Así pasó un mes, Omar y yo andamos siempre juntos cuando teníamos oportunidad, comíamos juntos y también a entrenar, apesar de que nos veíamos siempre en la uni siempre nos mandábamos mensajes, Omar se convirtió en un gran amigo, mi mejor amigo para ser exactos, tenemos un conexión inexplicable.
Omar me pasó a buscar para ir a entrenar.
—Lista— me dijo el emocionando
—Claro que sí— le dije casi gritando.
—Pues vámonos— Me dijo él con una seña de que me suba al carro
—Vamos— repetí yo.
Los dos nos soltamos a reír, mientras yo subía al carro.
Ya allá lista para jugar y el echándome porras como siempre, saben creo que nunca me cansaría de Omar, es una buena vibra que tengo conmigo y siempre me está apoyando en todo, hasta para acosar a las personas, si le digo que me gusta alguien el lo investiga y sabe hasta en qué hospital nació.
—Vamos, que si se puede— Grita Omar desde las gradas.
Lo volteó a ver y le sonrio.
Pasaron los minutos, solo quedan 10 minutos para que acaben el partido y vamos ganando por una ligera ventaja.
—¡Ay!— Grité y me caí.
No sé que pasó, pero me caí y al parecer me lastimé el tobillo, los médicos me están viendo al parecer tuve una contractura en el tobillo, pero ganamos, creo que no es nada grave, solo me pusieron un vendaje y unas pomadas, pero mi tobillo está hinchado y me duele.
Omar me ayudó a ir al departamento, —estoy bien— le digo— pero él insiste que debo de descansar, casi, casi me quiere llevar cargada. Entramos al departamento y el dolor del tobillo aumenta, no sé porque, pero duele un poco más cada minuto que pasa, si sigo a este paso se me hará un poco complicado ir a la uni, mañana.
—Segura que no quieres que me quede— me dice Omar
—No, muchas gracias, me imagino que tienes cosas que hacer— le respondí, aunque si me hubiese gustado que se quedara me gusta disfrutar de su compañía.
—Esta bien, si necesitas algo llamame— me dijo con una sonrisa y me dio un cálido abrazo.
Le dije que si con un gesto con la cabeza, se fue y en ese momento empezó a llover, la temporada de lluvias estaba empezando, ¡Genial!, Al poco rato entra Fernanda al departamento, me ve y me pregunta que sí que le pasó.
—Al parecer me lastimé un poco el tobillo— Le dije con forma de sarcasmo.
—¿Qué?— me dijo demasiada asombrada.
—Si, pero no es nada grave, en unas semanas estaré bien— le devolvi un sonrisa.
—¿Podras ir a clases?— comenta Fer
—No lo sé, tal vez si, eso depende de cómo amanezca mañana.
—Ojala y si puedas, pero mejor quédate descansando, si total no pierdes casi nada, vas adelantada en las tareas, aún no sé cómo es que puedes llevar adelantado tanto si te la pasas en la escuela, leyendo y entrenando— Me dice ella frunciendo la cara
—No lo sé— Le respondo y al instante suelto una carcajada.
Empieza a sonar mi teléfono, lo volteó a ver y es Edgar quién me llama, Fer sale del cuarto en ese momento le respondo a Édgar.
—Hola— me dice él.
—Hola— repito
—¿Cómo estás?, La verdad es que quiero platicar contigo, tal vez y podríamos llegar a algo para volver a intentarlo— oigo que dice mientras se le corta la voz.
—Ah— sólo logró sacar ese sonido, me quedé sin palabras, no creo que Edgar me fuera a decir eso, él es tan orgulloso, él dice -quien se va qué ya no vuelva, si ya no funcionó una vez, ¿Por qué funcionaría después?- no entiendo, pero ya no quiero volver con el porque realmente no lo quiero y esto se va a volver un círculo vicioso, no quiero que eso pase.
—¿Estas bien?— grita por el teléfono, sacándome de mis pensamientos.
—Si— le respondo.
—¿Que piensas Sofi?, ¿Hacemos que está funcione?— me dice él con un tono tan suave y a la vez como suplicando.
—No lo sé, no creo que sea lo correcto, Édgar— Le respondo lo primero que se me viene a la mente.
—¿Por qué no?, Se que me quieres y yo te quiero así, deja de hacerte la dura conmigo, te conozco y sé que te mueres por mi, solo estabas esperando el momento que te dijera esto—Dice Edgar, ¿Pero cómo se atreve a decir eso?, Ni siquiera había pensado en el en los días que han pasado desde que lo terminé, para ser verdad ni me afectó, tengo tantas cosas en que pensar y Edgar no es una de ellas.
—Claro que no— Le grité y le colgué, ¿Como va a pensar eso?, Es que es Edgar siendo Edgar, no va a cambiar y está mal.
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Ni amor ni odio
Teen FictionSofía es una joven de 18 años que acaba de entrar a la universidad, se enamora de un joven mayor que ella, pero se ve involucrada en una relación demasiada tóxica y hace que se aleje de las cosas que quiere y de sus amigos igual, ella ya no sabe que...