Fiesta de pijamas

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La repostería nunca ha sido el punto fuerte de Luis y el desastre que han preparado en la cocina durante esa tarde no hace más que corroborarlo.

En su defensa tiene que decir que las cantidades no siempre están claras. ¿Una cuchara?¿Pero cuánto cabe ahí? Hay muchos tamañosde cuchara, no todas tienen la misma capacidad.

Además, tener que estar pendiente de su hija subida a su banquito a su lado, mirándole expectante y metiendo el dedo en cada preparación para comprobar el sabor, repitiendo cada minuto lo deliciosa que tiene que quedar la tarta, le pone aún más presión encima.

Ambos necesitarían pasar por la ducha antes de salir, pero no hay tiempo si no quieren que su plan maestro se eche a perder.

Cuando friega el último utensilio mientras Alba da saltitos por la cocina aplaudiendo, se siente como si hubiera corrido al menos una maratón y media. No puede entretenerse en recuperar el aliento porque aún tiene que ayudar a Alba a vestirse y no tiene dudas de que va a querer que la piene bien, y tiene el listón muy alto.

Al final Alba parece conformarse con las segundas dos coletas que le hace con unos coleteros de mariposas.

Decidir la ropa les ha llevado algo más de tiempo pero, en cuanto Luis ha mencionado que le dejabair en patinete, enseguida se ha lanzado a por el primer vestido de verano que ha visto en el armario.

Aitana no sabe que van a ir a buscarla, así que ir en patinete les va a ayudar a llegar unos minutos antes y no tener que llamarla por teléfono por haber llegado tarde.

Finalmente llegan unos minutos antes de las 7 a la plaza donde se encuentra el edificio de la radio y esperan sentados en un banco para que Alba recupere el aliento. Bebe de su botella de agua agarrándola conambas manos mientras balancea las piernas que no le llegan al suelo.

Luis deja una caricia en su cabeza algo más tranquilo después de haber comprobado que desde la última semana, Alba está más tranquila,menos irritable y muchísimo más contenta.

-Ahí- exclama sobresaltando a Luis, que casi tira la botella de agua que estaba cerrando.

Sigue con la mirada la dirección del dedo índice de su hija, que ya ha saltado del banco y ha cogido el patinete dispuesta a ir en busca de Aitana, que se detiene en la puerta del edificio mientras se despide de una de sus compañeras.

Ambos entran en el campo visual de Aitana antes de que la chica se vaya y no puede detener una sonrisa que a Luis le encantaría poder tatuarse en la memoria para que no se le olvide jamás.

Albase abraza a su pierna en cuanto Aitana dirige la mirada hacia ella, dejando caer al patinete a su lado.

Aitanase agacha a su lado antes de abrazarla y cogerla en brazos. Cierra los ojos disfrutando de un gesto cotidiano como si fuera un cometa que solo se puede avistar desde la Tierra cada 50 años.

-Feliz pumple-dice cuando se separan levemente jugando con un par de mechones de pelo de Aitana, que se muerde el labio y le parece que despedirse de los veinte ya ha merecido la pena solo por eso.

-¿Puedes ser más bonita?-responde acercándola de nuevo a su cuerpo y Alba se abraza gustosa a su cuello de nuevo.

Luisla abraza con un brazo en su cintura y deja un beso fuerte en su sien. Cruzan una mirada que grita todo eso que aún no se han dicho delante de Alba, pero que no por eso suena con menos fuerza.

Las manos de Luis y Aitana se rozan intencionalmente mientras caminan unos pasos detrás de Alba y su patinete en dirección a su casa.

-Alguien tuvo la idea de hacer una fiesta de pijamas de chicas, pero me ha invitado a mí también porque te iba a poner contenta que yo estuviera también, ¿verdad, cielo?-explica Luis cuando entran en la casa, decorada con algunos globos y serpentinas.

Canción Desesperada (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora