cap 1

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Nuestra historia comienza en el final de la anterior, con un bebé en la puerta de una casa cualquiera y una joven de veinte años hullendo entre los jardines de ese lujoso barrio.

Los Armstrong eran una familia adinerada. El hombre, James trabajaba en un gran banco y su mujer Elisa era profesora de arquitectura en la Universidad cercana. Ambos rondaban los cincuenta y tantos  y tenian una hija la cual se había independizado hace tiempo.
En cuanto a personalidades, eran totalmente opuestos. James, calmado, tranquilo y pacífico mientras que su esposa, pese al pasó de los años seguía igual de enérgica y risueña que cuando era niña.
Actitudes que hoy en día escasean.
Ambos llevaban juntos desde siempre,  y eran del tipo de parejas que parecían de película.

Volviendo a aquella noche, el matrimonio se encontraba durmiendo plácidamente en su gran cama, pues una cosa que caracterizaba a los Armstrong era su respeto a las horas de sueño.
Sin embargo, James no dejaba de dar vueltas intranquilo, pues un pequeño murmullo taladraba sus oídos, un murmullo procedente de la planta baja.

Cuando finalmente se dio por vencido se levantó con cuidado de no despertar a su mujer. Se puso sus zapatillas de andar por casa y tanteo en su mesilla con tal de tomar sus gafas.
A continuación, y a duras penas salió al pasillo, arrastrando los pies. Y con una mano apollada en la barandilla de madera bajó lentamente los peldaños de la escalera. Tal y como había supuesto la televisión estaba encendida, una suave risa (mas similar a un suspiro que a una risa propia) se le escapó. Al imaginar el porque de esto. Su esposa se la habia dejado encendía tras haber terminado de ver la final de la copa de fútbol de ese año. El señor Armstrong no era muy fanático de ese deporte, pues al contrario de su esposa él era más fanático de los documentales.
Encendió la lámpara que habia al costado del sofá y la habitación, anteriormente iluminada con la luz que salía de la televisión quedó bañada en una tenue luz anaranjada.
Rápidamente se arrepintió de ello pues el cambió de luces habia logrado terminar de desvelarle. Sin más que hacer tomó el mando de la televisión y se atrevió a mirar la hora.
Era la una y media de la madrugada, por lo que tras meditarlo levemente decidió volver a la cama. Por lo que apagó la luz y a continuación la televisión. Tras esto, subió las escaleras. Y no fue hasta que llegó a la mitad de estas que empezo a escuchar un llanto proveniente de la planta baja lo que le dejó desconcertado. Puesto que estaba seguro de que había apagado la televisión. De pronto, un escalofrío le sacudió entero al recordar todas las historias de fantasmas que había escuchado a lo largo de su vida, historias que siempre había considerado poco más que cuentos para no dormir. En ese momento se reprendia mentalmente por no haberlas prestado más atención. Cosa que le hizo entrar en razón y pensar que era suficientemente viejo como para dejar de creer en cuentos para adolescentes.Por lo que se obligó a si mismo a bajar y hallar la causa de ese sonido. Tras bajar vio que la televisión estaba apagada. Y que el sonido venía de el porche. Por lo que no se sorprendió cuando vio a un niño en una canasta de mimbre  y a una chiquilla corriendo a lo lejos.
De repente volvió a fijarse en la criatura que tenía a sus pies. La cual había dejado de llorar en cuanto llegó a su lado.
Se agachó y la tomó entre sus manos  y ambos orbes oscuros conectaron. Y en ese instante supo que tenía que cuidarla como si fuese su propia hija. Por lo que la colocó en el cesto de nuevo y la metió en su casa.
Tras girarse vio a Elisa, la cual al no sentirle a su lado en la cama se había levantado y ahora miraba enternecida la imagen de su marido con el pequeño cesto en brazos. Como si recordase años atrás.
Tras esto la dejaron en la mesa y se sentaron en el sofá a hablar como siempre hacían. Ella había encendido de nuevo la lámpara y  la luz de nuevo bañaba el lugar.
Tras unos minutos de silencio él habló.
-¿Qué haremos?-
Esas dos palabras los devolvieron a la realidad. Eran dos señores de mediana edad a los cuales les habían dejado a una niña en el portal.
-Podriamos quedarnosla.-
La mujer, que aún no habia visto a la pequeña la tomó en brazos y pasó lo mismo que con su marido. La niña de orbes oscuros la miró a los ojos  y tras unos instantes río. Y como la carne es débil, en ese instante Elisa supo lo mismo que su marido. Esa pequeña era su hija y  no había mas discusión.
Mientras que esto sucedía, James miró el cesto, y se sorprendió al encontrar dos notas. Una de las cuales iba dirigida a ellos.
Por lo que tras darle un vistazo rápido miró a su esposa la cual estaba colocando a la pequeña de nuevo en el cesto, y empezó a leer.

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⏰ Última actualización: May 07, 2020 ⏰

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