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Al siguiente día Alex se paseaba intencionalmente por los lugares en los que, deducía, en algún momento podría encontrarse con Graham, hasta que por fin le vio después de almuerzo.

- Oh, hola. – Dijo Alex fingiendo sorpresa al divisar al otro quien iba camino al río.

- Hola, Gracias por salvarme de mamá anoche.

- No ha sido nada. Te he visto anoche y me pareció maravilloso.

- ¿Uh? – respondió Graham algo temeroso. Sin entender a lo que Alex se refería pensó que tal vez aprobaba la paliza que querían darles.

- Me refiero... te vi anoche en lo de la plaza. La gente de por acá es muy aburrida e ignorante. Es interesante cuando llega gente nueva y con huevos, con nuevas ideas. No dejes que te llenen la cabeza de mierda pueblerina.

- Por favor, no le digas a mi madre. - Rogó

- No te preocupes tu secreto está a salvo conmigo, ¿Graham? – consultó para conformar que había escuchado bien a la mujer en la noche.

- Así es, ¿Alex? – respondió con una sonrisa e imitando la entonación de su interlocutor haciendo que este riera auténticamente.

- ¿Hacia dónde te diriges ahora? – preguntó el mayor.

- Voy... voy a dar una vuelta por ahí, ya sabes, para tomar un poco de aire y no morir de aburrimiento dentro de casa.

- Te acompaño. – ofreció Alex, Graham se puso nervioso ya que mentía

- No, No me puedes acompañar.

- ¿Por qué no?, ¿te desagrado?

- No, de hecho, me caes de maravilla, pero lo que sucede, la razón es... - no supo que decir para excusarse, así que simplemente dijo la verdad. – Voy a lo de Damon y... a la gente de por aquí le desagrada él, supongo que a ti también. No le digas a mi madre.

- Tranquilo. A mí eso que dicen me parece que es un simple mito, yo soy diferente, no me dejo llevar por lo que dice la gente.

- Entonces, ¿me acompañas? – Preguntó ilusionado de poder presentar un nuevo amigo a Damon.

- No, paso por hoy, acabo de recordar que debo ver a un amigo, pero podríamos juntarnos por la tarde, yo vivo en aquella casa, puedes tocar y preguntar por mí, si no estoy puedes dejarme un mensaje y yo iré con gusto a visitarte. – Sonrió.

Luego se despidieron y Graham avanzó a paso rápido a su destino un poco contrariado al pensando que el otro tal vez no quisiera ser amigo de su mejor amigo, allí el rubio miraba nervioso por la ventana pensando en si tal vez el otro no podría ir a verle, pero allí apareció, acelerado y alegre, así que salió a recibirle.

- ¡No creerás lo que ha pasado! - Saludó Graham con entusiasmo, se hozo una pausa, el de ojos azules meditó un poco, pero no dio con una respuesta. – he hecho un nuevo amigo. Tal vez pueda traerle para que vengamos juntos a verte.

Damon se sintió un poco celoso por la facilidad del otro para hacer amigos y por el hecho de tener que compartirle con alguien más

El verano siguió avanzando, ya casi comenzaba a ser tiempo para Graham de volver a la escuela, su amistad con Alex se fue haciendo cada vez más fuerte, cómo él si podía ingresar a su casa, le enseñó sus habilidades con el clarinete y el saxo, su colección de discos y muchas otras cosas. El más alto fue notando que su atracción por el otro iba más allá de lo físico y la belleza del más bajo, cada vez que le veía su expresión cambiaba, era como estar mirando lo más bello y lo más preciado, pero aún así notaba que tal vez no era un sentimiento mutuo, así que se decidió por ir a conversarlo con alguien de confianza y Dave fue el elegido.

- cuéntame, Alex, ¿Por qué tan desaparecido?, ¿Ahora a quién te estas comiendo, Galán?

- ¿qué opinas de la homosexualidad? – preguntó al pelirrojo una vez instalado en su cama porque aquella noche se quedaría a dormir con él.

El de ojos azules se puso nervioso, cualquiera sea el asunto al cual el de cabellos oscuros quisiera llegar le incomodaba y no quería hablar de eso, ni de sus propios sentimientos ni de los que, suponía, su amigo sentía por aquel forastero.

- No está bien ni está mal, no es nada extraordinario. No pienses que te voy a felicitar si me dices que has decidido que te resulta agradable que te den por el culo. – Dijo intentando sonar divertido.

Alex rio a carcajadas y el padre de Dave golpeó la pared para que guardaran silencio.

- Me gustas. – Susurró el de ojos oscuros bastante cerca de la piel del otro, el pelirrojo sintió que su corazón se detenía. – Me gusta tu forma de pensar, por eso eres mi mejor amigo. Hay alguien que me lleva gustando durante un tiempo y me daba susto de que fueras a pensar mal de mí y me rechazaras.

Dave aún conservaba la carta en el fondo de su armario, tal vez sí había servido de algo escribirla y conservarla, pensó ilusionado. – Alex, yo ... - trastabilló casi inaudiblemente.

- Estoy enamorado de Graham Coxon, el chico nuevo con el que yo iba caminando aquel día en el que nos encontramos en la calle. – Sentenció cargándose el corazón del pelirrojo quien sintió un apretujo en el pecho y en la panza y un malestar en todo el cuerpo. – Y... ¿qué opinas? - Por respuesta Dave fingió con éxito una sonrisa y fue abrazado por el otro con fuerza y entusiasmo – Sabía que podía contar contigo.

Inti y la luna. GramonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora