Cole y Emma

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Después de la boda, o de lo que pretendía ser una boda, el señor Phillips finalmente se fue de Avonlea. El grupo de madres progresistas había dado una semana de descanso a los chicos mientras se daban a la tarea de encontrar un nuevo maestro.

Los días pasaron y era hora de regresar a clases. Al no encontrar un buen candidato las madres habían acordado en que el maestro que les daba a los pequeños les enseñaría a todos solo por un tiempo. Según Gilbert esa era la peor de las ideas, pues a pesar de ser un buen hombre aquel profesor era anticuado.

Emma y Gilbert llegaron juntos a la escuela y se separaron al entrar. Las cosas entre ellos estaban tensas, un día hablaban como si nada y al siguiente no podían entablar una conversación. La de cabello café dejó sus cosas en el perchero, esperando encontrar el lugar junto al de ella vacío dio la vuelta, su sorpresa fue grande al ver una cabellera rubia.

Entró en pánico, no quería sentarse con Billy Andrés, rápidamente buscó un escape y suspiró aliviada el ver que el compañero de Billy estaba solo. Caminó hacia el pero se vio obligada a parar cuando alguien la llamó.

-¡Emma! Espero que no te moleste que me siente contigo.

La chica trago saliva y sonrió falsamente, negó con la cabeza y cambió la dirección de sus pies. Se sentó al lado de Billy e inmediatamente se puso incómoda, simuló estar acomodando sus cosas para no tener que hablar con él rubio. Buscaba una salida de esa situación. Al ver un libro que no le pertenecía entre sus cosas, una pequeña llama de esperanza apareció. Era de Gilbert.

-Blythe.

Gilbert volteó cuando la chica lo llamó, se sentaba enfrente de ella.

-Dejaste tu libro de español entre mis cosas por error.

-Ah, gracias Emma.

Su amigo tomó el libro de sus manos y se sentó correctamente. Emma maldijo en su mente, ese no era un buen momento para que Gilbert no hablara con ella.

-Oye Emma, me gusta tu vestido.

Una mano se posó en su pierna sobre la tela. Emma se tensó y trató de quitar disimuladamente la mano, no lo logró, solamente ocasionó que el chico la subiera un poco más.

-Gracias Billy.

Su voz le falló un poco. Aunque Billy no se dio cuenta, Gilbert si. Empezó a prestar atención en la platica que mantenían ambos hasta que el profesor entró. La clase comenzó y Emma deseó que Billy se moviera, eso no pasó. Su corazón latía tanto que dolía, si respiración iba más rápido y era nerviosa. Volvió aquel sentimiento de ahogo, como cuando tenía que bañarse mientras trabajaba en el barco. El profesor no se percató del estado de la chica.

Billy aprovechó la falta de atención del maestro para empezar a hacer círculos con su mano en la pierna de Emma. El juicio de Emma se nubló ya no le importaba tratar de disimular, intentó mover la mano del chico bastante obvia. Billy solamente apretó su agarre. Desesperada se levantó del asiento. Sus ojos picaban, quería irse de ahí.

Billy actuó cómo si no entendiera que había pasado.

-¿Emma estás bien?-Gilbert habló.

La chica vio por última vez al rubio, cómo podía alguien ser tan hipócrita. Sin responder y sin devolver la mirada a nadie salió de la habitación ignorando los llamados del adulto. Tomó su abrigo y corrió lo más lejos que pudo de ahí.

Las lágrimas caían de sus ojos, ella creía no ir a ningún lado en específico pero su cuerpo sabía exactamente el camino que estaba tomando. En pocos minutos llegó a él Club de Cuentos. Entró y se sentó a llorar. Todo se acumuló dentro de ella, tal vez Billy no había hecho mucho, ni siquiera la había tocado. Pero para ella fue la gota que derramó el vaso.

Part of Your Sky (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora