ocho

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Ahí estaba, en medio de la entrada por sin saber que hacer. Había pasado un minuto y no me decidía, irme con el era peligroso, él lo era.

El auto rugió, Natanael pisando el acelerador indicaba que mi tiempo para decidirme se estaba agotando. "¿Gabriela?" la voz de mi madre sonó a mis espaldas. Nata aceleró. "Gabriela" habló de nuevo, a la vez que el motor del deportivo amarillo rugía captando la atención de todos.

"Gabriela, entra" su voz era amenazadora. El auto sin moverse quemó llantas. "Deja que ese pendejo se vaya, no tiene nada que hacer aquí"

"A la verga todo" me dije a mi misma convencida de que me tenía que subir al camaro amarillo. Con todo y tacones bajé los escalones corriendo, casi me resbalo y me rompo la madre pero no sucedió. La voz de mi madre me dio motivos para correr, si me quedaba me iba a pegar una madriza por estar con Natanael.

Apenas cerré la puerta del copiloto, el auto salió resonando. Mi respiración estaba agitada, me sentía en una película.

Me maree simplemente de lo rápido que iba el auto, me aferré al cinturón de seguridad con los ojos cerrados.

Los abrí cuando escuché que se reía mientras me veía. Noté que ni el cinturón de seguridad traía; lo regañé. "No mames, ponte el pinche cinturón o bájale a esta madre" lo golpeé pero su risa seguía "¿y de que te ríes, menso?"

"Puedo apostar mi reloj a que es la primera vez que desobedeces a tu mami" bufé.

"Tu qué sabes"quité mi mirada de él y su ridículamente linda sonrisa.

"Niña buena" un enjambre de abejas se alteró en mi estómago cuando sus largos dedos acariciaron mi pierna. "Niña de mami. Ahora vas a ser niña de papi porque tu papi soy yo" sin que el lo notara me mordí el labio, sus dedos subían y bajaban a lo largo de mi piel expuesta.

"Las manos en el volante" dije luego de un rato, me sentí mal cuando sin protestar hizo caso a mi orden. "No estoy aquí porque quiera que me tires la onda" hablé "tu sabes de mi papá"

"Así es. Sé de tu papá" se puso serio "pienso contarte todo lo que sé, Gaby"

"¿Él se ganaba la vida de esa manera?" con la palabra esa, me refería a malos negocios.

"Sí" ouch, primera mentira.

"¿El murió por eso?" pregunté sintiéndome triste.

"Sí. En este negocio enemigos no te faltan nunca, los envidiosos; gente que hace lo que sea para tener lo que tienes" el camino era puro campo. Quería saber a donde íbamos pero necesitaba más información de mi padre. El auto seguía avanzando y en el camino no había más que árboles y arboles.

"¿Mi mamá sabe de esto?" asintió con la cabeza. Quería pensar que nos había estado mintiendo todos estos años para protegernos.

Sin darme cuenta mis mejillas estaban empapadas, no había contenido las lágrimas y rompí en llanto. El auto se detuvo y él me hundió en sus brazos, con una mano acariciando mi largo cabello.

"No puedo creerlo. Mi padre nunca fue un honrado empresario, no murió en un accidente automovilístico. Toda yo soy una mentira" chillé.

"Lo hizo para darte la vida de reina que te mereces" acarició mi pierna de nuevo, ya no de forma sexual sino cómo consuelo.

"¿Quien es el señor que fue a mi casa hoy?" eso era bastante confuso.

"Es Navo. Jefe de seguridad en el cártel de tu papá y también uno de sus mejores amigos. Lo protegió de  de enemigos, bueno sigue haciéndolo, ahora con ustedes"

"Nos prohibió estar cerca de ti" rompí el abrazo. "¿Porqué?" sequé mis lagrimas.

"Porque yo soy el enemigo, preciosa"

Siempre tú: Natanael CanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora