Capitulo 16 (Editado)

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Capítulo 16




No quería pensar en el dolor, no cuándo era lo único que conocía bastante bien desde hacía un tiempo ya y que levemente era apaciguado por pequeños momentos de felicidad que ocurrían pocas veces en su vida. No, en ese momento en dónde cometía cada acto que la guiaba de forma eficaz a cualquier estupidez que terminaría en dolor, se odiaba a ella misma en ocasiones.
Una total estupidez, así se sentía después de tenerlo cerca. Porque no lo negaba, era inevitable volver a caer, aunque después volvería a recordar y por supuesto volvería a sufrir. ¿No lo notaba? O tal vez era un ser masoquista que volvía por más luego de que la dejaran sin fuerzas en medio de una tormenta que amenazaba con destruirla, con llevarse todo lo que quedaba de ella.
Se juraba que no iba a tolerarlo más, que no iba a permitir que la humillara, que se riera de ella, que la despreciara nuevamente. Y ahí estaba, con la garganta seca y un nudo en el corazón. Viendo como en silencio terminaba de vestirse sin decirle nada, sin dirigirle siquiera una mirada.


¿Ella también había actuado así?

Sí, lo sabía, pero ella tenía todo el derecho, era ella quien estaba dolida por su abandono, por sus años de soledad a causa de sus acciones, él en cambio, ¿por qué lo haría? No tenía sentido, no había ninguna razón lógica que Maya pudiera aceptar.

Acaso, ¿era eso cruel? ¿demasiado? Desde siempre sólo quiso ser amaba, tener una linda relación y algún día llegar a tener una bonita familia, ¿estaba eso mal? No, no lo creía. Aunque comenzaba a creer que algo tenía que estar mal con ella para que la vida se encargará de hacerla sufrir tanto y tan constantemente a causa de él.

Ni siquiera la miraba, ni le dijo nada y todo en ella comenzó a temblar de rabia, queriendo tirarle cualquier cosa para hacerlo reaccionar, aunque sabía que sería inútil.
¿Qué podía decirle ella? Creía que nada. Es decir; él había llegado a su casa y ella lo había aceptado de nuevo. No fue violación, no era que ella no quiso o que puso alguna resistencia. Sabía perfectamente que algo así podía ocurrir y lo estaba viviendo en ese momento.

Aun así se planteó en tomarle el brazo cuando este lo había presionado en el colchón para luego levantarse, en un intento de llamar su atención, sin embargo, no lo hizo. Él con voz ronca y mirando la puerta con la intención de querer destruir la madera con la mirada, habló:

—Mañana iré a primera hora tengo entendido que hay una reunión importante para Marcelo. —dijo una vez pasado sus manos por su cabello en un intento de peinarse.

Sólo eso. Como si no hubiera pasado nada entre ellos minutos atrás, como si no acabarán de retar al mundo de la cordura por segunda vez con el acto más loco en sus vidas, como si no quisiera ni verla luego de no poder dejar de tocarla, acariciarla y besarla con tantas ganas. No había duda de que Dimitri era un total idiota y cada día se encargaba más de hacerlo notar.


Sus movimientos eran rápidos, queriendo irse cuando antes del lugar, dejándola sola de nuevo. Así que de sus labios salió lo primero que se le pasó por la cabeza. No supo por qué, ya que internamente también quería que se fuera, o tal vez no. Igual no lo meditó mucho sólo lo soltó sin más.

—Ya no iré a la empresa. —susurró mirando su amplia espalda tensarse. —Renunció, Dimitri.

Eso hizo que el hombre la volteara a ver con dureza.


—¿Qué? —soltó con brusquedad.

Maya suspiró antes de cerrar los ojos por uno largo segundo.

—Dije que renuncio. —se sentó en la cama tomando fuertemente la sábana que la cubría tratando de obtener una postura menos humillante. Aunque estando sin ropa frente a un hombre de metro noventa vestido con más dinero del que ella ganaba en un año, era imposible no sentirse humillada. —No seré más tu secretaria.

Punto débil © (Versión Corta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora