Capítulo Uno.

415 36 9
                                    

   El sonido de mi teléfono me despertó. Ese tono significa que me están llamando. Me senté en mi cama, estire los brazos, mientras bostezaba y agarré mi teléfono para ver de quién era la llamada.

   «¿Quién se dignó a despertarme de mi sueño con Chris Hemsworth?», pensé.

   Al ver el nombre de la persona que me estaba llamando no pude evitar sonreír.

   Era mi mejor Amiga en todo el mundo, Tessa.

   Atendí de inmediato.

—Hola Tess... —me interrumpió abruptamente.

—¡¿Dónde Demonios estás?! —preguntó en un grito. Aleje el teléfono de mi oído a causa de su chillido.

—Ah, en mi casa —contesté confundida—, para ser mas específica en mi cuarto, porque me acabas de despertar. —le explique mientras me pasaba una mano por la cara.

—Bueno, será mejor que salgas de tu cuarto y te prepares más rápido que flash —dijo, mejor dicho ordeno—, porque tienes veinte minutos para mover tu trasero hasta aquí.

   En lo que Tessa dijo eso mis ojos se abrieron como platos.

—¡¿Qué?! —grité. Corroboré la hora en mi teléfono, y sí, Tessa tenía razón al ver que Marcaba las Seis y cuarenta de la mañana.

—No puedes llegar tarde y menos hoy que es el primer día de clases, ¡Duh!

—Esperame lo más que puedas en la entrada —dije levantandome de mi cama y corriendo hasta el baño —. Bueno te dejo, bye.

—Bye. —colgué.

   Entre corriendo a la ducha, ya sin ropa, y abrí la llave de la regadera, el agua estaba helada pero no me importo. No lavé mi cabello porque si no me tardaría mucho tiempo, y en este momento tiempo es lo único que no tengo.

   Salí de la ducha envuelta en una toalla y cepillé mis dientes, peine mi cabello lo más rápido que pude, lo cuál no fue nada fácil, porque estaba muy enredado, parecía una bola de estambre para gatos.

   Para vestirme escogí lo primero que ví: consistía en una camisa manga larga, de lana, con los hombros descubiertos, color marrón. Un pantalón de jean ajustado gastado en las rodillas, con unas vans blancas. Deje mi cabello, castaño, suelto y este me llega un poco mas abajo de los codos.

   Agarré todos mis cuadernos, un estuche con mi lápiz, un borrador y un sacapunta. Agarre un libro enciclopedia, que tenía información de todas las materias. Por si acaso porque no tenía mi horario y no sabía que materias me tocarían el día de hoy.

   «Mejor prevenir, que lamentar», pensé.

   Tenía la mente agobiada, estaba un poco desesperada y me aterraba la idea de darle una visita al director Jefferson, por llegar tarde. Ese hombre podría hacer que la persona más valiente y temeraria se orinara en los pantalónes con sólo mirarla.

   Metí todas mis cosas en un bolso negro de cuero. También metí mi teléfono, un libro, un brillo labial y mis audífonos.

   Al tener mi bolso baje las escaleras de dos en dos, casi me caigo. Cuando bajé encontré a mi padre sentado en una de las sillas del comedor leyendo el periódico; sí, mi papá todavía lee el periódico.

—Buenos días papá. —serví leche en un tazón, después cereal y por último introduje una cuchara para poder comer la mezcla que preparé de desayuno.

¿Más Que Amigos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora