de que eran los preferidos del padre, que eran los que se encontraban en la casa. Ellos vagaban de su casa hasta donde el rizoso caminaba por las orillas de la barda. Amenazas le volaban y travesuras lo evadían, el pequeño sin saber bien que es lo que pasaba tan solo buscaba en ellos compañía para jugar, aquellos diablos le aprovechaban las ganas de amor.

Aquella doncella harta de la maternidad corre a los brazos que tanto la golpearon en la infancia, y aclama a su viejo y rutinario padre a por mañas ante los demás hazañas del diablo para matar retoños. Eso la mantuvo serena durante años, pero si algo la joven no sabía es que la felicidad no es eterna. El pequeño Eduardo apenas y correteaba por todos los alrededores y otro llanto socorría los brazos de su madre. La pequeña Carmen era chispa andante. La supuesta alegría de el nacimiento no fue más que un pozo que se hundía más en tinieblas. El hombre era ignorante de sus hijos, solo quería una cosa. Aquella casa no llevaba puertas, los inocentes niños andaban por toda ella mientras aquel hombre procreaba más como un animal salvaje. Hombre de chispa y carisma, pudiente e imponente, escultura andante, muchos le hacían referencia como tal cual escultura caminante. Y no se quedaban chicos, aquella máquina de dinero no hacía más que viajar y como se ha dicho antes, hacer dinero a su paso, nadie nunca le enseñó a amar, una niñez al así nada más. Niños tan solo vienen y van al mundo, tal cual como los pequeños amigos que hacían los hijos de aquel tipo en la escuela. Mundo machista lleno de limitantes incluso para aquellos mismos hombres que tanto se valoran entre ellos. El estudio no era opción para estos hermosos retoños y mucho menos para las listas y hermosas flores que crecían en el pueblo. ¿Qué vida es esa? ¿Qué es el futuro para vosotros? ¿A quien le importa? No es relevante. Más que dejar semillas y arar, ese es el propósito verdadero del hombre. Solo para el. Los ocho girasoles inundaron a su madre, aquella niña pequeña que solo miraba al cielo. Momento de llanto, momento de dolor, vidas desperdiciadas, pero ¿Qué es en realidad el desperdicio? ¿Cómo se puede aprovechar un regalo como es poder ver el sol y la lluvia? No es relevante, muchos piensan, muchos otros ni siquiera piensan y punto. Bendito será mi lamento entonces, cada una de mis lágrimas en vano por esta triste historia, el olvido de la primavera tras la felicidad es algo que no se aprecia, pues todas las primaveras son tristes cuando no sabes por qué vivir, pero nunca te darás cuenta de aquello. Al tomar esa mano que te obliga a madurar ¿En que piensas? ¿Por qué lo has hecho? Decídmelo, ¿Qué es lo que quieres en tu vida? Tenéis razón. Es estúpido.

¡No lo es! La venda sale de los ojos, la sangre que corre se activa. Tres de aquellas chicas deciden sobre su futuro tal cual su madre lo hizo alguna vez. Cojan las maletas. La ciudad es arrasante. Corriente helada que despierta y no perdona, destino perdido entre el ruidoso claxon y un café. ¿Es acaso eso lo que quieren para mi? ¿Es eso mi motivo? Preguntas simples, ¿no lo creen?

Un triste y mal oliente basurero al que se atreven a llamar "hogar". Gritos, primos, tíos, golpes, estereotipos. ¡Que mal! Pero hay que resistir, ¿pero por qué? ¿Para qué? Quien va a saber eso. Trabajo duro, comida corrida, negocios, inseguridades, machismo, pero también hay felicidad, un restaurante recurrido y clientes a mares. Estupidez e inteligencia, es lo que hay.

Traumas, llanto y juventud eterna, el tormento de la joven y castaña Michele, trabajo duro, inteligencia desgastada. ¿Por qué no miras más allá? El ahora no es lo único que hay.

Sueños fuera de sí, amor, romance y trabajo, pero que va, ¿Unos ojos azules y lo que hay al otro lado de un río es lo único que te atrae?

Dinero, trabajo duro, familia y negocios. Trabajo. Trabajo. Trabajo. Familia. Familia. ¿Y tú? ¿Qué hay de aquel burro de carga?

El pasado no existeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora