Advertencia: Este capítulo contiene violencia familiar. Mención de desmembramiento y tortura. Por favor no leer en caso de ser sensible. Y esto es totalmente canon dentro del AU.
Marco miro al frente, hacia el campo de batalla con una determinación increíble. Los monstruos estaban desplegandose con rapidez, era cuestión de días para que llegarán al castillo, tenía que actuar rápido.
Miro la bonita espada en sus manos con ira retenida y de nuevo hacia el frente. Pensó en su hermana, y todo su orgullo se fue a la mierda al pensar como la niña debería estar reprochado sus actos violentos hacia los monstruos.
Pero no se detuvo, alzó la mirada y su voluntad de ir hacia el frente se resbaló, pero se obligó a seguir sin detenerse. No sin antes intentar detener todo una vez más.—¡Sigue adelante Marco!—la voz de Solaria se alzó magníficamente por sobre la gran orda de soldados preparados para matar.
—¡Pero madre!—era su último intento por ser diplomático con su madre.
—¡No quiero llantos, esto es un campo de batalla!—declaró sin hacerle caso al castaño—¡obedece o será tu hermana la que venga en tu lugar!
Él chico se puso tan tenso como la cuerda de un violin o guitarra. Y más de un monstruo se detuvo al escuchar la amenaza. Miraron con ojos llenos de pena al príncipe, muchos de ellos hicieron correr la voz entre su especie. Había una esperanza, un gobernante no interesado en masacrarlos o eliminar ha sus familias. Solo si Solaria no estuviera viva podrían ver gobernar a Marco. Después de mucho tiempo en guerra estaban mirando la posibilidad de una nueva era sin más limitaciones o tener que ocultarse.
—¡No te atrevas!—desplegó sus alas de mariposa en medio del campo de batalla dejando a más de un aliado y enemigo sorprendido—¡Juraste por el apellido familiar que sí me unía a tu tonta guerra, tú dejarías en paz a Eclipsa!
Solaria se quedó sorprendida, su hermano nunca había tenido alas. Era nuevo que su hijo las tuviera, solo las hijas de la familia las habían mostrado, aunque claramente no tenían muchos varones dentro de la línea directa.
—¡Tienes alas!—grito inapropiadamente deteniendo la zona de guerra.
Marco miró a los lados y rápidamente se dio cuenta de su error. Las guardo dejándose caer al suelo con delicadeza con una sonrisa nerviosa. Pronto los monstruos huyeron y las fuerzas reales también se dirigieron hasta el castillo.
—Madre, yo...
—Nos encargaremos de que nada de esto se llegue a saber—aseguró tomando a Marco del brazo con fuerza incalculable—aunque tenga que arracantartelas, juro que nadie sabrá de esto.
Un grito agudo rompió el aire de manera tortuosa. Respiro de manera pesada e intentó no volver a gemir de manera patética. Pero no pudo, la sonrisa de su madre al lograr quitarle una de las magníficas alas de mariposa que parecían las de una Blue Mormón. Resultaban encantadorss con esos colores azules, el negro y el rojo apenas visible. Realmente le gustaban aunque las consideraba comunes. Ya las había arrancado una vez, cuando estuvo en la mewbertad.
Pero su magia se encargo de curarlas, pero ahora dudaba que sanarán, estaban siendo totalmente destrozadas.—Por favor, detente—la voz lejana de su tío destruyó su mente. Estaba a punto de irse a la inconsciencia.
—¿Por qué habría de hacerlo?, solo es una mariposa que no debía nacer—aseguró la mujer de cabello rojizo mirando con desprecio la que alguna vez fue la ala de su hijo.
Esperaba que Eclipsa las obtuviera, porque iba ha lamentar haber destruido las de Marco más adelante. Podrían usarlo como tapadera si su hermana no lograba presentarlas. Pero fue demasiado tarde, estaba cegada por la ira.
—¡Lo vas a matar!—el grito de su tío se vio apagado por el sonido de los guardias caminando hacia él para detener su avance.
—Sobrevivira, pero será tan patético llamarse Butterfly cuando no puede volar—se burló tomando la otra ala desde la base con sus manos y tirando tan fuerte que Marco profirió un grito aún más gutural.
Las lágrimas bajaron por el rostro apagado del chico. Sintió como su magia tiro de su ala para mantenerla unida como no pudo con la primera. Agitó los brazos desesperado. Podía sentir cada fibra de su ser agitarse e intentar unirse de nuevo.
Cada fibra de magia unida a su piel estaba gritando, el ardor incrementaba de forma antinatural. Pero por un momento se detuvo, ya había silenciado cada ruido que solo ponía más sensible sus sentidos. Pero nunca espero ver a Eclipsa parada a lado de su tío llorando amargamente.—Mamá—la palabra salió silenciosa y dulce—¡mamá!, ¿qué le estas haciendo a Marco?—dio un par de pasos tambaleantes.
Marco ya no sentía nada, su cabello sudoroso y libre se enredaba fácilmente sobre su rostro. Con el flequillo hecho un desastre. Realmente miró como su hermana intentaba entrar a la vieja mazmorra llena de su propia sangre y magia que escapaba inútilmente por sus heridas. Había usado magia oscura intentando solucionar todo lo que su madre estába haciendo en su cuerpo, pero no funcionaba.
—¡Vete de aquí Eclipsa!—su propio grito superó al de su madre que le miró sorprendida—¡Sal de aquí, no mires!—agitó los brazos que estaban encadenados apenas logrando el efecto deseado.
Su tío miró asustado. Claramente Marco estaba evitando que su hermana mirara. Pero lo que le sorprendió aún más fue que aún con su estado terriblemente desecho uso magia sin varita, logrando alejar a su hermana hacia la puerta y antes de cerrar con magia pura, apuntó hacia ella con sus dedos y murmuró.
—Mind erased and siliced—susurro por lo bajo mirando con cariño y amor a la chica—recuerda que te amo.
Y la magia hizo su deber, borro el recuerdo de la memoria de Eclipsa. Pero no la de su tío ni la de Marco.
Que cuando Justin se llevo a la futura reina ha sus aposentos. Los gritos de dolor puro regresaron. Su magia se rindió de retener su ala, el último tirón que dio su madre ocasionó que sus ojos brillarán como si estuviera excavando profundo, se elevó por un par de centímetros antes de caer sobre el frío suelo casi al punto del colapso. Miro sus alas siendo arrastradas por su madre, la sangre llenaba el lugar y su magia rugia furiosa. Solo se concentró en sanar sus heridas. Las pocas que podría cuidar. Justin regresó a los pocos minutos, su mirada en su espalda demostraba que quería llorar, él igual sentía que quería romperse. Pero sólo se arrastró más cerca de la única persona que sabría sobre lo que su madre había hecho.—Lo siento, lo siento—repitió múltiples veces mirando a su tío a la cara.
—No tienes que disculparte—declaró tomando entre sus manos el rostro del castaño.
—Tú dijiste que nunca las mostrará—sollozo—y ahora me las han quitado. Se fueron tío, ella me las quito.
—Lo sé, niño—susurro dulcemente intentando remendar a su pobre sobrino—dejame curarte y luego buscaremos una solución.
Justin prometió aunque sabía que no había una solución. Él tenía alas, pero por miedo a la reacción de su madre nunca las mostró. Con ayuda de Glossaryck fingió nunca haber pasado por la mewbertad. Ahora miraba que intento lo mejor por su familia, pero fallo. Tal brutalidad de su hermana debería ser castigada.
Marco tembló completamente fuera de sus recuerdos al sentir unas manos subiendo por su espalda con cariño, estaban intentando ser reconfortantes. Se erizo como un gato herido cuando estas rozaron por sobre la ropa, lo que alguna vez fueron sus preciadas alas. Desde que se había unido a Tom con la luna roja dejó de importarle mirarse en el espejo, observar por horas las heridas. Su magia ya no se sentía incomoda ante la perdida, entonces no necesitaba prestarle atención.
—Te amo—susurro Tom besando su labios con cariño.
—Yo también te amo—declaró acercándose al tacto cariñoso—¿Y estás seguro de querer casarte?
—Completamente—el beso en la coronilla fue totalmente amoroso.
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Él hijo de la perdición.
Hayran KurguMarco sabia que su destino nunca fue gobernar, pero aún así le dolió cuando su madre le miró a la cara diciéndole que no subiría al trono. Que su futura hermana lo haría. Entonces los nervios se le pusieron de punta y quiso dejar de estudiar magia...