Los chicos no podían calmar a Marcus.
-¿Cómo que es Will? -preguntó Keanu.
Adrianna puso su mano en el hombro de Marcus.
-¿Estás completamente seguro de eso?.
-¡Si, es él!. ¡Yo lo vi!.
-¿Qué más viste? -Keanu trataba de mantenerse calmado por ellos.- ¿Está armado?.
-No, él es... Él está... -Marcus no encontraba las palabras para describirlo.- ¡parece un monstruo!.
-¿A qué te refieres con eso? -preguntó Isabelle confundida.
-Sus ojos, eran de color rojo y sus brazos tenían sangre..., no sé. Está muy oscuro afuera.
Keanu dio unos pasos, se agarró de la cabeza tratando de mantener la calma y volvió hacia él.
-¿Viste si trataba de entrar por otro lado?.
-Está buscando una forma de entrar, pero por lo que vi, evita las ventanas -Marcus miró a Adrianna.- parece que tu idea funcionó, pero no sabemos por cuanto.
Keanu seguía pensando como contactar a Nathan.
De repente, se escucharon pisadas en el techo, todos quedaron petrificados sin saber que hacer, mirando hacia donde se dirigían los pasos.
En un momento, dejaron de escucharse. Todos quedaron en silencio hasta que algo cayó en la chimenea, algo pequeño que no se llegaba a ver desde donde estaban.
Adrianna, que estaba más cerca de la chimenea que los demás, se asomó lentamente para agarrarlo.
-¡Adri, no! -le gritó Keanu.
De repente, algo la tomó del brazo y se la llevó, dejando atrás los gritos de aquella chica.
Los tres salieron corriendo para poder alcanzar sus pies pero ya era demasiado tarde, se la había llevado.
-¡No, no, no! -gritó Marcus.- ¡Adri!.
Corrieron hacia la ventana que daba a la calle, solo pudieron ver caer una de las zapatillas que Adrianna llevaba puestas pero no se oían gritos.
Isabelle lloraba desconsolada. Marcus gritaba lleno de ira. Keanu se agarraba la cabeza, sin emitir un solo sonido.
-¡Keanu!, ¡Keanu! -le gritaba Marcus.- ¡tenemos que salir a buscarla, la va a matar!.
Keanu estaba de espaldas, inmóvil.
-¡¿Me estás escuchando?! -Marcus lo volteó agarrándolo del hombo.- ¡tenemos que hacer algo!.
-¡¿Qué no viste que mató a Nathan?! -a Keanu le caían lágrimas de furia-. ¡¿quieres salir a buscarla sin tener idea de lo que él es capaz de hacer y de hacia dónde se la llevó?!.
Isabelle lloraba tapándose la boca.
-¡Al menos pienso en ella, en ayudarla! -Marcus estaba rojo por tanto enojo.
-¡¿Y tu creés que yo no pienso en ella y en Nathan?! -parecía que Keanu quería darle un golpe.- ¡Perdí a mi mejor amigo, a mi hermano!. ¿Creés que no quiero ir a buscarlos?.
-No veo que hagas nada para salvarlos -repuso Marcus.
-¡¿Quieres ir tras ellos?, bien!. ¡Hazlo!. Uno menos de quien encargarme.
-Oh, tranquilo. -respondió Marcus mientras Keanu se iba.- ya no te daré más problemas.
Keanu se dirigió al baño y dio un portazo. Isabelle trataba de calmarse y Marcus, cegado por la ira, empezó a patear las sillas y a tirar las cosas que había en la mesa, hasta que se sentó a llorar en el suelo con las manos en la cabeza.
Isabelle no sabía con quien ir, a quien hablarle. Se sentó en el sofá y con lágrimas cayendo de sus ojos, deseó que todo fuera un sueño del que pronto pudiera despertar.
Keanu salió del baño, con el cabello mojado y la remera salpicada de agua.
Se acercó hacia la ventana, no vio ni escuchó nada de afuera. Sacó su celular del bolsillo del pantalón y empezó a recorrer toda la casa, buscando un poco de señal.
Isabelle dejó de llorar, se secó las lágrimas y se levantó. Miró hacia la chimenea y caminó hasta ella. Pudo ver lo que Adrianna, minutos antes quiso agarrar. Se agachó y cuando lo vio, empezó a gritar.
Rápidamente, Keanu y Marcus se acercaron y vieron lo que había hecho a Isabelle ponerse de esa manera.
Era un dedo arrancado, el dedo de Nathan. Llevaba puesto su anillo favorito manchado con sangre, ese que tanto movía cuando se sentía nervioso.
-Hay que cubrir esta chimenea -dijo Keanu.
Los tres empezaron a buscar con qué taparla. Marcus fue a buscar en las habitaciones de arriba mientra que Isabelle, buscaba en la planta baja.
Lo único que lograron encontrar y llevar hasta la chimenea era puertas de armarios, mesitas de noche y algunas sillas del comedor.
-No hay nada más que esto en esta maldita casa -dijo Marcus.
-¿Cómo vamos a taparlo? -Isabelle miró a Keanu.
Él miró a Marcus.
-Marcus, ¿tu navaja?.
-Aquí está -sacó la navaja del bolsillo y se la entregó-. ¿qué vas a hacer?.
Keanu se hizo un corte en la mano, cerca del donde se lo había hecho la última vez y dibujó una cruz con su sangre sobre una de las mesitas de noche. Le entregó la navaja a Marcus y como pudo, metió la mesita dentro de la chimenea y ésta entró justo.
Isabelle tomo unas servilletas de papel para la herida de Keanu.
-¿Ahora qué? -dijo dándoselas.
Keanu pensó por un momento.
-Ya sé que vamos a hacer -dijo mientras se limpiaba la mano.- es nuestro turno ahora, tengo una idea que puede funcionar, pero es algo peligrosa.
Marcus e Isabelle se miraron.
Keanu se puso de pie.
-Es nuestra hora de contraatacar.
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Toc, toc... ¡¡No abras la puerta!!
TerrorÉsta historia te atrapará... ¿o será que ellos lo harán primero?