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Desde que vino aquella enfermedad todo era tortura para los demonios, ya no podían comer humanos porque ahora todos estaban en sus casas.
Douma estaba feliz, sentía la tristeza de ellos demás demonios, decidió animarlos un poco saliendo de su habitación con una sonrisa como siempre.
– ¡Buenas noches mis queridos mejores amigos demonios!
Algunos que estaban cerca querían correr del demonio que era jodidamente enfadoso.
– ¡Hola kaigaku! Te vez muy bien ahora
Kaigaku ya había oído rumores y demonios diciendo "Alejate de ese hombre" Solo le dio una sonrisa y desapareció.
– ¡Mis dos demonios favoritos!
Ya no había más demonios, solo quedaban sus 2 únicas opciones.
– ¡Akaza y kokushibo!
Kokushibo como siempre se quedaba callado solo lo saludo con la mano y siguió mirando el techo.
Akaza se alejo de el lo más que pudo, que asco tenerlo cerca y aunque sea pensar en su nombre o cara.
– ¡Estamos en cuarentena juntos! ¿No es increíble?
– Me da igual. . .
– ¡Que repugnante!
– ¡Ya se!
Douma fue corriendo hacia su habitación y después salió con unas pijamas de animalitos.
– ¡Ponganselo!
Kokushibo suspiro y se lo puso, akaza sabía que ese tipo era capaz de otra vez cortarle los brazos así que simplemente se lo puso.
– ¡Qué adorables! Ya verán, esta cuarentena será increíble!
Los abrazo y prendio la tele mientras miraba sus expresiones, la de kokushibo no cambiaba y la de akaza era de sorprendido, de verdad ka película lo había atrapado.
– <3 Ay,,, Akaza-dono esta disfrutando! Que bueno, la cuarentena es buena después de todo ¿Verdad?
Kokushibo asintió con la cabeza y akaza le tapó con su mano la boca para que se callara de una buena vez.
– Callate no dejas oir.
Douma vio por una pequeña ventana que ya se estaba haciendo de mañana.
– ¡Vamos a dormir! ¿Si? ¿Si?
Douma los cargo a los dos y se pusieron en la cama de kokushibo, ya que el vivía como un rey después de todo.
